Filología



4 / dic / 15: Recuerdo que, en charlas, clases, conferencias, me atrevía yo en pasados tiempos docentes a atribuir al factor televisión, con sus culebrones, un efecto benéfico de unificación de la lengua castellana, que contribuía a alejar la amenaza de una nueva fragmentación lingüística, como la habida en la Romania, amenaza que los filólogos de ambas orillas vieron cernerse a comienzos del siglo XX. Topo ahora por casualidad, leyendo a Francisco Ayala, con la más autorizada confirmación de aquella intuición mía, al citar el anciano escritor granadino un estudio de Gregorio Salvador, “quien, bajo el título de Un vehículo para la cohesión lingüística: el español hablado en los culebrones [1994], muestra cómo ese género de entretenimiento [consolida] nuestra unidad lingüística en una tan dilatada extensión geográfica.” (“Vitalidad actual de la lengua española”, En qué mundo vivimos, 1996). Otro estudio que corrobora este su papel benéfico es el de Jorge Ignacio Covarrubias, secretario de la Academia Norteamericana de la Lengua Española: “Las telenovelas ejemplares: Thalía, Betty la Fea y el idoma de Cervantes”, V Congreso internacional de la lengua española, Valparaíso, Chile, 2010.

3 de dic 15: A un lado del Pirineo, en el departamento francés de las Landas, está el municipio de Peyrehorade, que en gascón se se dice Pèira horada y significa en castellano 'piedra horadada" (del latín pietram foratam); al otro, en la comunidad española de Navarra, está Ribaforada, 'ribera horadada" (del latín ripam foratam). Llaman la atención del filólogo uno y otro topónimo agujereados, al observar cómo la f inicial latina se ha perdido por influjo del gascón en la Francia que la suele conservar, mientras en la otra vertiente se conserva de forma más aragonesa que castellana, cuando el vasco y el gascón, según aprendimos, deberían haber influido para hacerla desaparecer. Quiero decir con ello que el topónimo navarro, con estar tan cerca de San Millán de la Cogolla y de lo que se considera cuna del habla, parece más pariente de la fabla, más mirando a Zaragoza que a Logroño. Sí, pero tampoco tanto, ya que si así fuera, hubiérase llamado Ripaforata*, o al menos Ripaforada*, como la Ripa de Beloso se llama en Pamplona el paseo encaramado en lo alto de la orilla acantilada del río Arga. Vean pues, curiosos lectores, este mixto de castellano y navarroaragonés que conserva la f pero sonoriza las sordas. Y ¿qué decir entonces de Piedrafita? Pues que siendo dos, una gallega y otra aragonesa, ambas son tan mixtas como Ribaforada, con conservación de f inicial propia de sus extremos galaico y aragonés, pero con una piedra incrustada en el riñón de lo más castellana.

26 / nov / 15: ¿Qué decir de esta "impudente créature" de la que habla el memorialista duque de Saiont-Simon? "Depuis que le maréchal était devenu doyen des maréchaux de France, on n’appelait plus sa dame que la connétable ; elle en riait et le trouvait fort bon." O sea que reía porque oía llamarse, además de la condestabla, la coñoestable, la coño del establo o la coño en la mesa!! ¡Indecentes mariscalas, en verdad, las de aquellas calendas! 

 17 / nov / 15: Infamado quedó para siempre el fiacre, simón o coche de caballos como alcoba adúltera ambulante, desde que Flaubert lo usara para los desvaríos de su Madame Bovary. Pero qué mucho si ya en el Siglo de Oro español, el coche pasaba por alcahuete y todos los autores de aquel tiempo, Quevedo, Cervantes, Lope y otros más menguados, se ensañaron con él y lo pasearon por las acostumbradas, azotado en castigo por sus tercerías. El licenciado Vidriera, por ejemplo, comenta: “–Si dijeras que sacaban a azotar a un alcagüete, entendiera que sacaban a azotar un coche.”

El jocoso periodiquillo parisino Le Mirliton, que dirige el chansonnier Aristide Bruant, publica en su edición del viernes 30 de junio de 1893, y en su primera página, una cancioncilla del autor compositor Léon Xanrof titulada “Le Fiacre”. Cumpliendo con su cometido, “detrás de las cortinillas corridas, se oían besos”, lo que el marido desgraciado, que pasaba por allí, no sólo oye, sino que intuye obra de su mujer con algún fulano. Distraído por sus deducciones, resbala y es atropellado por el maldito fiacre. Detiénese el vehículo, baja una dama, y grita: “¡Genial, Léon, es mi marido; ya no tendremos que escondernos. Dale una buena propina al cochero.” Adúltero y asesino.

*** 
Curiosa narrativa la de esta doña Rosa Chacel en su novela Acrópolis, discutidora de todo, siempre empeñada en desentrañar el sentido de cada palabra o expresión que emplea, convocadora en cada párrafo de todo lo divino y lo humano; que lo mismo cita a Kierkegaard que a Dante, a Góngora o a Platón; olvidada de narrar y de la vida de sus personajes, de tanta cosa como tiene por decir a cada paso. Ex abundantia cordis... A ésta se le sobra por todos los poros y es capaz de llenar resmas de papel con un punto y coma que se le ponga de cebo. Gárrula prosa muy brillante que la hace, algo anacrónicamente para una novela de 1984, contemporánea de Max Aub, otro gran charlatán, ingeniosa, culta, orteguiana, como una María Zambrano que estuviera de tertulia en el café. Digna hija de su época republicano-institucionista en lo libérrima en imágenes, ideas y expresiones. Un motivo central es, por ejemplo, "el cojoncito rosa" que asoma por los bajos de un desgastado pantalón, entrevisto en el mañanero vagón de tercera que lleva a la protagonista de Madrid a Toledo.
Pero, por favor, doña Rosa, pare usted un momento de hablar y díganos qué le preocupa a tal personaje, de quién está enamorada tal otra. –Lo siento, no tengo tiempo, aún tengo muchas cosas que decir. 

Apostilla Pedro Provencio: Tienes toda la razón. Así me pareció lo no mucho que leí de ella, llevada siempre por una especie de vocación irrenunciable a decirlo todo y de la manera más "literaria". Como creo que te decía hace días: son esos frutos de la pre-guerra, algo rancios después por efecto quizás del exilio, pero qué enjundiosos y serios; y qué país habría sido éste si la conjura de los necios asesinos no hubiera provocado todo aquello. 
Y es que le ocurre –añado yo– como a los cuadros puntillistas de Signac, Seurat, etc., en que apenas si se adivinan los personajes o los objetos en medio de tantas pinceladas en suspensión. Aquí, apenas si se ve la trama o quién es el que habla en medio de tan descomunal palabrería invasora. Chacel, la novelista palabrista.



13 nov 15: Aún no había leído hasta ahora a la gran escritora, amena intelectual y excelente prosista Rosa Chacel, miembro femenino de la generación del 27 y una de las muchas mujeres que destacaron por aquellos años en esta España, que luego las condenó al exilio, como a sus compañeros. Leyendo su tardía novela Acrópolis (1984), me encuentro con una graciosa expresión, casi un refrán, que tampoco había oído nunca en mi larga y atenta vida: "Es más difícil que cagar con capa". Enseguida se representa uno al atribulado viéndoselas y deseándoselas para arremangar los bajos y faldones por preservarlos de mácula durante la operación. Ignoraban no obstante estos ocurrentes españoles que en la corte de Versalles era precisamente la capa lo que facilitaba la evacuación. Claro que no la capa del necesitado, que ya en el siglo XVIII había desaparecido de los salones en favor de las agualdrapadas casacas, sino por la de aquel encargado que, provisto de dos grandes pozales y envuelto en amplísimo manteo, recorría crujías y corredores ofreciendo sus servicios. Gracias a este retrete ambulante, cualquier cortesano podía, sin perder un ápice de su compostura y protegida su intimidad por la pañosa envoltura, proceder al alivio de su vejiga y aun a mayores consuelos. No nos quedan muchos testimonios gráficos de tan higiénica costumbre, pero la excelente película de Bertrand Tavernier Que la fête commence (1975), recreación de la época de la Regencia, nos da a ver este púdico uso de la capa. Refrán español hay que dice, en una de sus muchas variantes: "So mala capa yace buen bebedor". Proponemos se complete por otro que diga: "So mala capa yace buen cagador".

26 / oct / 15: Erich Auerbach escribe su Mimesis (1946) en Estambul, adonde también han acudido otros como Leo Spitzer o Leon Trotsky, huyendo de su perseguidores y acogidos por el clarividente y profético Mustafá Kemal Atatürk, fundador de la nueva república turca, moderna, laica, europeizante, para lo que invita a intelectuales y artistas a que le ayuden a construir ese nuevo Estado. Es algo que recuerda lo que Lázaro Cárdenas, por los mismos años, intenta hacer en su México posrevolucionario, adonde también invita, con su ministro Vasconcelos (¡y qué ministro!), a intelectuales y artistas para construir el suyo. Estos fugitivos exiliados, en concreto Auerbach, tienen que trabajar de memoria, sin poder consultar sus habituales fuentes de archivos, bibliotecas, que han dejado atrás y de los que, como aún no existe Internet, están completamente aislados. Memoria la suya digna de los Mozart que, a la salida de un concierto, eran capaces de trancribir lo oído en una partitura. Otro ejemplo parecido podría ser el de Pedro Henríquez Ureña al escribir su Veinte años de literatura en los Estados Unidos, estudio en el que  a menudo repite la frase: "Si el recuerdo no me es traidor".

29 / sep / 15: Dickens podía ser el Zola de la clalse obrera inglesa, sepultada en el infierno de la era industrial, por ejemplo, en esos Tiempos dífíciles de 1854. Pero, como es Dickens y no es Zola, hasta en los momentos más difíciles, rezuma siempre su humor, su caridad cristiana y su compasión por los pobres. Como anglosajón que es, se enternece y solivianta, pero sólo ve casos y soluciones de tipo individual. Su revolución, si alguna hubiese querido que se produjera, habría sido moral. Es como el papa Francisco predicando en la ONU sobre la desigualdad y la miseria.

Decimos los sabios como yo que el duque de Saint-Simon se parece a Proust. Somos menos los que pensamos que también se parece mucho al Hola. 

26 / sep / 15: Muy irregular este soldado Miguel de Castro (cf. 24 sep.), que cuenta su propia vida de militar, criado y chulo en Nápoles a comienzos del siglo XVII. Si a veces tiene muy buena mano para describir batallas navales, luego la tiene mejor para explicar en detalle las mil y una picardías a que recurre para poder salir todas las noches de la casa en que sirve y acudir al señuelo de su furcia enamorada. Pero lo que podría haber sido relato picaresco o casanovescas memorias pronto, y debido a lo obsesivo de su pasión irreferenable por la Luisa, se vuelve monótona y detalladísima descripción de los métodos empleados para salvar obstáculos, escalar muros y abrir puertas. Otra pasión que tiene y con la que también nos aburre un tanto es la coquetería en el vestir. Y así, con la misma minucia con la que nos refiere su nocturna y cotidiana labor de maestro ganzúa, nos enumera todas y cada una de las prendas, que parece una revista de modas de la época para salón de peluquería. Imagino que debe de ser una mina para estudiosos del vestuario en el Siglo de Oro, así como de los usos y costumbres de la aristocracia en palacio, pues no nos perdonará ni el más mínimo pañizuelo con el que se enjuga los dedos el conde su señor después de haber estado sobre "el útil de retrete". Lo peor es esa falta de plan general y coherencia en el estilo. No escribe mal el mozo, y más no siendo sino soldado, pero a menudo, y no sé según qué modelos que él leería, se encumbra a disparatar barroquísimos periodos oratorios dignos de aquella elocuencia sagrada de la que tanto se burlaría luego el padre Isla. Puede que haya algún eco del Guzmán de Alfarache en ese querer alternar picardías con sermones.
Es de suponer que el chico debía de ser un guaperas de aúpa y poseer otros muchos encantos, ya que no sólo las mujeres se le rinden, sino que todos sus amos, capitanes, condes o virreyes lo aprecian muchísimo y lo favorecen cuanto pueden cuando él no hace nada para merecerlo sino desobedecer, faltar a su obligacioneds y hacer perder la paciencia al santo Job.

25 / sep / 15: Por si no está clara la etimología de "castrense", sépase que lo primero que nos daban llegando al campamento era bromuro. Eso, sin hablar de otras castraciones espirituales, por decirlo así, de la mente y de la voluntad.

24 / sep / 15: ¡Cuánto es el gozo intelectual (cf. Jorge Wagensberg) del modesto filólogo cuando, a la vuelta de una página, topa con tan patentes testimonios del pasado! Todos sabemos que el ceceo en la pronunciación de ces y zetas fue moda que surgió en la corte de Felipe III en Valladolid a comienzos del siglo XVII, y que, por ser ocurrencia tan local como tardía, no pasó a América, donde aún hoy persiste el seseo primigenio. Leyendo La vida del soldado español Miguel de Castro escrita por él mismo (1593 - 1611), leo en la página 212 de la edición sevillana de Espuela de plata lo siguiente, que el autor narrador y protagonista pone en boca del conde de Benavente, virrey de Náploes desde 1603: "Zeñor Francisco de Cañaz, Vm. me parece que ez el virrey, que a mí nadie me prezenta nada, ni hacen cazo de mí".

6 / sep / 15: 
Para una antología de profesores de tinta y papel, después de haber sufrido junto al filósofo Cripure de Louis Guilloux (Le sang noir, 1935) y despreciado al odioso germanista Unrat de Heinrich Mann (1905), quedo subyugado ante el talento de dos admirables pedagogos, el uno norteamericano (aunque probablemente lituano), el filósofo del cuento “Medianoche en Dostoyevski” del libro de Don DeLillo El ángel Esmeralda (2011), y ahora, inmediatamente después y por puro azar, este otro maravilloso filólogo anglicista del relato de Stefan Zweig Subversión de los sentidos (1927). No sólo es buen profesor, lo que sería muy simplón para alguien como Zweig, sino que, al igual que Thomas Mann, se debate contra su propia homosexualidad y lucha por no ceder ante el atractivo de sus alumnos. Eso lo acerca al Unrat de H. Mann, ya que, también habitante de una pequeña ciudad provinciana, es víctima del ostracismo al que le condena la sociedad. Todos los profes, pedófilos o no, padecen de este rechazo y burla de la sociedad, como aún se ve de modo más patente en el pobre Cripure. Yo me libré de todos estos disgustos y contratiempos queriendo a las alumnas, y no a los alumnos.
Colmo de ingratitud discente y de persecución sufrida por docente, la que conduce al maestro de La lengua de las mariposas, el cuento de Manuel Rivas (1996), aquel bondadoso Don Gregorio, al paredón del fusilamiento perseguido a pedradas por su discípulo predilecto, Gorrión.
 
25 / 8 / 15: Volviendo a estas sodomías de las que hablábamos ayer, distinguían los franceses entre el bujarrón activo y el pasivo, nombrando al primero "bougre" y al segundo "bardache". No sé yo si el castellano, que tantas palabras tiene para nombrar a los homosexuales, ditingue a los unos de los otros con tanta precisión. Traen los diccionarios la palabra "bardaje" como sinónimo de "sodomita", pero sin otra explicación, y en cuanto a "bugre", sólo Quevedo la emplea en una ocasión en La hora de todos y la fortuna con seso, y, claro está, atribuida a los franceses: "Los bugres, viéndole demudado y colérico, se levantaron con un zurrido "monsiur" (XXXI). Es esa única referencia la que recogió en su día el venerable Diccionario de Autoridades, sin que el término vuelva a aparecer. Respecto a los bisexuales, dícese hoy día en el país vecino que funcionan "à voile et à vapeur"; pero en el pasado, se decía: "au poil et à la plume", y así lo expresa con gracia el duque de Saint-Simon. Dejo para otros discurrir sobre si esa "plume" tiene algo que ver con la "pluma" actual que el español advierte en quien no disimula sus preferencias sexuales.
Siguiendo con las flys, son de terciopelo; las hay pequeñas, grandes y muy grandes, que se ponen en las sienes; el récord que alcanza el cura condesa es de dieciséis; y el fin al que se aspira con ellas es a que la piel parezca más blanca: "Elle y avait mis une grande mouche ronde, pour les faire paraître encore plus blanches."[Se refiere a las teticas de una doncellita de quince años].
Otra curiosidad filológica: "Stinquerque", un pañuelo con nombre de batalla. Ningún diccionario francés me daba la solución de ese palabro que el curita emplea a menudo para cubrir con él el cuello o disimular el escote. Sólo el venerado Littré de 1880 resuelve mis dudas:

STEINKERKE (s. f.)[stin-kèr-k']

Grand mouchoir de toile de coton ou de soie que les femmes nouaient autour du cou, et dont les deux bouts pendaient, ou étaient entrelacés par devant.

• Monsieur le Duc, le prince de Conti, M. de Vendôme et leurs amis trouvaient, en s'en retournant à Versailles après la bataille de Steinkerque (1692), les chemins bordés de peuple ; les acclamations et la joie allaient jusqu'à la démence ; les hommes portaient alors des cravates de dentelle qu'on arrangeait avec assez de peine et de temps ; les princes, s'étant habillés avec précipitation pour le combat, avaient passé négligemment ces cravates autour du cou : les femmes portaient des ornements faits sur ce modèle : on les appela des steinkerques (VOLT. Louis XIV, 14)

On disait aussi cravate à la steinkerke.


24 / ag / 15:

Por si las moscas


“Mosca”, mouche, se llamaba en francés, cuando fue moda llevarlos, aquellos lunares postizos de quita y pon que las damas empingorotadas diponían como islotes sobre su piel, tanto en el rostro y cuello como hasta en las profundidaes del escote mas atrevido y generoso. Lo más asombroso de su uso fue la profusión. Así, leyendo las Mémoires de l’abbé de Choisiy habillé en femme, curioso librito de comienzos del siglo XVIII escrito por un mucho más curioso personaje real, vemos que sólo se ponen tres o cuatro cuando se va vestida modestamente; pero si se quiere lucir ante la sociedad en los salones de la aristocracia, ¿qué menos que echarse a pechos y cara una buena docena? Cuando la condesa protagonista, bajo cuya identidad se oculta el joven preste licencioso, decide vestir, peinar y adornar a su jovencísima favorita para que sea “la reina de la fiesta”, le descarga encima un enjambre de entre doce y quince: “Je mis aussi à ma petite femme douze ou quinze mouches”. ¿No serán demasiadas, señora condesa? –On n’en saurait trop mettre– nos responde tajante la protagonista narradora. Única condición, que sean pequeñas –“pourvu qu’elles soient petites”. Claro, porque si no, no se le vería la carita a la niña. Como moscas que son, tienden a caerse –tomber comme des mouches, ‘caer como moscas’–, pero por suerte, eso sólo ocurre ya de vuelta en casa, cuando una se va a acostar.
Curiosos resultan el personaje y su relato, como decimos, pero también otros aspectos del libro, empezando por su brevedad que contrasta con lo amazónico de la mayor parte de las memorias, culminando con las del duque de Saint-Simon y sus más de 8.000 páginas. De lo femenino que es el autor, hay que ver cuán gran número de estas pocas páginas se le van en describir con el máximo detalle todos y cada uno de los vestidos, peinados, tocados, joyas, afeites y todo tipo de adornos, que parece aquello una de esas revistas para leer en la peluquería de señoras. Curiosa la conducta de aquellos franceses de entre los siglos XVII y XVIII, por ejemplo, la de aquellos benditos padres que, acompañados de otras visitas, un caballero enamorado, un sacerdote anciano, etc., asisten risueños todas las noches a los retozos que en la cama se traen su tierna hijita al comienzo virgen con la condesa/futuro presbítero. Por último, y ya saliendo del libro, curiosísmo también el elevado número de gays declarados y de travestíes que pululan por las altas esferas, alcanzando su cima más alta en el hermano único de Luis XIV, siempre vestidito de mujer desde su más tierna niñez hasta su edad más adulta; hermano, por cierto, que compartió juegos infantiles femeninos con este cura Choisy. Mientras esto ocurre por las altas esferas, a otros maricuelas de baja estofa se les ejecuta sin más en la misma Francia y por los mismos años. Entre ambos extremos, los jesuitas se esfuerzan todo lo que pueden por hallar pruebas de pecado nefando en autores libertinos, ateos o racionalistas, a los que verían dichosos en la hoguera, como a aquel notable Théophile de Viau. Claro que tampoco estos santos religiosos estaban libres de pecado, ya que, como escribe en sus Memorias la cuñada marimacho de Luis XIV, la casada con el hermano afeminado: "Si l’on avait voulu punir ce vice, il aurait fallu commencer par le collège des jésuites.", Mémoires sur la cour de Louis XIV et de la Régence par Elisabeth- Charlotte d'Orléans.


12 / ag / 15: ¿Se ha perdido por completo el español en Filipinas? En espera de que nuestro (buen amigo) enviado especial en Manila José Manuel Abad nos diga un día de estos la última palabra sobre la cuestión, anoche tuvimos ocasión de hacernos una idea viendo en la Grutas de Sacromonte la película anglofilipina Metro Manila de Sean Ellis (2013). Por una vez, se proyectaba en V.O., y esta era en tagalo. Pues bien, el tagalo en el que discurren los personajes todos está continuamente salpicado de palabras en castellano, que han quedado incrustadas sin, a lo que parece, sustituto posible. Así, oímos claramente pronunciar: procesión, servicio (por 'servicio militar'), trabajo, trabajo peligroso, elección (por 'elecciones'), viuda, cajón y otras más que ya no recuerdo.

11 / ag / 15: ¿Cuál es el título francés de la película española de Carlos Vermut Magical Girl? La niña de fuego. Lógico, ¿no? Creo que en Francia los carteles anuncian: Director, Charles Jerez.
 
1 de julio del 15: Pero ¡qué soberano aburrimiento este Tiers Livre de Rabelais! Ya me habían decepcionado un poco por falta de acción el primero y el segundo, pero éste –del que ya empiezo a saltar páginas y páginas y no sé si llegaré a terminar– se reduce a la tozuda y macahcona repetición durante capítulos y capítulos de los argumentos, pronósticos y profecías en favor o en contra del matrimonio de Panurge. Eso es todo y no hay otra cosa en todo el libro. Todo se limita a si será cornudo o no. Y con eso llena un libro entero nuestro autor. Y dale con la verborrea y las enumeraciones sin cuento, a las que yo no le encuentro maldita la gracia. ¡Qué falta de imaginación, de creación de personajes, de inventiva en la acción o la aventura! Y para las pocas anécdotas que nos cuenta al paso, la inmensa mayoría están sacadas o de Erasmo o de Poggio o de cualquier otra víctima de sus robos. Donde esté un Swift con sus peregrinas invenciones, ¡que se quiten todos los Rabeleses del mundo! Y ya, para acabar de machacarlo, qué antiguo y qué medieval resulta tanta chocarrería, tanta sátira de la escolástica y otras ranciedumbres así; y cuán moderno resulta a su lado el gran Montaigne, todo vuelto hacia el futuro, modelo confeso para tantos herederos de venideros siglos. Puestos en la balanza, la posteridad lo hunde a uno en el olvido o la estima de lo arqueológico, mientras que el otro sigue estimulando y suscitando reacciones hasta ahora.

26 / 6 / 15: ¿Creen ustedes que saber español ayuda a leer y comprender aquel francés tan enrevesado que escribía Maese François Rabelais? A la vista de palabros como estos, yo me inclino por que sí:


Alan : alano (perro); en fr. mod.: dogue
Avellane: avellana ); en fr. mod.: noisette
Azzesgaye: azagaya); en fr. mod.: javelot
Bandollier: bandolero); en fr. mod.: brigand
Barberot: barbero); en fr. mod.: barbier
Baste: basta; en fr. mod.: suffit.
Bourrachon: borracho, -ón; en fr. mod.: ivrogne, -asse
Cabre: cabra; en fr. mod.: chèvre
Caparaczon: caparazón (en sentido de gualdrapa); en fr. mod.: housse
Cautele: cautela; en fr. mod.: précaution
Cautement: cautamente; en fr. mod.: prudemment
Caveche: cabeza; en fr. mod.: tête
Caveczon: cabezón (en sentido de cabestro); en fr. mod.: licou
Comprar: idem; en fr. mod.: acheter
Courtine: cortina; en fr. mod.: rideau
Embut: embudo; en fr. mod.: entonnoir
Enganner: engañar; en fr. mod.: tromper
Engin: ingenio, arte, maña; en fr. mod.: esprit, adresse, ruse
Espartir: esparcir; en fr. mod.: répandre
Espingarde: espingarda; en fr. mod.: fusil arabe
Espinoche: espinaca; en fr. mod.: épinard
Exclamer: exclamar; en fr. mod.: s'écrier
Exercite: ejército; en fr. mod.: armée
Fame: fama; en fr. mod.: renommée
Fonde: funda; en fr. mod.: gaine
Galline, gelline: gallina; en fr. mod.: poule
Garbe: garbo; en fr. mod.: prestance
Gayetier: gaitero; en fr. mod.: joueur de cornemuse
Habiliter: habilitar; en fr. mod.: aménager

etc., etc., etc.

23 / 6 / 15 Vuelve hoy don Pedro Provencio, poeta cortesano, sobre el tema que ya trató con maestría en fecha de 12 de mayo:
Leyendo esa maravilla que es Hijo de hombre, de Roa Bastos, me encuentro de nuevo ante la añoranza de una era adánica precolombina. Se queja el narrador de la "aculturación evangelizadora" que pareció Paraguay. Dice: "Los reflejos condicionados del Nuevo Testamento funcionan a todo vapor en las capas callosas del sentimiento religioso, que es la verdadera levadura de nuestra cultura mestiza. Todo el lenguaje castellano y guaraní, o su mezcla, ha sido 'evangelizado', ha quedado prisionero del Santo Sepulcro, entre los miasmas de la Redención. No podemos escapar." Tiene razón, pero no sólo para aquellas tierras sino también para éstas, sólo que aquí se "aculturizó" diez siglos antes y por eso nuestra escapatoria es más difícil todavía. Toda cultura es mestiza, don Augusto, en un sentido u otro, y quizás en todos. De ahí que la evocación de un pasado oprimido por la cultura presente desde la que se habla sea un espejismo idealista. La cultura es prioritariamente cosa de hoy y, si hay suerte, de mañana, pero hipostasiarla en el pasado nos lleva a encerrarnos en supersticiones y otras esclerosis mentales.
En otro lugar -una crónica periodística sobre Perú- me entero de que el quechua no era en el s. XV la lengua propia de los incas, que hablaban el puquina y adoptaron la otra, hablada sólo en las zonas comerciales costeras, porque así podían expandir mejor su poder. ¡A las horas!, como dicen por allí. Nada nuevo bajo el sol.


20 / 6 / 15: Claro que estas observaciones que ayer registraba nada tienen de original y desde tiempo inmemorial se ha acusado a la escritura de empobrecer la memoria. Un exagerado francés, en libro de 1919, llegaba a pretender que, por culpa de lo escrito, apenas si retenemos los nombres de nuestros parientes y amigos: "Ils ont rendu notre mémoire paresseuse et c'est tout juste aujourd'hui si les mieux doués parviennent à retenir les noms de leurs amis les plus intimes." (C. L. Julliot, L'éducation de la mémoire, Paris, 1919).

19 de junio del 15: Leyendo a Ildefonso Rodríguez, saxofonista de jazz y poeta, recuerdo aquello que nos aconsejaba el maestro Lázaro Carreter: que no tomáramos tanto apunte en clase, que dejáramos volar las palabras. Escribe el múscio leonés: "Dicen los araucanos: "La palabra escrita se pierde, la palabra oída dura para siempre". No es que estén dándole la vuelta al proverbio latino verba volunt, scripta manent; proclaman que la palabra oída es musical, viene con música y, por ello, es memorable, es canción." (El jazz en la boca, 9). En relación con esto, ¡hay que ver cuánta memoria se ha perdido desde que lo anotamos todo! Es algo parecido a la incomunicación que nos invade desde que todo el mundo está conectado con todo el mundo las 24 horas del día.

22 / 5 / 15: Lo que en España son mochuelos y olivos (cada uno al suyo, según el refrán), cambia de flora y fauna en Hispanoamérica: "Cada lora a su huanacaste", en Honduras o Nicaragua; "Cada chango a su mecate", en México. Rabelais, que ni era americano ni hablaba español, lo resuelve en su francés con un "Chascun à sa chascunière", que recuerda nuestro "Cada uno tiene sus cadaunadas". 
En cuanto al pretendido bilingüismo hispanoinglés en el que se empeña en sumergirnos este cerril gobierno y del que tan acertadamente hablaba Javier Marías en su página de El País semanal de este domingo, vean, lectores, qué cotas de analfabetismo trilingüe alcanzan algunas inscripciones públicas. "En el entorno del Parque Natural de Despeñaperros, se encuentra la Puerta de Andalucía, punto de encuentro con el Sur de España. Grupo Abades les ofrece un Centro Turístico, de Negocios y Comercial que evoluciona hasta la excelencia el concepto tradicional de estación de servicio." Pues bien, fruto de esta excelencia carreteril, los aseos se anuncian de la siguiente forma: "Caballeros, Gentleman, Chevaliers / Señoras, Ladys, Dames".

13 / 5 / 15: La voz "enjambriao" explicada por Manuel Gómesz Ros:
Hace unos años, se montó en el autobús urbano una gitana que acarreaba un saco de harina, de los que usan los repartidores de pan. Como viera que alguno de los pasajeros la miraba con curiosidad o con suspicacia, le pareció conveniente justificarse, a voz en grito: "Que llevo unos bollos que ma regalao el panaero pa mis niños, que están enjambriaos". Estuve a punto de aplaudir.
Como bien explica Silbi, la creación reúne el enjambre de chiquillos que tendría la señora con el hambre que pasarían los pobres, aunque también cabe suponer alguna influencia de "esmayaos", tan usado por aquí.


12 / 5 / 15: Escribe Pedro Provencio: 
En "El País Semanal" del domingo 10 de mayo (pág. 40) apareció un artículo de Juan Villoro titulado "Chingando a toda pastilla", como colofón del reportaje "Todas las voces del español", de Álex Grijelmo. No leí esta primera parte, quizás porque la opinión de Grijelmo me parece más previsible, y fui directamente a la página de Villoro. Comienza muy estimulante: "Mi padre nació en Barcelona, mi madre en Yucatán y yo en Ciudad de México". Mi lectura se lo pasaba bien, sin nada que objetar, hasta que el autor dice: "Escribir desde América Latina supone un trato peculiar con los vocablos. Existen lenguas anteriores (el guaraní, el quechua, el náhuatl); en consecuencia, somos nativos en un lenguaje adquirido. La relación con las palabras es más frágil cuando ahí detrás hay otras palabras". Poco después, recalca: "Cuesta trabajo ser literal en culturas donde las palabras fueron instrumento de dominación. Aprenderlas llevó a una apropiación peculiar, donde alterar el idioma significaba resistir. La colonia vio nacer un español lleno de valores entendidos, alusiones indirectas, mezclas híbridas con las lenguas originarias." Y aquí ya se me habían desatado las alarmas.
    No es la primera vez que leo declaraciones similares en escritores latinoamericanos actuales. Entre ellos están mis admirados poetas Raúl Zurita y Mario Montalbetti, los dos en primera línea de la lírica de allá (¡y de acá!), y el segundo, además, profesor de lingüística (trabajó con Chomsky). Esa actitud de víctimas de una opresión lingüística heredada me despierta reacciones que podrían ser sospechosas de un reflejo conolizador heredado también. Pero no porque ellos se sientan, a estas alturas, objetos de aquella opresión voy yo a considerarme opresor. Para estos escritores, digo yo, el español no es una lengua "adquirida", es "su" lengua. No puedo dejar de ver cierta postura artificial en quienes tuvieron como lengua materna el español -con sus particularidades chilena, limeña, mexicana, etc.- y sólo mediante estudios y contactos con su entorno se percataron de que existían otras lenguas que, por cierto, sólo son "anteriores" si se las considera diacrónicamente, es decir, sólo para especialistas, porque en el siglo XXI ya no pueden ser las mismas que la conquista desplazó, necesariamente han evolucionado por su cuenta y con la influencia del español, el inglés y quién sabe qué otras lenguas minoritarias andinas o amazónicas.
    Que José María Arguedas viviera el bilingüismo de manera dramática está más que justificado: su lengua materna fue el quechua, y el español le llegó como segunda lengua y como vehículo de cultura obligado. No puede aliviar aquel trauma el hecho de que en sus libros esa mezcla nos parezca precisamente un manantial de excelencia literaria. El fenómeno ha sido detectado, aunque no con la misma intensidad, en la poesía de Vallejo y en la narrativa de Rulfo. Pero quien ha sido criado y educado en el sector urbano de sociedades como la peruana o la mexicana, con un grado de hibridez no mayor que el de otras muchas de aquellas u otras latitudes, se aleja del objetivo de su crítica sociocultural cuando desempolva la socorrida conquista y la coloca en su punto de mira.
    No me entra en la cabeza que una invasión de hace cinco siglos sea más determinante ni más condenable que la imposición del latín en el occidente y sur europeos, una historia que empezó algunos siglos antes de nuestra era pero que no se consumó hasta mil años después. Los ingleses podrían protestar porque el latín se comió un buen pedazo del anglosajón, o incluso porque el sajón borró las lenguas de las primitivas tribus de Britania; y los indios norteamericanos, porque el inglés barrió hace apenas cuatro días absolutamente todas las lenguas anteriores a aquella otra conquista.
    Todos somos herederos de una historia lingüística calamitosa para muchas lenguas ya perdidas y discriminatoria para las que han sobrevivido, como esas lenguas "nativas" americanas, admiradas -quizás no fomentadas-, por sus raíces no occidentales y defendidas incluso por quienes no las hablan. Cuando los escritores latinoamericanos nos advierten -¿nos acusan?- de que persiste aquella injusticia, lo hacen en la lengua que fue y que sólo entre ellos sigue siendo marginadora. Pero todas las lenguas de hoy, y entre ellas el español de aquí y de allá, están experimentando cambios de ahora mismo, asumen influencias o sufren amenazas completamente actuales y tienen un futuro inmediato tan incierto como siempre que otras lenguas se han impuesto por las armas, por la cultura, por la economía o, en nuestros días y desde hace casi un siglo, por todo eso mezclado con los medios de comunicación. Una amiga mía lleva una mochila comodísima, comprada en Granada, cuya marca he anotado por si encontrara en Madrid otra igual para mí; se llama "Mamahuhu", locución china que -según alguien que escuchaba y que estudia mandarín- significaría literalmente "caballo caballo tigre tigre", pero que en realidad quiere decir "más o menos", "así, así".
    Para terminar, Villoro habla de una novela, El poder del perro, de Don Winslow, "donde los agentes de la migra y los sicarios hablan como personajes de una narcozarzuela, improbable Verbena de la Paloma con cocaína". ¿Improbable? Habrá que invitarlo a escuchar esa joya del género chico, donde don Hilarión, del bracete de dos chulaponas, canta: "Una morena y una rubia, / hijas del pueblo de Madrid, / me dan el opio con tal gracia / que no lo puedo resistir".


11 de mayo 2015: Entrada es ésta que duda entre albergarse en "Filología" o en  "Comecuras". 
La gráfica expressión del argot clásico francés "Jouer du serre-croupière" significa en francés académico: 'fornicar", 'practicar el acto venéreo'. Pues bien, ¿dónde se practica más en tiempos de Rabelais este apretón del nalgario? En Aviñón. ¿Por qué? "Porque es tierra papal" _añade el autor, sin vacilar un instante. "Les femmes y jouent voluntiers du serrecropyer, parce que c'est terre papale." Por si hubiera alguna duda, el erudito comentador don Pierre Jourda glosa en nota a pie de página: "Avignon appartient au pape de 1271 à 1790. La liberté des moeurs y était grande et appréciée des voyageurs."

8 de mayo: Sólo a finales del siglo XIX, como bien señalan los diccionarios etimológicos, el francés adoptó el plural "arènes", que hasta entonces lo reservaba para los anfiteatros romanos, para designar la española 'plaza de toros'. Así, Mérimée, don Próspero, en la primera mitad del siglo y en sus cartas a París, denomina todavía "cirque" al coso y emplea el singular "arène" para designar 'el ruedo'. Ya que estamos metidos en tauromaquia afrancesada, cuán francesa nos resulta hoy en día la palabra "toreador". Pues bien, lo que hoy nos parece galicismo propio de ópera de pandereta y de la Cagmensitá del mentado don Próspero era en tiempos pasados la españolísima y castiza denominación para el caballero lidiador, a distinción del “torero”, que era quien toreaba a pie y lo hacía por oficio o mediante pago. Entre infinitos ejemplos, véanse los entremeses así titulados (Entremés de El Toreador) de Calderón de la Barca o de Quiñones de Benavente, o el de Francisco Bernardo de Quirós, El toreador don Babilés.

28 / 4 / 15: Tras leer Una Lady Macbeth en Siberia, de Nikolai Léskov –que otros traducen por Una Lady Macbeth de Mtsensk– y El rey Lear de la estepa de Turguéniev, quiso leer El Othelo de la tundra de Gueranii Porotshenko, Ricardo III de la taiga de Arcadi Mermeladov o el Hamlet a orillas del Volga de Valerian Sollotzinski-Suspirov, pero no los encontró ni en librerías ni en bibliotecas. Si algún lector de este modesto blog hallare huella de alguna de estas obras, tenga a bien comunicárnosla.

27 de abril: ¡Qué razón tiene Walter Benjamin en admirar a Nikolai Léskov como el más legítimo representante de la raza de los narradores a la antigua, lejos de los novelistas problemáticos! Dentro de la producción novelesca de este autor ruso, considerado por muchos de sus compatriotas como el más conspicuo espécimen de la literatura de su país, el hercúleo y ya maduro novicio de monje que protagoniza la novela El viajero encantado (1873) es, si cabe, aún más cuentista que la Sherazade de Las mil y una noches, y se muestra como el auténtico narrador oriental, inagotable ensartador de historias sin fin. ¿Con quién podríamos emparentarlo dentro de nuestro Occidente? Pues con escritores del este como el checo Bohumil Hrabal, el húngaro Giula Krúdy o el polaco Bashevis Singer.
Pues leo también a Rabelais, quiero dejar aquí constancia de que, como ya me ocurrió con el Tartufo de Molière, tampoco este Gargantua me parece tan jocoso, truculento, carnavalesco y desaforado como lo pintan. Al fin y al cabo, es de lo más moderado y prudente. Los únicos excesos son en el comer. Por lo demás, la educación es ejemplar, la guerra es guerra y la paz, paz, sin que para nada intervenga lo descomunal de las dimensiones y fuerza del personaje principal, que se contenta con llevar una vida de estudiante modelo y con disponer sus tropas y dirigir la batalla, ni más ni menos que haría cualquier otro general. Su padre Grandgousier es tan magnánimo y benevolente, tan diplomático y pacifista, tan virtuoso en suma, que podría figurar como protagonista en una vida de santos. Aparte las chocarrerías de palabra, el consabido anticlericalismo superficial heredado del medioevo y las grandes comilonas, nada tiene la novela de subversivo, irrespetuoso o censurable por la autoridad. Un Estebanillo González antimilitarista y saboteador, o cualquier otro pícaro español ladronzuelo y antisocial son mucho más ácratas que la obra de este buen humanista preocupado por la pedagogía y respetuoso de todas las virtudes y, como se desprende de su plan de la abadía de Thélème, con una visión de lo más aristocrática de la sociedad. Veremos si Pantagruel u otros tomos cambian el tono general de la obra.
Comenta con harta razón el fiel Pedro Provencio: Leyendo tu comentario, recuerdo por comparación La Celestina: ése sí que es un libro demoledor.
Permítanme con todo que destaque un pícaro detalle de ornamenatción arquitectónica y jardinera de la muy noble y platónica abadía de Thélème, cuando el autor describe la fuente que presidía el centro del patio interior: "En medio del patio había una magnífica fuente de bello alabastro; sobre ella, las tres Gracias, con cuernos de abundancia, que vertían el agua por sus pechos, boca, orejas, ojos y otros orificios del cuerpo."

11 / 4 / 15: Volviendo de breve estancia en la Andalucía occidental y atlántica, traigo en el morral dos observaciones filológicas:
1) Que el suculento plato llamado por quellos confines "berza" es potaje que contiene toda clase de verduras y legumbres –y aun puede incluir alguna carne como manitas de cerdo–, pero ni una hoja de berza o col. Si, como dice Corominas, el étimo latino vulgar virdia significaba 'verduras', no andan descaminados aquellos andaluces en llamar a su plato así. El paso de virdia a berza prueba que, ya por aquellas remotas calendas, a los pobladores de esta Iberia lo mismo les daba la be que la uve. Por la noche, una gaditana afincada en Granada me confirma lo de la berza sin berza, y aún lo de que a la col se le llama poco así por este sur de España. Al contrario, en el norte, se habla más de berza que de col, y habría que ver si en el centro no predomina "repollo". Desde el Bierzo leonés se nos comunica que las berzas de allí, con judiones o fabes, tienen por base berza o col. Lo que se demuestra con el siguiente documento gráfico desde allí enviado:



2) Que, habiendo visto un día lluvioso en los cines de Sanlúcar de Barrameda, la película Cenicienta de Kenneth Branagh, quedo admirado de la persisitencia a través de los siglos y los continentes de la falsa interpretación, puramente oral, de la palabra "vair", que significa 'vero' o 'marta cebellina' y que todos, franceses incluidos, entendieron como "verre", 'cristal', movidos por la homofonía. ¿Sólo Perrault está en lo cierto, abrigando el lindo piececito de la futura reina con zapatilla de pieles? Ni siquiera Perrault, que ya comete el mismo error y escribe "verre". ¿Cómo pretendemos entonces que es un error y no una fantasía del autor? Véase lo que dice al respecto el mejor diccionario francés en línea, el del CNRTL:
Pantoufle de vair. [P. allus. au conte de Ch. Perrault, Cendrillon, où le mot était orthographié verre] Certaines fourrures rares, comme le vair, (...) ne pouvaient être portées que par les rois, par les ducs et par les seigneurs (...). Ce mot, depuis cent ans, est si bien tombé en désuétude que, dans un nombre infini d'éditions de contes de Perrault, la célèbre pantoufle de Cendrillon, sans doute de menu vair, est présentée comme étant de verre (Balzac, Martyr calv., 1841, p. 53).C'est par erreur (...) qu'on a dit que les pantoufles de Cendrillon étaient de verre? (...) Des chaussures de vair, c'est-à-dire des chaussures fourrées, se conçoivent mieux (A. France, Livre ami, 1885, p. 321).

Resulta que, como tantos novelistas actuales –W. G. Sebald, Bolaño, Vila-Matas, etc.– también Orhan Pamuk mezcla ficción y autobiografía de forma muy hábil y convincente.
 

31 / 3 / 15: ÁNCORA Y DELFÍN : La primera vez que me los encontré juntos fue en mi adolescencia lectora cuando los vi impresos, formando ornamental emblema, en el lomo de los libros de la colección así llamada de la editorial barcelonesa Destino. Tiempo después aprendí leyendo a Alberto Manguel (Una historia de la lectura, p. 253) que tal fue igualmente, ya en en 1494, la marca de la casa editora veneciana del humanista e impresor Aldo Manuzio. Y ahora, en 2015, me entero gracias al comentarista de Rabelais Pierre Jourda que la acertada combinación procede de la divisa latina del emperador Augusto Festina lente (‘Apresúrate despacio’) que luego hizo suya el almirante de Francia, consejero y gran amigo de Francisco I Guillaume Gouffier de Bonnivet (muerto por cierto a manos españolas en el desastre de Pavía), quien, según Jourda, la ilustró con el doble símbolo del delfín (la rapidez) y el ancla (la inmovilidad). Todo me parece muy bien y muy instructivo, pero me pregunto: ¿Quién fue primero, Manuzio o Gouffier? Porque ya es mucha coincidencia que al francés y al veneciano se les ocurriera el mismo bonito dibujo por los mismos años. Jourda nada dice de Manuzio, pero maître François, que sólo por alusión y en medio de toda una disquisición sobre los jeroglíficos, se refiere a la paradójica divisa del señor de Bonnivet y del emperador Augusto, cita al paso el famoso libro de incierta filiación Hypnerotomachia Poliphilii, que él llama Songe d’Amour y atribuye a « Polyphile» y Jourda en nota a Francesco Colonna. Lo gracioso es que este curioso y exitoso libro fue publicado en Venecia en 1499 por el mismo Manuzio, es decir ostentando en su portada el sello delfinanclado de su editor.
Wikipedia, al margen de todo esto, sólo habla de una librería barcelonesa llamada y adornada así entre 1956 y 2012. Josep Mengual Català, en su blog Negritas y cursivas, al hablar de la colección de la editorial Destino, se refieren a viejas monedas de tiempos de los emperadores Tito y Domiciano (siglo II), pero también a Erasmo, quien, en sus Adagios (1500, publicados por Manuzio en 1508), asocia las dos figuras y las comenta como símbolo de sabia conducta.
Dado lo a la moda que estuvo Erasmo por aquel tiempo en toda Europa, no es de extrañar que, sin conocerse entre ellos, varios fueran los que adoptaran tan elocuente como decorativo símbolo para sus distintas empresas.
Pero la clave de la relación, mucho más concreta y estrecha, entre algunos de ellos nos los va a dar Guy de Tervarent en su libro Attributs et symboles dans l’art profane. Dictionnaire d’un langage perdu (1450 – 1600), Droz, Ginebra, 1997. En él, este gran sabio nos abruma con sus ingentes conocimientos. Confirma la divisa de Augusto citando a Suetonio y la moneda de Tito por Karl Giehlow. Y nos explica que fue precisamente F. Colonna (de quien yo algo sospechaba) el que recomendó a Manuzio usar de tal símbolo como marca editorial. Lo más interesante es la relación de amistad entre todos aquellos humanistas y lo palpable de las influencias entre unos y otros. Pietro Bembo, el futuro cardenal, poseía una de esas monedas que regala a Manuzio; éste se la enseña a su amigo Erasmo. Al mismo tiempo, por Venecia circulaba una medalla con el perfil de Manuzio en la cara y el ancla y delfín en la cruz, que luego, por consejo de Colonna, quien ya se refiere al jeroglífico en su obra, terminada en 1467, el editor graba en las portadas de sus libros.
¿Eso es todo ? Aún podríamos añadir que si innúmeros son los editores, libreros y artistas de toda laya que se apoderan del afortunado binomio, y que el eruditísimo Tervarent menciona a profusión, sin embargo no hay la menor alusión al almirante muerto en Pavía. Lo que quiere decir que gente tan sabia como uno y otro estudiosos ignoran lo que el otro ha dicho. Y yo, más sabio que todos, sé lo uno y lo otro y así lo comunico a la Humanidad toda para que nadie quede horro de tanta ciencia.


26 / 3 / 15: Algún vestigio queda en algún hablar rústico, por ejemplo en los chistes de Forges, de aquel equivalente castellano del voici francés que es el "velay". Pero, en cambio, lástima es que se perdiera aquel otro tan sonoro como un quiquiriquí de gallo, el "cataquí", aún usado hasta comienzos del siglo XVI: cata aquí, ve aquí. "Cataquí el gualardón que recibo de la piedad que tuve" (Diego de San Pedro, Cárcel de amor, 1492)

25 / 3 / 15: Dígase lo que se diga, no todos somos iguales ni tampoco lo son las distintas culturas. No sé yo en toda la literatura románica de un poema épico –ni paródico ni burlesco– en el que un juez, arrastrado por la codicia y sobornado mediante grandes riquezas, se deja dar por el culo por un fornido etíope. No creo que a Lope en sus Dragonteas ni a muchos otros se les pasara por la mente una secuencia así. (*) Ariosto, hijo al fin de Boccaccio y otros muchos italianos, lo cuenta en su Orlando furioso con la mayor compostura y aun con miras satíricas y moralistas. No sé si en Rabelais, que no tiene nada de épico, áulico ni caballeresco, se podría encontrar algo parecido. Prometemos buscar.

    A questo gli risponde il brutto Moro,
               e dice: - E questo ancor trova il suo pregio:
      se non d’oro o d’argento, nondimeno
      pagar lo può quel che vi costa meno.

E gli fa la medesima richiesta
           ch’avea già Adonio alla sua moglie fatta.
De la brutta domanda e disonesta,
persona lo stimò bestiale e matta.
        Per tre repulse e quattro egli non resta;
e tanti modi a persuaderlo adatta,
       sempre offerendo in merito il palagio,
            che fe’ inchinarlo al suo voler malvagio.
(XLIII, 138 - 139)

Habría que ver si la expresión "dar por el saco" se relaciona con el dicho "la codicia rompe el saco."
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(*) Y más vale que no se les pasara, que por muchísimo menos, caía la Inquisición con todo su peso y, de entrada, prohibía el libro.

28 / 2 / 15: En 1981, Jorge Semprún publica una novela en Fayard titulada L'Algarabie, y ya desde el título, nota el lector que algo raro pasa, que aquello no es ni francés ni español, sino ese mejunje bilingüe en que hablan los emigrantes, los chicanos, los conversos, desterrados, ápatridas, judíos errantes y culos de mal asiento. Toda la novela está escrita así, con comentarios de vez en cuando por parte del narrador sobre la lengua en la que, casi sin darse cuenta, está escribiendo. Luego viene la premio Goncourt de este año, doña Lydie Salvaire –o Lydie Arjona–, que, en su libro Pas pleurer (bastante malito según no pocos lectores, ¿verdad, Pedro?), cultiva la misma mezcla en homenaje a sus padres republicanos españoles exiliados en Francia. Leo ahora un libro muy ágil y sugestivo, también publicado en 2014, de un autor francés nada español, Patrick Deville, cuyo título también sigue esta tendencia: Viva. Y en el interior, me encuentro con sorpresas como: "Voilà Lowry y Trotsky en la misma ciudad",  "des Indiens emborrachés dorment au fond", "les cactus viejitos que le proscrit allait déterrer". A este novelista bretón, la afición (por el español, por México y por Lowry), ya le venía de lejos, porque en 2004 publicó otra novela con el título de Pura vida. Así como hay una literatura chicana, ¿llegará a haber un día una literatura bilingüe francoespañola? Invadida Francia por la moda española de "bodegas", "tapas", "ferias" y "corridas", ¿volverá a ver su literatura hispanizada como lo fue tantas veces en siglos pasados? Como en aquellos tiempos en que Molière escribía bellos poemas en español con que hacía cantar a sus enamorados del Bourgeois Gentilhomme: "Sé que me muero, me muero de amor y solicito el dolor...", etc.

 24 / 2 / 15: En un relato que data de 1832, La mano encantada, Nerval deja caer al paso que el protagonista, un joven comerciante pañero, en tiempos de Enrique IV de Navarra, trata de aprender un poco de español "qu'il était bon qu'un marchand sût parler, comme aujourd'hui l'anglais, à cause de la quantité de personnes de cette nation qui habitaient dans Paris". Interesante testimonio, aunque no sea tan fidedigno en su primera parte como el de un contemporáneo, que nos muestra la extensión del español a comienzos del siglo XVII (1609) y la del inglés ya en la primera mitad del siglo XIX. En contraste con lo que ocurría en el Siglo de Oro español, véase lo que ocurre dos siglos más tarde, en la educación que Monsieur de Franval da a su hija Eugénie, protagonista de la novela de Sade, Eugénie de Franval, Les crimes de l'amour (1800): "On lui donna des maîtres d'écriture, de dessin, de poésie, d'histoire naturelle, de déclamation, de géographie, d'astronomie, d'anatomie, de grec, d'anglais, d'allemand, d'italien, d'armes, de danse, de cheval et de musique." El inglés ya figura de nuevo como primera de las lenguas vivas (curiosamente, el latín se ve olvidado entre las muertas) y el español  ya ha desaperecido del mapa intelectual.

20 / 2 / 15: ¡Vivan las traducciones a mocosuena! Desde la martirizada Ucrania, me llega hoy un mensaje que prueba el buen humor que aquellas gentes conservan en medio de la batalla. Mi amigo Vladimir me escribe: "Une chanson populaire "Bésame mucho" nous avons transformé à "Bes sala moutchous", ce qui signifie en ukrainien "Sans lard je souffre" Tanto es el amor nacional por el tocino, que sin él, los pobres ucranianos ¡sufren! Para ilustrar tal pasión grasa, me envía esta hermosa ilustración de lo que él califica de "plato nacional":



Como observarán, todo ello es tocino en forma de libro de recetas. Su título, en palabras del remitente, es: ABC de la Cocina ucraniana. Dejando de lado el tocino, ahora me explico por qué todos los acordeonistas del este de Europa que, por las calles de Granada, aturden al turista cliente de terraza, muelen sin descanso en sus instrumentos esa romántica canción sudamericana. Debe de ser tan popular por allí como por  aquí "Kalinka" u "Ojos negros".
Otro ejemplo de traducción expresamente infiel y aproximadamente homónima sería el de "Un petit verre to you" por Happy birthday..., especie de "Japi berdei tu yu" francés.

8 / 2 / 15: ¿Tanto han cambiado los puntos cardinales desde el siglo XVIII a esta parte, que veo que el S. está al norte y el O. al este? No tanto, pero sí que ha cambiado su denominación, pues la rosa de los vientos que adorna un mapa del arzobispado de Granada de 1732 lleva las siguientes iniciales siguiendo las agujas del reloj: S, O, M, P. ¡Es que ni una coincide con las actuales! Son, supongo, Septentrión, Oriente, Mediodía y Poniente. Pasa el tiempo y se imponen las nuevas denominaciones de norte, sur, este y oeste; pero no por ello integran los lugares a los que estamos acostumbrados, que la venerable y cursi Enciclopedia Álvarez, que edita por los años 60 la casa Miñón de Valladolid, "con ilustraciones del autor", en una de éstas expone ante los ojos del alumno otra rosa ventosa con la N a la izquierda, la E arriba, la S a la derecha y la O abajo. ¿Si será la E de España, que siempre está arriba? ¡Arriba España!

6 / feb / 15: Admirámonos, queridos lectores, de que Leonardo o Julio Verne idearan artilugios desconocidos en su tiempo, que luego la modernidad corroboró con sus inventos. No nos olvidemos del poeta Ariosto, quien en el canto IX de su largo poema orlandino, se saca del magín el lanzagranadas o bazooka, descrito con todo detalle como tubo hueco en el que se introduce el proyectil y que al dispararse, arroja por detrás una llamarada. Es el taimado rey de Frisia el que lo inventa y utiliza contra sus enemigos:

Fulgura por detrás como relámpago,
por delante revienta y lanza el trueno.

Sorprende, en aquel vistoso ambiente de caballería galante, ver a un rey agazapado, con su tubo de hierro al hombro, apuntando como un vulgar soldado de infantería actual.

29 / 1 / 15: Aunque estoy metido hasta el cuello en la lectura del Orlando furioso, me acabo de tragar el Tartuffe de Molière porque me han encargado un cartel para una representación en español, aquí en Granada, y así, parar inter nos, que nadie se entere, en voz muy bajita: ¡Qué flojito, señores, qué flojito! No digo que todo Molière sea así, no, pero ya es bastante aguantar alejandrinos pareados sin descanso, desde el primer verso hasta el último, de modo que los surcos que abren los bueyes con su arado nos parecen cabriolas de antílope en comparación con tal monotonía, para que encima haya que soportar tal inverosimilitud en todos los personajes y, aun peor, tal inversión de la situación en el último momento sin que nada lo justifique. No hablemos ya de las mil y una precauciones que toma sin cesar el autor para que no se le tome por libertino, heterodoxo e irreverente, subrayando en rojo que no todos los devotos son hipócritas, que no quiere atacar a la religión ni a ninguna institución sagrada, etc., etc. Danle ganas a uno de correr a leer nuestro brillantísimo, ágil teatro español del siglo de oro  y sus mil combinaciones de versos, nuestra picaresca con sus hipócritas mucho más plausibles y sus escarmientos. Escarmientos por la espada en teatro, escarmientos por la estaca en la novela, ¡qué aburrimiento tanta legalidad donde nadie se toma la justicia por su mano ni nadie se atreve a levantar la voz!

27 de enero 2015: Todos sabemos que "dar" significa entre otras cosas en castellano 'pegar, golpear' y que hay que traducirlo en otras lenguas por frapper, battere, to strike, etc. y no por donner, etc. Sin embargo, encuentro hoy en Voltaire un empleo de donner exactamente igual al nuestro. Escribiendo a Helvetius sobre Fontenelle, dice que si éste no quería abrir la mano en la que encerraba sus verdades, "c'est parce qu'il en avait lâché et qu'on lui avait donné sur les doigts." O sea que era 'porque la había abierto y le habían dado en los dedos'. Desde entonces, se había vuelto más prudente y ya no soltaba prenda. Y nosotros, filólogos, siempre tan contentos por descubrir cosas nuevas.

14 de enero de 2015. Amigos de la filología, quiero felicitarles el año con una adivinanza lingüística: ¿en qué lenguaje está chapurreado este mensaje de felicitación de año nuevo?

Belins, belines, chenuses fenottes et bons gones,
Pour cette nouvelle année que vint, nous vous souhaitons d'être bien vigourets et bien bouligants. C'n'est pas pour vous y dire, mais nous vous souhaitons tout un cuchon d'occasions pour mâchonner, pour se remplir l'embuni et se rincer le corgnolon.
Mais, grands gognands, niguedandouilles, torche-bugnes, caquenanos, après avoir bien fêté le 1er de janvier, goûté des grattons, dansé le chibreli, bu une centpote de beaujolais et évité d’être franc fioles, faudra ben à nouveau descendre les escayers en faisant bin attention de ne pas se petafiner le cotivet, s'écafoirer lepicou dans les équevilles ou glisser dans la piautre.
Bon, c'est pas tout ça, nous bajaflons, nous cancornons comme des catolles, mais notre panse réclame sa salade de groins d'âne, une platelée de couânes, un sabodet à point et un claqueret bien mûr.
Allez, nous vous faisons peter la miaille et à la revoyure en 2015 qu'on vous y souhaite une vraie bonne année !


Se trata simplemente del habla popular de Lyon, de lo que no queda en realidad sino algún que otro vestigio, aquí concentrados por sabroso y jovial artificio, pero que, como en el caso del navarro, otrora romance y hoy apenas dialectal reliquia, revela al ojo del aficionado la existencia del francoprovenzal, aquella tercera lengua de la Francia medieval que, entre la lengua de oc y la de oil, se extendía por el centro-este.

13 de dic 14: No se aclara uno con esto de las lenguas revueltas por la historia. Se celebra actualmente en la Conciergerie de París una exposición conmemmorativa del nacimiento del rey Luis IX de Francia (1214 - 1270) y, entre los objetos personales que allí se exponen, hay un salterio en inglés (!), que, según se explica, es con el que el niño real aprendió a leer, y eso porque su abuela materna era Aliénor Plantagenêt (1161 - 1214). Para empezar, no se pretenderá que la abuelita le enseñara las primeras letras cuando, la pobre, moría al  mismo tiempo que nacía el prometedor retoño. Segundo: ¿por qué tenía que aprender a leer en inglés el delfín de Francia? Tercero: ¿por qué doña Aliénor debía saber inglés, rezar en inglés y legar un libro en inglés a su nieto, si nacida en Normandía y criada en Poitiers, abrevó su infancia con la poesía en lengua de oc y a los nuef años la casaron con el rey Alfonso VIII de Castilla, y en Castilla residió hasta su muerte y entierro en el monasterio de las Huelgas de Burgos? Muy sabios serán los comisarios de la expo parisina y otro tanto el periodista de Le Monde que lo cuenta y comenta, pero la cosa no tiene ni pies ni cabeza. No olvidemos por otra parte lo franceses que eran los mismos ingleses por aquella época, como, por ejemplo, el muy famoso contemporáneo de esta reina abuela Ricardo Corazón de León (1157-1199), quien durante todo su reinado de diez años sólo residió en Inglaterra unos pocos meses y que nunca en su regia vida aprendió a hablar en inglés; mientras que no sólo hablaba francés, sino que en francés componía sus trovadorescos versos.

11 / 12 / 14: Debía de ser algo gangoso don Francisco López de Gómara, cronista de Indias, ya que, refiriéndose al inca Manco Capac, siempre lo menciona como “Mango el Inga”. Me pregunto si no se llamaría en realidad López de Cómara.

29 / nov / 14: La infantería y los insectos. El pisahormigas español venga a su homólogo francés, víctima de la ladilla, el morpion, que etimológicamente significa 'mord pion', que muerde al peón, al infante, al soldado de infantería. No confundir el guardainfante con el muerdeinfante.

28 de nov 14: Qué pena que se haya perdido aquel tierno sufijo diminutivo en -ezno, que sólo ha quedado en osezno y lobezno, pero que servía para la cría del pavo, "pavezno" (Hita), para el hijo del judío, "judezno" (Berceo), o para el hijo del pecado, "pecadezno" (Hita), que no era otro que el diablo, o sea un diablezno, o diablillo. Y el torrezno, ¿de quién será hijo? ¿Del conde de Rodezno?

23 / nov / 14: Según se sube de Granada por Sierra Morena arriba, espera uno desembocar en La Mancha. Pues nada de eso: a nada que se desvíe uno del camino, enseguida se llega a Macedonia. ¡Vaya sorpresa, verdad? Se deja España y ya se está tan a gusto en la corte de aquel reino, hablando en la lengua universal que todos entienden, para la que no hacen falta ni intérpretes ni estudios. Y es que no hay como moverse por las páginas de una novela –de caballerías, sentimental, etc.– para que todo quede, como en los sueños, trastocado y sometido a otras leyes. Diego de San Pedro, que, efectivamente, estuvo en la guerra de Granada, cuenta estas cosas en su Cárcel de amor (1492), como yo cuento mis sueños en mis cuadernos. 
¿Cómo admite el lector semejantes absurdos? Pues porque todo se rige por la convención del género.
Y es que aunque mucha gente no se lo crea y tuerza el gesto ante semejante pretensión o lo considere una antigualla, el género, artístico o literario, siempre ha tenido mucho poderío e impone en todo momento rígidamente sus normas. ¿Por qué creen que lo que hoy se admite sin rechistar en cómics de superhéroes rechinaría en una película de aventuras, policiaca o de espionaje? ¿Por qué, desde Hércules hasta Superman, pasando por todos los caballeros que inundan la literatura desde el siglo XII hasta el XVII y perduran luego en óperas germánicas, puppi sicilianos, pintura prerrafaelista inglesa o libros de fantasy, se mantiene el mismo culto? ¿Por qué la literatura lacrimógena opera indefectiblemente sobre las glándulas lacrimales desde Píramo y Tisbe hasta los culebrones hispanoamericanos, pasando por Cárceles de amor, Pamelas Richardsons, Werthers y Atalas? Pues por lo mismo que cambia el tono de la voz cuando se interpreta un papel en escena o se contesta a continuación a las preguntas de los periodistas; por lo mismo que el predicador abandona su soporífero sonsonete al jugar al tresillo con sus contertulios; por lo mismo que el poeta andaluz pronuncia todas las eses cuando recita o lee sus poemas; que el contratenor abandona su voz de falsete para ir de compras, o el cantaor flamenco aparca su desgarrada voz para pedirse un fino en la barra. Por eso no nos ha de extrañar ni nos extraña que haya confesonarios en Tebas (Arnalte e Lucenda), que a una diosa inmortal como Venus la hiera de un flechazo un héroe de la Ilíada, que todos los juglares que actúan en las cortes de Europa y son bien pagados por ello desentonen y hagan llover según las sátiras de sus colegas, o que los peces canten en el río. ¿Puede llegar un género literario a imponer el uso del puñetazo al poeta rival? Véase lo dicho por don Ramón Menéndez Pidal: "amenaza con la consabida puñada en la garganta".

12 de nov 14: ¿Tiene algo que ver la moral cristiana con la filología? No parece que debería tenerlo, y sin embargo, en 1950, en España, el eminente sabio don Samuel Gili y Gaya, prologando el tomo de Obras de Diego de San Pedro (siglo XV) para la colección "Clásicos castellanos", informa: "También hemos suprimido una breve poesía […] a causa de su carácter obsceno."

6 de nov 14: "En léxico, el pueblo es soberano" –afirma el catedrático y académico Pedro Alvárez de Miranda. ¡Qué razón tiene y cómo la madre Academia se pliega a todos sus caprichos! Por otra parte, son tan pocos, y es tan poco soberano en todo lo demás, que bien se le puede conceder eso. Así, "lívido", que quería decir 'amoratado', ha pasado a significar 'pálido', casi todo lo contrario; como en francés, "énerver", que significaba 'privar de nervio, reblandecer, debilitar' ha venido a significar lo contrario: 'sacar de quicio', y por su influencia, está ocurriendo lo mismo en español. Otro buen ejemplo sería el concepto de "meditación transcendental" acuñado por los años 50 y que todo el mundo emplea sin que se trate ni de 'meditación' ni de 'transcendental', tal como se entendían una y otra palabras hasta ahora. Si les dijeran a los diccionarios (:"pensar detenidamente, con atención y cuidado, reflexionar"), a San Ignacio, a Kant o a Husserl que meditar es poner la mente en blanco y que por eso se llama "transcendental", nos echarían de la escuela a patadas.

5 nov 14: 
"El lenguaje lo es todo.

Sí, porque no es un lenguaje, es un ejercicio permanente de poder.

Sí, de hecho hablar demasiado es perder poder."


Este muy breve intercambio de palabras entre el periodista Íñigo Domínguez y el especialista de la Mafia Attilio Bolzoni para la revista Jot Down (eldiario.es) nos parece cargado de sabiduría y digno de profunda meditación.

4 nov 14: ¿Cómo llaman los colombianos a la olla exprés? "Olla pitadora". No está mal, ¿eh? Al punto comenta Pedro Provencio: Imaginemos una orquesta de ollas pitadoras, con sus correspondientes olores: a lentejas, a cocido, a cuscús, a alubias con chorizo, etc.
3 nov 14:   

¿Quién no recuerda aquella imagen de desolación al comienzo del Poema de Mío Cid, con las perchas desnudas, sin mantos ni aves cazadoras: 

                      alcándaras vázias sin pielles e sin mantos
                      e sin falcones e sin adtores mudados


Lo que no nos dice el Cantar es cómo convivían en una misma percha ropa y pajarracos, y en qué estado de suciedad se encontraban las prendas, tan cagadas sin duda como el palo de un gallinero.

2 de nov 14: Conocida es la poética creatividad de los "duendes de la imprenta", que han llegado en la historia a mejorar con sus erratas los textos originales de los autores. Leo hoy en la página 200 de la novela El escarabajo de Manuel Mujica Láinez la bella invención de "palaciegos obsequioscos", que dejo aquí a la libre interpretación de los lectores.

30 / 10 / 14: Los unos, como la ya antigua escuela alemana de lingüística  Wörter und Sachen, pretendiendo que las palabras traducen cosas. En el otro extremo, el tonto de Ortega diciendo que la lengua sirve para comunicar ideas. Ni lo juno ni lo jotro, calabacines.

¿Qué será eso de "Amigurumi y Trapillo"? ¿A que parece el título de una novela ejemplar de Cervantes? Pues no: es el nombre de un taller de manualidades en un centro cívico. Por cierto, Cervantes ¿no se inspiraría para su medio título picaresco en los deliciosos cortadillos de cabello de ángel que se elaboran en Estepa? Me informo por Wikipedia y veo que "amigurumi" puede significar 'amigos míos' en japonés, o ser el nombre de un famoso jurisconsulto hitita, pero al final me decanto por el sentido que más me gusta: receta culinaria mahorí a base de miga de pan y gajos de mandarina. En cuanto a "trapillo", vacilo entre su sentido de 'arte de pesca para la captura de quisquillas' y el de 'lance taurino en que el diestro acaricia el morro del morlaco con el pico de la muleta'.

23 / 10 / 14: Si decimos "desparpajo" y "desacierto", ¿cómo es que no decimos descarabajo, desparadrapo y descarmiento ¿A que son muy bonitos estos hip, hip, hipercultismos?
 Yerran cuantos franceses dicen y escriben, hablando de la sede del museo Picasso de París, hoy recién abierto tras cinco años de restauración y reformas, "Hôtel de Salé", como si fuera o hubiese sido propiedad de algún señor así llamado, cuando su verdadero nombre es Hôtel salé, 'Palacio salado', bautizado por el pueblo de tan salada manera en honor a su rico propietario de antaño, el perceptor del impuesto sobre la sal, la llamada gabelle.
Hablando de hipercultismos y de franceses, observo, en una de las muchas fotografías que publica la prensa sobre las actuales manifestaciones en protesta por la muerte de un ecologista, un caso extremo de ignorancia cuasi analfabeta combinada con el fenómeno de la ultracorrección. Una pancarta enarbolada por las juveniles turbas airadas exhibe el siguiente eslógan: "Rémi Fraisse, ont n'est avec toi!". Donde quisieran decir 'estamos contigo' (on est avec toi), llegan a decir casi lo contrario o algo tan incomprensible como 'han no es contigo'. El pobre ignorante acomplejado siempre queriendo añadir cosas porque siempre cree que se ha dejado algo. No puede ser correcto lo que parece tan sencillo.

8 / 10 / 14: Un sabio comentarista de la prensa se inventa este adjetivo que, como tantos otros de oídas, tiene su lógica y su sentido: "la España desquebrajada". Es que la pobre no sólo está resquebrajada, sino también des... cuajeringada o el sentido de destrucción que el lector quiera ponerle. El mismo dice, como tantos otros: "Más de ocho franceses sobre diez no confían en el presidente." ¿A que dentro de poco esto será lo corriente y un poco más adelante la norma, olvidándonos todos del 'ocho de cada diez'?

5 / oct / 14: De un río dadivoso y áureo, el Darro, que, según las etimologías más aceptadas, vendría de "Dat aurum" (aunque a mí, francamente, me suena a ingenua etimología isidoriana), los granadinos, nazaríes o cristianos, han hecho un nombre común que significa alcantarilla, desagüe de aguas fecales. De ahí que en el callejero de la ciudad figuren varios darros y darrillos, que otrora debieron de ser cauces de tales desahogos y no de áureo metal.

2 de oct 14: ¿No se le ha ocurrido a esa hija de Botín otro adjetivo que "reputacional", que suena tanto a 'reputa nacional', para calificar su banco? "Botín quiere convertir Santander en el mejor banco reputacional" ( Cinco días, hoy).

11 / sep / 14: Menudencia digna del erudito a la violeta y topo de biblioteca en que se ha convertido Fray Malaquías. En página de su Diario, fechada el 27 de diciembre de 1853, Eugène Delacroix resume despectivamente la obra de un pintor muy decorativo, afirmando que todo se reduce al binomio "festons et astragales". Tal es el título, Festons et astragales, muy de la época, del libro de poemas de Louis Bouilhet, el mejor amigo de Flaubert, publicado en 1859, o sea seis años después. Antes o después da lo mismo porque el Diario del pintor no se publicó sino póstumamente. Curiosa coincidencia que prueba, por una parte, lo cuidado de una prosa íntima y secreta, no destinada por su autor a la edición, y por otra, la tendencia por aquel tiempo a poner títulos bimembres a los poemarios románticos, postrománticos, simbolistas o parnasianos. Ahora mismo sólo me viene al coco el título de Théophile Gautier Émaux et camées (1852), perfectamente contemporáneo. Stances et Poèmes, 1865, de Sully Prudhomme, ya no es lo mismo; pero sí que suena parecido –y ya lo creo que suena título tan sonoro– Sonnailles et clochettes (1891) de Théodore de Banville. También se les acerca Promenades et intérieurs (1872) de François Coppée.


31 / ag / 14:
Error filológico el de los franceses, que creyendo entender Yuste como santo patrón del monasterio donde se enterró en vida Carlos V, lo traducen por Saint-Just, ignorando que el monasterio de Yuste se llama de San Jerónimo y debería traducirse por Saint-Jérôme.



 30 / ag / 14: Dos observaciones pertinentes sobre el verbo francés "monter" del novelista lionés Alexis Jenni, ambas aplicables al castellano. La primera se refiere al echarse al monte de bandoleros, maquis, guerrilleros y gente desgajada del rebaño, que siempre sube y nunca baja: "On dit toujours "monter", car pour aller au maquis on monte. La forêt secrète où l'on se cache se trouve en haut des pentes ; le maquis c'est l'autre moitié du pays, au-dessus des nuages." Nunca diremos en español "se echó al valle, a la llanura, al desierto..." para entrar en la clandestinidad: siempre "al monte". La segunda se refiere a la noche, que tanto en francés como en español, "cae": "Quelle idée de dire que la nuit tombe, alors qu'elle monte du sol et peu à peu envahit le ciel!" (L'Art français de la guerre, prix Goncourt 2011). Y hablando de esto verbos, hoy hablamos de remontarnos a tiempos pasados cuando queremos retroceder. Pues el memorialista duque de Saint-Simon, en su tiempo, ne remonte pas, sino que desciende: "Si de ces temps reculés on descend au moyen âge..."

11 / VIII / 14: No sé si ya lo he comentado en estas páginas antes de ahora, pero anoche, en el emotivo homenaje que el pueblo de Alfacar rindió a Lorca en el barranco de Víznar, al claro de luna, pude comprobar una vez más lo que vengo observando desde que soy granadino: que la prosa leída, recitada o improvisada se pronuncia en andaluz, y el verso, en cambio, en castellano. Un mismo poeta puede hablar de los versos que va a leer o declamar en andaluz, y pronunciar todas las eses y demás consonantes en cuanto se inicia su poema. Es como para meditar en los muchos cambios de prosodia que comporta la poesía en voz alta con respecto a la prosa, tono de voz, lentitud, etc., que le proporcionan ese carácter teatral, impostado, algo artificioso, solemne que todos, incluidos muchos o casi todos los poetas, consideran que se merece.

8 de agosto de 2014:

Quel chef-d’œuvre de romantisme !” –exclama Delacroix tras escuchar en 1847 el Don Juan de Mozart, admirado de que se compusiera en fecha tan temprana como 1785. Lo que ignora nuestro agudísimo oyente es que lo que le entusiasma, el Comendador, la tumba, etc., elementos en verdad tan románticos, datan de Tirso de Molina, o sea de 1630. Razón tenían los románticos alemanes de considerar todo el teatro clásico español como romántico avant la lettre, y Allison Peers en su célebre estudio de considerarlo más profundamente romántico que el de Zorrilla o Rivas.

19 de julio del 14: De regreso de Sicilia, de donde se podrían extraer grandes enseñanzas filológicas sobre la contaminación dialectal del italiano hablado en la isla y hasta escrito por sus novelistas, quiero dejar dos graciosos testimonios gráficos. Es el primero un divertido caso de traducción del italiano al francés, en el que los doctores de la Iglesia se convierten en médicos. Procede el gazapo de la iglesia dominica de Palermo:



 El segundo, tomado en la ciudad de Marsala, muestra la clara influencia que el español de las vacaciones, las playas y la juerga ejerce sobre otras lenguas más o menos vecinas en ese dominio. Así como no hay bar francés que no anuncie hoy en día "tapas" (pronúnciese tapás), aunque sus dueños no se hayan enterado de lo que significa, véase aquí esta traducción al italiano de los chupitos, que parece propiamente la adaptación macarrónica que los españoles suelen hacer de su lengua ante las necesidades de comunicación en Italia:




  Otro ejemplo de la exportación de vocabulario festivo español a Italia es el empleo de la palabra "movida":  "Nel cuore di Trastevere, quartiere epicentro della movida romana." (La Repubblica). Los efectos de esta práctica nocturna se consideran tan nocivos en aquella península, que en el mes de febrero de este año ya ha nacido un "Coordinamento nazionale dei comitati antimovida selvaggia" que existen en 26 ciudades.
En el polo opuesto a esta imagen actual de los españoles, en el siglo XVI, la palabra que los italianos toman prestada del castellano y que les parece la quintaesencia de la españolidad es "sussiego", o sea sosiego, calma. ¡Qué mayor contraste entre aquel sosiego y esta movida!

30 / 6 / 14: Se nos olvida a veces lo muy hablado que fue el español por Europa en pasados siglos. Acostumbrados a que, en el siglo XVIII, se hablara francés en la corte rusa de la alemana Catalina la Grande, o a que el aún más francófilo Federico el Grande de Prusia prohibiera el uso del alemán en su corte en benficio del francés, nos llevamos la grana sorpresa cuando, entre dos renglones, tropezamos con un testimonio como el que sigue. El duque de Orleáns, hermano de Luis XIV, aún mucho más glotón, goloso y vicioso que su regio hermano, cae víctima de una apoplejía a la hora de los postres. Nadie en su entorno entiende lo que farfulla el agonizante. "Comme il lui arrivoit quelquefois de leur parler espagnol, quelques dames lui demandèrent ce qu’il disoit" –comenta el puntual cronista don Luis de Rouvroy, duque de Saint-Simon. O sea que, gracias al ataque que sufre, nos enteramos de que solía hablarles en español. Lo que significa que no sólo este príncipe real francés lo hablaba corrientemente, sino que sus cortesanos y cortesanas lo entendían, si no estaba bajo los efectos de algún alifafe. 

28 / 6: Pocas veces se ha visto tal discordancia a la hora de llamar por una sigla a un movimiento, como en la actualidad ocurre con los islamistas que avanzaa sin cesar y proclaman su califato entre Siria e Irak. Aquí van algunos ejemplos:
 
ISIS o Isis (El Mundo, Madrid; La Stampa, Turín; La Repubblica, Roma; The Times y The Guardian, Londres; New York Times)

Isil (Associated Press)

Daech (L’Orient-Le Jour, Beirut)

EIIL (Libération y Le Monde, París; ABC, El País y Público, Madrid)



Por si fuera poco, puede también encontrarse Daiish, pronunciación del Daech árabe, que contienen uno y otro cierto toque peyorativo, por lo que los propios islamistas prefieren llamarlo Dawla.



8 de junio del 14: Pensaba yo que, en el tema de la hispanización de nombres foráneos, nadie superaría a Bernal Díaz del Castillo cuando transcribe en su crónica por “Huichilobos” el nombre del dios Huitzilopochtli; pero encuentro ahora en el Discurso de mi vida del capitán Alonso de Contreras otra transcripción que compite por llevarse la palma. Es la de "Guatarral" por Walter Raleigh. Guatar = Walter, Ral = Raleigh. Tampoco es manca la transformación del nombre de la condesa o baronesa viuda de Berlespech, o "La Berlitz", intrigante consejera de la esposa de Carlos II, Mariana de Neoburgo, conocida entre los madrileños y españoles todos como "La Perdiz".


22 de mayo: ¿Tan francohablante era nuestro emperador Carlos, que ni al latín de su abuelos se resignó y tuvo que traducir "plus ultra" por plus oultre? ¿No es cosa curiosa que así se transcribiera, en esta forma francesa, el lema de los Reyes Católicos y ya para siempre divisa de las Españas? Pues así figura en las bien llamadas habitaciones de Carlos V de la Alhambra de Granada, inciso el lema en las vigas y cuarterones del artesonado que cubre el techo de aquellos cuadrados salones. Junto a las iniciales "K Y", que yo creía erróneamente ser 'Karolvs Ymperator', pero que, a imitación de las de sus abuelos "F Y" (Fernando e Ysabel), también corresponden aquí a las de los esposos (Carlos e Ysabel). Más sorprende aún esa intromisión del francés "oultre" cuando todo lo demás está escrito en latín: «Imperator Karolus V Hispaniarum rex semper augustus pius foelix invictissimus»

21 de mayo:  
LUNA DESCENDENTE: ¿Quién no conoce los versos “La luna vino a la fragua / con su polisón de nardos”? Tras su paso, queda el niño gitano “sobre el yunque / con los ojillos cerrados”. Eso ocurría en Granada por los años veinte. Algo más de medio siglo antes, en París, la luna se asoma por la ventana, mira a una criatura dormida y se dice: “Esta niña me gusta”. “Elle descendit moelleusement son escalier de nuages et passa sans bruit à travers les vitres.” Con un beso, deposita su colores en el rostro de la niña. Tras su paso, sus ojos “quedan verdes” y sus mejillas “extraordinariamente pálidas.” (Baudelaire, “Les bienfaits de la lune”, Petits poèmes en prose, 1869).

Leyendo a Baudelaire, heraldo de la modernidad, lo veo como son los artistas desde entonces hasta hoy, salvando alguna pequeña tregua de atención al prójimo, como inmaduros irresponsables, totalmente desconectados de la sociedad, egocéntricos y narcisistas. En cuanto a Petrarca, cumbre del amor neoplatónico, con lo que sueña es lo que detesta Georges Brassens: un amor de viejos junto a la mesa camilla, sin ningún deseo y por tanto en plena castidad (“Il tempo dove Amor si scontra / con Castitate”) Ya estábamos llegando a ese grado de perfección –­nos dice el poeta (Canzoniere, 315)–,  cuando viene la muerte y me la arrebata Pues ¡chico! mejor así, más vale solo que mal acompañado. A ver si te encuentras una jovencilla que te resucite un poco. 
–Poco poético lo encuentro hoy, don Malaquías. –murmura el novicio Gerineldo.


 7 / 5 / 14: Desde un punto de vista lingüístico, mi viaje fallido a Sajonia y prolongada estancia forzada en el aeropuerto barcelonés me han permitido tomar el pulso a la vitalidad del catalán en Cataluña. Es difícil y aventurado emitir un diagnóstico con tan pocas pruebas recogidas en unas cuantas horas, pero aun así quiero dejar constancia de lo visto y oído. Por las razones ya sabidas de pérdida del DNI de este pobre filólogo, tuve que vérmelas una y repetidas veces con azafatas de tierra, empleados del aeropuerto, seguratas y miembros de las tres fuerzas del orden que allí compiten por mantenerlo y darle esplendor: la Benemérita, la Policía Nacional y los Mossos d’Esquadra. Ni una sola vez, ninguna de las personas contactadas se dirigió a mí en catalán, ni siquiera los que más podrían hacer gala de él, los mozalbetes del escuadrón. Es más, aparte acentos varios de las provincias todas y parte del extranjero ­–andaluz cerrado del policía nacional, ucraniano de la empleada de Vueling, dominicano de alguna otra empleada del aeropuerto–, los policías autonómicos, en vísperas de la independencia de Cataluña y paso a formar el cuerpo de policía de un país soberano, hablaban entre ellos todos en el castellano de la potencia opresora. Todos entre sí y con sus superiores, todos por teléfono y walkie talkie. Sólo cuando descolgaban el aparato, saludaban en catalán al desconocido corresponsal para inmediatamente y para ponerse a su diapasón, pasar al “buenos días, ¿qué desea usted?”. Morenos, rubios o pelirrojos, todos los mossos que, durante mi larga y forzada espera, trabajaban en aquellas oficinas, entraban y salían, atendían al público o informaban por teléfono, se expresaron siempre en español y, cuando en alguna ocasión, alguien les habló en catalán, su manejo del idioma autonómico me pareció tan torpe y poco autóctono como el propio inglés que los mismos guardianes emplearon con las turistas acongojadas que venían en busca de socorro. No sacaré ninguna conclusión.


5  de mayo del 14: 
Volviendo a la más o menos rápida evolución del idioma, ¿qué me dicen ustedes de esta publicidad, sacada de una Guía de Navarra publicada en Pamplona en 1929?:

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o sea

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24 de abril: Una buena tradución de faire chier al granadino es “dar por culo”, sin artículo, que admite incluso la forma “dar por culillo” o el eufemismo “dar por saco".
  
20 de abril: Llamaron los portugueses a los niños "meninos", porque en su raíz men- residía un eco de pequeñez que encontramos en el español "menudo" procedente del latín minus. O sea que con harta propiedad llamaron a los niños por su tamaño, al igual que lo hacemos al llamarlos: "pequeños" o "chicos". Tomáronlo del portugués los españoles para designar a aquellas damas de compañía, jóvenes más bien si no todas chicas, que servían a princesas e infantas en la corte real. El mundo entero conoce esta denominación, si bien a veces sin entenderla muy a derechas, gracias al prestigio del cuadro velazqueño así bautizado. Del español lo tomaron los franceses y lo aplicaron a su vez a pajes de la familia real, desechando ahora el femenino. Por ello, sorprende leer en las Memorias del duque de Saint-Simon: "Cheverny étoit menin de Monseigneur", cuando poco antes nos ha descrito a este supuesto pajecillo o menino menudo como un hombre encorvado y enfermizo con aspecto de viejo dómine.

18 / 3 / 14.
El pasado diciembre constataba yo en esta página de Filología que “cuanto más vive uno, más ocasiones tiene de vivir en carne propia la diacronía.” Tan rápido puede ser el cambio lingüístico, que se llegue al extremo de poder afirmar, como lo hace Flaubert hablando de su amigo Gautier: "Ya nadie habla su lengua". Terrible expresión para significar la vejez, y más terrible experiencia la de quien ve que la propia lengua es ya una lengua muerta  cuando el hablante aún está en vida. Así supone Flaubert que su amigo muere desesperado, lo que no tarda efectivamente en hacer, pese a su “juventud” de sólo 61 años. “Algo así pasa en cada generación” –apostilla Pedro Provencio, quien me pone el ejemplo de su mujer, Aurora, “harta de que las actrices jóvenes le digan que habla "como se hablaba antes"”. Ese permanente cambio, tan vertiginoso como el de la moda (que moda es al fin y al cabo el modo de hablar), hace que los editores se crean obligados a actualizar sin descanso las traducciones de los textos literarios extranjeros para adaptarlas al gusto del momento. Y me pregunto: ¿no será un error, un anacronismo y hasta una infidelidad el modernizar un texto que, precisamente por haberse escrito en fechas más próximas al original, sonará forzosamente como más contemporáneo del autor? O ¿cree alguno que los originales rusos, franceses, ingleses o italianos de pasados siglos, y aun de años, no les suenan a los oídos de sus actuales compatriotas como algo anticuado, arcaico o vetusto? Pues si a nosotros nos suena Cervantes como nos suena, tan distinto de como se habla en el Telediario, ¿por qué empeñarnos en que Dickens, Tolstói, Kleist o Leopardi nos hablen con el efímero tono y el vocabulario que corresponde a un determinado segmento temporal? ¿Por qué, si se siguen publicando clásicos, no se siguen publicando sus añejas y clásicas traducciones? Hay un terreno donde, que yo sepa, no rige esta norma y es el cine. Creo que las películas extranjeras, dobladas por los años en que se produjeron, siguen guardando las voces de sus intérpretes españoles o de otras nacionalidades. No sólo las voces, sino también el vocabulario y hasta la prosodia. Digo esto porque abriendo ayer la primera página de un clásico moderno hoy totalmente olvidado, Babbitt de Sinclair Lewis, publicado en 1922, el editor español de Cátedra se disculpa de que la traducción del año 30 pueda sonar a “rancio”. ¡Pues que suene! Y ya lo creo que suena, como que enseguida se ponen los personajes a hablar de “machacantes”, ni siquiera de “pavos”, y a soltar palabrotas como “demontre” o “recontra”, y a decir de unos jóvenes que son “una pandilla de gomosos charlatanes y postineros”. Y de golpe, parece que uno está viendo una película en blanco y negro con Edward G. Robinson jovencito y con Carole Lombard, que es exactamente a lo que se parece la novela del premio Nobel.

17 de marzo: Curiosas son las expresiones francesas en que lo español toma carácter proverbial, como las conocidas de “parler comme une vache espagnole”, o “l’auberge espagnole”; pero algo menos conocida ésta que emplea Flaubert en su correspondencia: “Parlons de choses plus amusantes (transition à l’espagnole). Otra cosa es cuando Marin Marais compone sus bellísimas Folies d'Espagne para viola di gamba allá por los finales del siglo XVII.

12 / 3 / 14: Toda la prensa española de hoy informa, con unánime conformidad, de que la Junta de Andalucía exhorta al Ayuntamiento de Granada a quitar el monolito a José Antonio que se yergue en la ciudad. A lo que exhorto yo es a que quiten ahora mismo la palabra "monolito" para un  monumento con pedestal de piedra y escultura de bronce que tiene de monolito lo que yo de Manolito.

22 / 2 / 14: ¡Cómo cambian los tiempos! ¿Verdá usté? Un ejemplo entre mil: Todavía entre gente de mi edad, se oía por las calles españolas –Madrid, Salamanca...–: "¡Chochos pelados!" Hoy semejante dislate parecería grosero anuncio de depilación por láser. En aquel tiempo no era sino pregón de inocente mercancía: "¡Altramuces!". Altramuces que, amarillicos y brillantes, se exponían a remojo dentro de un barreño. Así se vendían, por ejemplo, bajo los soportales exteriores de la plaza Mayor de Salamanca, y los madrileños castizos me lo confirman.
Dos observaciones suplementarias: 1) ¿Era el barreño de barro? Claro que lo era, pues lo lleva en su nombre. 2) ¿Se le puede quitar el artículo moro a la palabara "altramuces". Sí se lo quita el muy español Albert Camus, cuya madre menorquina así los llamaba durante su infancia argelina. En su novela póstuma Le premier homme, los transcribe por "tramousses", versión muy propia de la aljamiada algarabía que siempre se ha hablado en tierras de contacto interlingüístico.

Lo castizo parece ser, hablando de otra cosa, "hacer novillos"; pero Francisco Ayala, evocando su infancia, utiliza "hacer rabona". El también granadino Julio Casares añade  en su Diccionario "hacer gorra, bolas, pimienta y corrales"; a lo que yo aún añado "hacer calva", como decíamos en mi infancia pamplonesa, y "hacer cimarra", como oí desde lo alto de mi andamio que se decía en Chile. El equivalente francés de "école buissonnière" ('escuela de los arbustos' o algo así, textualmente) tiene su variante cagayous o pataouète (el habla de la ciudad de Argel entre franceses) en "faire mancaoura", donde algo parece que suena a manquer, 'faltar, faltar a clase'.

10 / 2 / 14: Con la rapidez en la acción que caracteriza el teatro español del Siglo de Oro y que ya dejó patidifusos a sus primeros admiradores, los románticos alemanes, un personaje de Ruiz de Alarcón, el sargento Pimienta, suponiendo y deseando que su enemigo el judío Salomón, a quien ha dejado atado a un árbol en medio el desierto, haya sido víctima de la agresión de alguna fiera, dice en un aparte: “Si no es ya / excremento de un león.” (La manganilla de Melilla, III). No “pasto de un león”, no: “excremento”. Hasta la digestión se hacía más deprisa en aquellas comedias.
 

2 / 2 / 14: Curiosidades fonéticas entre lenguas románicas. Como ni el italiano ni el español tienen el sonido de la u francesa o de la ü alemana [y], pues se las arreglan como pueden y hacen bien. Pero lo curioso es que los españoles digan casi todos Marcel Camí y los italianos Marcel Camú. Más sorprendente aún es que lo que los españoles transcriben con gue la erre francesa y así se burlen de ellos diciendo: "Pegó ¿qué quiegué usted a estas hogás?" y que los italianos no hayan encontrado mada mejor para lo mismo que la uve fricativa y transcriban:
"Cavo signove, cosà vuol divmì a queste ove?".

20 / 1 / 14: ¿Qué dirían los rigurosos gramáticos de esta curiosa concordancia con que Flaubert saluda en sus cartas a su admirada y querida George Sand: “chère maître bien-aimée”? Claro que ¿qué otra cosa hacemos al nombrarla nosotros "admirada y querida George Sand"?


16 / 1 / 14: Si con fecha de 16 / 2 / 13 observábamos en este apartado que, durante el siglo XIX francés, "on" significaba 'ellos', y no 'nosotros' como hoy en día, aún es más curioso observar que, a finales del XVIII, podía valer para la 3ª persona del singular. Acaba de beneficiarse a su prima el joven protagonista de una novelita anónima L'Insurrection domestique y lo cuenta de este modo: "Il résulta de ce contretems que l'on fut plutôt... vaincue […] Voilà comme vous êtes! dit-on avec une feinte humeur." ['Del cual trance vino a resultar que ella se rindió más bien […] ¡Cómo es usted! dijo con fingido enfado.'] Quizás no lleguemos hoy día a percibir el matiz de fría distancia libertina que el narrador pone por ese medio en su relato.

9 / 1 / 14: Ejemplo divertido de lo caprichosa que puede ser la evolución semántica combinada con la etimología popular: Hasta el siglo XII, en Francia, se llamó "culverts" ('culiverdes') a los libertos. ¿Qué tenían éstos en el culo para que así se los llamara? Nada, eran herederos del latín collibertus, que significa 'liberto'. Lo más gracioso es que al final se acabó usando para designar a los siervos. También resulta curioso que en inglés signifique 'cuneta', sin que los diccionarios etimológicos de aquel idioma sepan cuál es su origen.

8 de enero de 2014: Por si algún lingüista, sobre todo euskaldún, albergaba aún alguna duda, no se molesten en buscar aquel primitivo lenguaje que se habló en el paraíso terrenal, que de él no queda ni rastro, después de que Nemorod se puso a construir su rascacielos. Lo dice el propio Adán, que parece fuente fidedigna. Estando como está ahora en el cielo, habla un italiano un tanto arcaico, en el que explica: "La lingua ch'io parlai fu tutta spenta" (Paradiso, XXVI, 124). En cuanto al cronista que nos lo cuenta, no les extrañe que tenga quisquillas o camarones en los ojos ("quisquilia") que lo que en castellano designa 'gambita muy pequeñaja', en latín significaba 'menudencia, nonada, minucia'; y ¿quién es el que no ha tenido alguna legaña que pueda denominarse minucia?

15 / 12 / 13: Le voy a escribir a mi amigo José Manuel Blecua, para decirle que no estoy nada contento con lo que su diccionario dice de "chistera", dando por única etimología la del vasco "chistera". Mucho más completo en este caso, Juan Corominas restablece la etimología latina "cistella", 'cestilla', de donde pasa al vasco a través del gascón. En parecido error incurren los diccionarios franceses que dan por etimología del francés "chistera" (shistegá) la palabra española, sin reparar en que el español es el penúltimo de la lista: latín>gascón>vasco>español>francés. 
Tiene gracia que la misma palabra signifique 'sombrero de copa' en español y 'cesta punta' en francés, sin que jamás en el mundo del frontón y la pelota vasca al sur del Bidasoa se emplee "chistera" para significar 'cesta punta' ni 'remonte'; como tampoco "chistera" (shistegá) designa al norte del mismo río 'haut de forme', 'clac' o 'gibus'.
Se lleva la palma de la ignorancia atrevida Wikipedia, que afirma y se queda tan tranquila: "El nombre proviene del euskera zesta-punta, 'punta de cesta'".  Sabido es que cesta y punta son palabras tan vascas como "punto" y "cruz", de donde procede el castellano "punto de cruz".

3 / 12 / 13: Cuanto más vive uno, más ocasiones tiene de vivir en carne propia la diacronía. O sea que se asiste a la evolución de la lengua, de lo rápida que va, sin necesidad de extenderse por siglos y siglos. Durante mi estancia en Francia surgió en España lo que luego se iba a convertir en muletilla nacional, que hasta los catalanes emplean hablando en su idioma, el famoso "vale". Tan ajeno es a mi lengua materna, que yo aún no lo he asimilado y me tengo que esforzar por emplearlo. También durante esta mi ausencia, "mayor" ha perdido su sentido comparativo para pasar a ser adjetivo "positivo", como se decía, y significar exclusivamente 'viejo'. "Residencias de mayores", "es muy mayor" y otros muchos empleos lo atestan sin cesar. Tanto es así que, comprando el otro día una bandeja de pasteles en "La gracia de Dios" granadina, y pidiendo yo una bandeja "mayor", la vendedora no me entendía, y sólo cuando ella misma se lo tradujo a su propia lengua y me interpeló: "¿La quiere usted más grande, no?", ahí por fin me entendió.

29 / 11 / 13:
De Rétif de la Bretonne (1734-1806), de quien tantas cosas buenas se pueden alabar, no sabía yo hasta hoy en día que, además, tuvo la buena ocurrencia y laboriosa paciencia de traducir al francés de finales del siglo XVIII El Buscón de don Francisco de Quevedo

El Buscón
La Vie de l’aventurier Don Pablos de Ségovie,
vagabond exemplaire et miroir des filous

Con anterioridad a esta edición, una primera publicada en La Haya en 1776 en colaboración con el riguroso y entendido hispanista Vaquette d’Hermilly (1710-1778), llevaba el aún más pintoresco y menos fiel título de Le Fin-Matois, ou Histoire du Grand-Taquin. Qué duda cabe de que un gran filou, matois, taquin y aventurier como aquel curiosísimo personaje debió de disfrutar muchísimo con la lectura y traducción de la obra quevedesca. Yo le hubiera aconsejado el Estebanillo González.

18 / 11 / 13: ¡Mentira, mentira y mentira! No es verdad que el nombre de "panamá" se aplique al sombrero jipijapa o de paja toquilla fabricado en Ecuador desde que empezó a construirse el canal de Panamá. Todas las fuentes consultadas, incluidas las distintas wikipedias, coinciden en decir equivocadamente que se le dio ese nombre porque se usó mucho entre los trabajadores de aquella ingente obra de ingeniería. ¿Cómo, si el canal de Panamá se construyó entre 1888 y 1914, podía usarse el nombre mucho antes? En carta de Flaubert a su amigo jurista Eugène Delattre de agosto de 1858, le envidia porque sale de vacaciones y va a trocar su birrete judicial por su "panamá":
"Adieu, mon vieux, porte-toi bien, amuse-toi bien! Tu vas sans doute aller dans ta patrie, te reposer de tes travaux judiciaires, déposer un peu ta toque pour le panama et dépouiller la robe noire de l’orateur pour endosser la veste en velours du Nemrod départemental.

El 17 de diciembre, Paco Solano escribe desde Madrid
"Querido Carlos:
He leído tu entrada sobre el sombrero panamá, y me he acordado de que en un libro de un tal Francisco Solano, titulado Bajo las nubes de México, en las páginas dedicadas a Mérida (Yucatán) se dice (no sé si con error, pero el autor hizo entonces sus consultas):

"Como los nombres de las calles son números, es igual de difícil perderse que orientarse, pero responden a una imaginación local fruto de un carácter muy marcado por los hallazgos que, una vez descubiertos, repiten hasta hacer de ellos una industria: a Mérida se atribuye la invención del sombrero panamá (aunque se comercialice en Panamá) y la guayabera, prendas ambas igualmente igualitarias, monótonas, que procuran, no obstante, una dudosa autovaloración de originalidad. A los yucatecos se les ve, en efecto, muy autovalorados, acaso porque ostentan grandes cabezas, hablan un mexicano que, para comprenderlo bien, requiere una estancia de dos años, y en sus rasgos claramente mayas esbozan un sonrisa -por fortuna no de piedra-, que no se sabe si es ironía, indulgencia, o la constatación de que están mirando a un imbécil. Probablemente sea una mezcla de las tres, pero la que más persiste es la última opción"."  


¿Panamá? ¿Ecuador? ¿Mérida? Este sombrero tiene más cunas que Crsitóbal Colón. Sea bienvenido quien quiera añadir información e iluminar con sus luces tan confusas tinieblas.

16 / 11 / 13:
Anoche, en la Fundación Francisco Ayala, María Isabel Cintas, esforzada investigadora de la obra de Manuel Chaves Nogales, hizo una ferviente defensa de la filología dirigida a quienes, según ella, pudieran pensar que la labor de investigación de libros y textos es poco más que un entretenimiento frívolo. “Es una labor tan dura como el andamio” –llegó a decir.

27 / 10 / 13: ¿Por qué considerar la habas como una imperfección, una desgracia o un disgusto, con lo ricas que son? Pregúntenselo a nuestros granadinos, que tan sabrosas las guisan y comen allá por la primeriza primavera, tiernas y con sus taquitos de jamón. ¿Por qué decir entonces que en todas partes las cuecen para significar lo extendido del mal? ¿Por qué, lo que aún es peor, al añadir la coletilla o "adición" (tal es el nombre filológico al uso) de "y en la mía a calderadas". Pues no te quejes, hombre de poco gusto y peor apetito, sino cómelas cuantas te sirvan y que te hagan buen provecho. ¿No les llama la atención, lectores, ese paso de "en todas partes" a "en la mía": ¡¿en mi parte?! Entre la primera y la segunda, ha habido una etapa intermedia, de la que sólo nos queda esa huella fósil, etapa en que se dijo, como dice Cervante en el Quijote, "En todas casas... y en la mía", lo que ya tiene más sentido.
Vengo observando por otra parte que, con toda lógica, el español hablado hoy día está haciendo del "tío", sinónimo que es de 'hombre', lo que ya hizo de éste: convertirlo de sustantivo vocativo en interjección. Y así, anoche, una buena moza se dirigía a la asamblea toda de la cooperativa de "Hortigas", empleando "¡Tío!" a diestro y siniestro, sin dirigirse a nadie en concreto, como podría haber dicho ¡ea!, ¡cáspita!, ¡hostias! o ¡caramba!. Confirma lo que digo el que en esa asociación agroecológica de la que formamos parte, sólo se emplea el femenino. Todos sus miembros somos "hortigueiras", "hermanas", etc. Se puede decir: "Pero ¡tío!, hermana, ¿no ves que así no vamos a ninguna parte?".


19 / 10 / 13: LÍTOTES: Observé durante mis años docentes, y así lo transmití a mis educandos en las clases de traducción, que el idioma francés recurre sin tasa a esta figura, hasta el punto de que ya no existe en la práctica la expresión “bon marché” para significar ‘barato’, sino solo “pas cher”, de lo que dan la mejor lección práctica y bien aprendida los buhoneros africanos, ya musulmanes, ya animistas, que por las calles, caminos y playas de Francia o de España van pregonando su mercancía con o sin lítotes según el país y el idioma. Es tal este uso, que lo que a oídos hispanos podría semejar una afrenta (“ce n’est pas idiot”, “c’est pas con ce que tu dis là”) suena en Francia como una alabanza. Si no una ofensa, sí que puede parecer por demás alambicado oír: “je ne dis pas non”, “vous n’êtes pas sans savoir”, "non sans prix", etc., tan normales y corrientes en aquel país. Leyendo la concienzuda tesis doctoral del holandés P. H. Schrijvers sobre Lucrecio, Horror ac divina voluptas, aprendo mucho sobre la cuestión en las páginas que a la negación le dedica (208 y ss.), donde se cita el muy recomendable artículo de J. Marouzeau, “Dire ‘non’” (Quelques aspects de la formation du latin littéraire, París, 1949, pp. 185 – 193). Parece, según estos sabios, que los latinos lo usaban ya mucho, Virgilio, Horacio y, en particular, Lucrecio. 
Nada tiene que ver con la lítotes (amplificatio per comparationem o ratiocinatio para aquellos latinos), pero permítanme, lectores, que les participe mi descubrimiento tardío de que el “alibi francés (‘coartada’ castellana) es puro latín y significa lo mismo que “ailleurs”, o sea que no estaba allí sino ‘en otra parte’. 

  16 / 10 / 13: ¿Sabían ustedes que lo de "un clavo saca otro clavo" como remedio al mal de amores ya lo decía Cicerón tomándolo del griego? "Etiam novo quidam amore veterem amorem tamquam clavo clavum eiciendum putant" (Tusculanae Disputationes, IV, 35, 74/75). A decir verdad, ya tenía carácter proverbial en griego, lo tuvo luego en latín y ahora lo tiene en español. ¿Existe tal remedio carpintero en alguna otra lengua románica? Quien lo sepa, se ruega nos lo comunique.
De inmediato, dos amigas italianas responden a nuestra llamada, comunicando que también en su idioma se sacan los clavos de igual forma. Angela Ragusa, desde Florencia; Anna, desde las Canarias, nos proporionan esta expresión: "chiodo schiaccia chiodo". Anna no se contenta con eso y añade: "y un poeta local apostilla "pero cuatro clavos hacen una cruz"; pero lo que siempre recuerdo cuando escucho esta expresión es el anagrama involuntario que hizo mi compañera de piso intentando utilizar el refrán: "un calvo se quita con otro calvo" :)".
 

15 / oct / 13: Una variación del tema clásico del cualquier tiempo pasado fue mejor es el complejo de inferioridad que se arrastra con respecto a la lengua de los antiguos. Me atrevería a decir que es el de la lengua materna, familiar y aprendida sin esfuerzo con respecto a la paterna, enseñada con rigor, normativa y autoritaria. ¿Cuántos siglos transcurrieron antes de que los neolatinos se atrevieran a matar al padre y proclamaran que el dialecto corrompido que hablaban, aquella lengua vulgar tan inferior a la latina era tan digna de escribirse e incluso de estudiarse (¡Nebrija!) como su modelo. Pero resulta que, leyendo al gran Lucrecio, no para éste de lamentarse (I, 136 - 139, 832; II, 260-61) de que, con su pobre instrumento, no puede expresar lo que los griegos, su maestro Epicuro, expresaban con tanta elegancia y claridad en su mucho más noble lengua griega. Sólo ahora, bajo el reinado de Rajoy, nuestro complejo se desvía hacia una lengua hermana y colateral, no superior y ancestral, y para colmo, en su forma más empobrecida: el inglés comercial, técnico e informático.
Una excepción al tópico puede ser el empleo de términos como "arcaico", "primitivo", etc. que indican que lo anterior aún estaba inmaduro para alcanzar la plenitud de cualquier clasicismo.

13 / 10 / 13: Seguro que han observado, lectores, cuánto disparate se comete a la hora de traducir menús (¿por qué no menúes?) y cartas de restaurantes a otras lenguas que la nativa. En este hogar cristiano ha quedado como canónico ejemplo el propuesto ya hace mucho tiempo por una amiga irlandesa, Noreen, que tuvo ocasión de encontrar "rape on the plank" (violación encima de una tabla, ¿tal vez de la mesa?) por 'rape a la plancha'. Hoy es una amiga australiana, Susan, la que nos proporciona este otro poético ejemplo, un siesnoés shakespeareano, de fried elves ('elfos fritos') queriendo decir "gulas fritas" (fried eels).

12 / 10 / 13: No sé si lo que sigue debe tener acogida en este cajón o en el más encrespado de "Comecuras". Vaya aquí por lo sabio y culto. Sabemos que la palabra "religión", que tanto respeto impone aún hoy al conformismo políticamente correcto universal, significaba tan solo para los romanos 'superstición'. Los Lactancios cristianos de los siglos III y IV pronto le buscan una etimología de religare, que vincule a la criatura con su creador. Basándose en esta misma etimología (religare: 'atar'), el bueno de Lucrecio, en su siglo I a. C., se da por elevada misión "religionum animum nodis exsolvere" (Drn, I, 932): 'liberar el espíritu de los nudos de la superstición', que el buen abate Marchena, allá por 1791, en plena Revolución, traducía entusiasmado por este endecasílabo: "De la superstición rompo los lazos". Y por si fuera poco, versos más adelante, el mismo Lucrecio adorna esa "religio" con el epíteto "turpi", 'infame' (II, 660).
Aprovecho la ocasión para, al modo en que unos cuantos escritores se han propuesto dar nueva vida a vocablos castellanos olvidados, proponer que se introduzca en nuestro corpus léxico la deliciosa palabra "suavelocuente", que tomo prestada del latín del poeta, suaviloquens, que él aplica al canto de las Musas (I, 945). Poetas: Sed suavelocuentes!

7 / oct / 13:
Leyendo el tan sabio como amenísimo libro de Stephen Greenblatt, El giro (Crítica, 2012), e insatisfecho con ese título que traduce el concepto clave lucreciano encarnado en la palabra latina “clinamen”, meollo del De rerum natura, revolvía yo en mi pobre caletre, aun a costa de insufribles insomnios, qué traducción castellana casaría con mayor acierto, hasta que di con ‘cambio de rumbo’, que es la que más me satisfacía. Resulta que llego a la página 164 del libro citado y me encuentro allí, ejerciendo de título de párrafo y de concepto explayado en él, este mismo término marinero que yo había hallado. ¿Por qué no haberlo utilizado? Por lo breve y más comercial del otro –habránse dicho los editores.
¡Oh clinamen –me digo a mi vez–, a la par responsable de la evolución de la materia y motor del libre albedrío de los hombres! Y me añado: ¿No habrá en los sorprendentes giros, vueltas y revueltas de los pámpanos de la bignonia tanto libre albedrío como en las decisiones que los humanos pretendemos tomar, aun sometidos a la determinación de las tiránicas circunstancias?

30 / sep / 13: Siempre ha sido instructivo a la par que jocoso observar el tan frecuente fenómeno de la etimología popular que se revela en formas como "cascahuetes", "vagamundos", "mondarinas", "alquilinos", etc. y que ya transformó en la Edad Media el romance "Mira Nero de Tarpeya" en "Marinero de Tarpeya". Veo hoy que el famoso rey Candaules, aquel pervertido de la Antigüedad que, desde Heródoto hasta nuestros días, ha dado tanto juego en literatura como en pintura, por su vicio de mostrar desnuda a su bellísima esposa al guapo jefe de su guardia, el fiel Giges, veo, digo, que José de Cañizares, aquel ya olvidado comediógrafo del siglo XVIII lo llama "Caudales", algo que suena mucho mejor y más como del rey Midas, el que todo lo transformaba en oro. Aún se permite luego el autor burlarse de su personaje Sumesfuit, "vejete gracioso", haciéndole trabucar el nombre de Zorastres por el de "Zorrosastres". La paja y la viga, ya es sabido.

28 / sep / 13: Parece efecto del ingenio argótico el llamar a los dedos "dátiles", pero ¿qué son éstos sino muy cultos dáctilos griegos, vulgo dedos? 
–¿Y nada tienen que ver entonces con los frutos de la palmera, Reverendo Fray Malaquías?
–Sí que tienen, inocente novicio, que ya los antiguos detectaron algún parecido entre unos y otros y llamaron metafóricamente a los miembros humanos con el nombre del fruto palmeril.
–¿Cuál es entonces, maestro, el ritmo dactílico, el que se obtiene chascando los dedos?, o ¿es más bien mascando dátiles y escupiendo huesos?
–Errado andas, Geri, pues se trata tan sólo de otra metáfora visual. Dáctilo se dice por tener, como el dedo, tres falanges, la primera más larga que las otras dos. Aquí te pongo un ejemplo: "Lúculo espárragos come sin tasa. Orínalos luego con hórrido hedor." Bueno, es más bien un ejemplo de hexámetro dactílico, o verso de seis pies.
–Si el hexámetro tiene seis pies, el cancerbero que representa la marca de gasolina italiana Agip es un buen ejemplo de este verso latino:

–Apaga enseguida ese ejemplo, necio mancebo. ¿No ves, que echando fuego por la boca, puede provocar un horrible incendio en la gasolinera y hasta en este blog?
–Llámese entonces Seisdedos, como aquel anarquista acribillado en Casas Viejas en 1933,  pues los pies, aunque parezca mentira pero se lo creo, son dáctilos. Un poema escrito en seisdedos. Si es a cuatro manos, ¡imaginen cuántos dedos!

Lo de "ritmo dactílico" suena a enfermedad cardiaca grave –apostilla Tomás Onaindía.

21 / sep / 13: Más diptongan aragoneses y navarros que catalanes o valencianos, ya que si éstos últimos celebran su pringosa Tomatina en Buñol, el cineasta turolense se llama Buñuel, y Buñuel se llama un pueblo de Navarra. ¿Por qué Granada, siendo tan castellana ella –y tan mora, claro– tiene otra localidad llamada Albuñol? Todo ello está relacionado con el buñuelo, que aun siendo tan moruno, no es palabra de origen árabe, sino tal vez prerromana.

–¿Por qué dice usted,  que el buñuelo es moruno?
–Dígolo, novicio Gerineldo, porque grande debe de ser su relación con los moros, y de ahí que los franceses denominen malsonantemente a aquéllos “bougnouls”, ya que don Francisco de Quevedo dice de ellos: “no hiciera cosa tan mal sonante ni indecente un moro buñolero.” (Perinola, O.C., Aguilar, p. 726b). No usaban de esta su habilidad repostera con los cautivos cristianos, no, que, como nos cuenta Berceo y es gran crueldad, “Dábanli yantar mala e non buena la cena.” (Vida de Sant Domingo). No siempre los buñoleros son moros que, en la torpe habla de los graciosos de comedia, también se pueden confundir con los bandoleros:

                                                         GIL. No temas ese cruel
                                                                 capitán de buñuleros

Aunque no sé si no tendrán algo de moros, o de turcos, estos bergantes saltacaminos, si el gracioso teme, en cayendo en sus manos, por su propia virginidad:

                                                                 Conmigo fuera cruel,
                                                                 que también entro doncel,
                                                                 y pudiera salir dueño

                                                               (Caderón, La devoción de la Cruz, II, 1088-89 y 1098-99)

[Vean ustedes la habilidad del redactor de estas páginas, que ha sabido, en tan sólo dos días consecutivos, relacionar filológicamente bandidos y buñuelos. Mayor es la de Don Pedro de la Barca, que con tal donosura y gracejo dice lo que los broncos españoles de hogaño resumirían en ‘Que no me den por el culo’].


 [¡Ojo, señor filólogo! No me confunda etimologías, que el francés “bougnoul” nada tiene que ver con el castellano buñuelo, sino que es vocablo wolof que significa ‘negro’].
20 / sep / 13: Habría que hacer un estudio –que a lo mejor ya está hecho– sobre los motes, sobrenombres y apodos que los humanos se ponen por razones muy variadas. Todo bandolero, pirata o forajido "tem que mudar de nome". Así le dice el veterano Lampiâo, rey de los bandidos del desierto, la catinga,  al recién venido Corisco, su futuro heredero, "pois cangaceiro tinha que ter um vulgo que impusesse medo". Claro, ¿cómo iba imponer miedo el califa del sertâo nordestino brasileño, si el cuitado se llamaba... Virgulino?! Mejor sonaba Lampiâo, que es rotundo aumentativo aunque sólo signifique 'farolón', 'lamparón'. Tampoco el novicio ostentaba un nombre muy terrorífico, Cristino; por eso adopta el vulgo Corisco. O aún mejor, Corisco, o Diabo Louro! 'el Diablo rubio'. Claro que, entre los feroces miembros de aquella partida, hay alguno que se equivoca, o se cree en cabaret de travestíes: Emilio Ribeiro, vulgo Beija Flor. ¡Qué hermosura de apodo! Besaflor, Colibrí... Claro que tampoco El Tempranillo, los Siete Niños de Écija u otros Chatos Pedrosa de la Sierra Morena debían de infundir mucho terror tan sólo por su nombre. Enttre los Niños, además, había un Ojitos, un Zamarrita. Menos mal que uno de los Siete ecijanos, para compensar, se llamaba Satanás.

7 / 9 / 13: Me asalta una duda, compañeros pitarrosos y demás lectores del "Avizor". Nada más abrir y empezar a hojear el último número de la revista Cuaderno, tan sugerente y prometedor como todos ellos, tropiezo con la expresión "su Némesis literaria".
¿Me he vuelto tonto, o me he perdido un capítulo de la renovación de la lengua castellana? ¿Némesis no es –o era hasta hace poco– la diosa griega de la venganza? ¿Cuándo ha sido nombrada –ya hace una porción de tiempo, por lo que observo– amiga íntima, confidente, alter ego, doppelgänger o alguna otra cosa así?
Ayúdenme a salir de mi atolladero.

>>>No te arrugues, oh filólogo sapientísimo. Es una manía tuerta como tantas otras. Suena bien, es esdrújula, da la impresión de que hemos leído a los griegos, etc.
Pedro Provencio.


 26 / 6 / 13: ¿Hay algo más característico del estilo de Shakespeare que su abundantia cordis, su irrestañable verborrea que le hace detenerse en plena tragedia para enumerar una a una las malas hierbas y florecillas silvestres que coronan la destocada testa del pobre, loco y aterido rey Lear?

                 CORDELIA. Crown'd with rank fumiter and furrow weeds,
                                 With harlocks, hemlock, nettles, cuckoo-flowers,
                                 Darnel, and all the idle weeds that grow
                                 In our sustaining corn.

Si se alzara ya la espada del verdugo para segar el cuello de la víctima, seguro que nuestro poeta se detendría a describir sus cabellos, pronto salpicados de sangre en el polvo, y a apiadarse de las venas que aún fluyen azuladas ajenas a la amenaza que las hará brotar en cruento géiser.
Digno es también de observar que la locura británica se manifiesta por este brotar de florecillas, como si las mentes en barbecho y dejadas a su suelto albedrío, en vez de producir monstruos, como las españolas, volvieran a su estado natural, a un estado natural preanimal, más próximo al de las bardas de las tapias que al de los primates. Sin salir de Shakespeare, ahí tenemos a la Ofelia de Hamlet, también coronada de flores, y, en pleno desvarío, caída/arrojada al agua por alcanzar nuevas para su diadema. Pintores prerrafaelistas y poetas de toda laya la han dejado navegando convertida en nenúfar o isla flotante de Xochimilco. Ya no sólo la cabeza sino el cuerpo todo se cubre de flores, hojas y plantas en el pobre loquito de Barnaby Rudge de Dickens. El que un cuervo, el taimado Grip, anide en su mochila aún contribuye más a convertir al locuelo en árbol ambulante y parlero.
¿Imaginan ustedes, sabios lectores, a nuestros orates cometiendo semejantes frivolidades? Los nuestros, si se cubren la mollera, lo hacen con bacías de barbero que son yelmos de Mambrino. 

>>>Escribe muy acertadamente desde Madrid el atento lector José Manuel Abad:
Para derroche de adjetivos en Shakespeare, ese maravilloso final de La Tempestad, con el diálogo entre Ceres, Juno e Iris. Mira qué precisión y riqueza:

Enter Ceres
Cer.
Hail many color'd messenger that ne'er
Dost disobey the wife of Jupiter
Who with thy saffron wings upon my flowers
Diffusest honey drops refreshing showers
And with each end of thy blue bow dost crown
My bosky acres and my unshrubb'd down 

Rich scarf to my proud earth why hath thy queen
Summon'd me hither to this short grass of green 


Proponemos aquí la hermosa traducción, ya clásica, de François-Victor Hugo, de 1865:

Entre Cérés.
CÉRÈS

Salut, messagère diaprée qui jamais
N’as désobéi à l’épouse de Jupiter,
Qui, de tes ailes safranées, sur mes fleurs
Secoues en gouttes de miel de rafraîchissantes ondées,
Qui, de chaque bout de ton arc bleu, couronnes
Mes champs coupés de haies et mes dunes déboisées !
Riche écharpe de ta terre superbe ! Pourquoi ta reine
Me convie-t-elle ainsi sur cette pelouse court-tondue ?

 

17 / 6 / 13: "Portabilidad interna". Como lo oyen. Así se llama en Telefónica a conservar el mismo número de teléfono tras una mudanza. ¿No suena a ironía macahadiana, al estilo de "Los eventos consuetudinarios que acontecen en la rúa"?

12 de junio del 13: Acabo de leer un cartel que decía: "La entrada de la tienda es por la otra calle". ¿Cómo quieren los pobres extranjeros lograr un día dominar el ser y el estar y captar las mil sutilezas de este idioma?
¿Por qué no dice: "la entrada de la tienda está en la otra calle"? Porque el verbo modifica, como en tantas otras ocasiones, el sentido del sujeto, y aquí el sustantivo "entrada" deja de significar 'puerta' para significar 'acceso'. No 'está, sino 'se efectúa'.


11 de junio de 2013: Si, en 1853, el ascético ermitaño don Gustavo Flaubert, empeñado en levantar acta de la mediocridad, la bajeza y la ramplonería de la burguesía contemporánea en su Bovary, sueña con llegar a escribir mármoles, alhajas y pebeteros orientales; si, como tanto otros, sueña con hacerse rico un día y, también como tantos otros, repartirlo generosamnete entre los amigos pobres, construyendo para ello un asilo que los acoja cubierto de sedas y brocados, con pavos reales sobre el césped y cisnes flotando en los estanques, ¿no estaba ya inventado el modernismo rubeniano, igual de antiburgués y fantasmagóricamente aristocrático? Dicho de otro modo, ¿no resultan tan anacrónicos y reaccionarios como imitativos los ensueños de nuestros criollos?

9 de mayo de 2013: Varios son los visitantes de esta atalaya filológica que se han interesado por esta nuestra última aportación. Dos sobrinos del autor, de los que figuran por méritos propios en "Glorias janíneas", contribuyen a nuestra instrucción: el uno, Mikel, transmitiendo pintorescos mensajes que recibe, como dibujante de cómics, de convocatorias de concursos en ese batua tan poco vascongado, donde todo son "album", "ilustrazio", "narrazio", etc., y que terminan con el euskérico grito ancestral de "Animatu!!", para que el vascoparlante se anime en su lengua vernácula, tan distinta de la nuestra.
El otro, Pablo, puntualiza: "Totalmente de acuerdo en el espíritu. Sin ánimo de polemizar, no obstante, algunas precisiones:

Aire: arnasa
Arbol: suhaitza
Pared: horma [del latín, "forma". ]
Taberna: ostatu (si bien puede que falte una "h" que la relacione con Hostal...) 


Lo del papel no me parece exacto. Es, a mi entender una de las "palabras que, por corresponder a inventos modernos, decubrimientos científicos o conceptos abstractos, no entraban sin duda en el universo mental de aquel apacible campesino o pescador que poblaba la comarca." 


[Fray Malaquías sigue observando que, aun con su mejor voluntad, su sobrino Pablo sólo ha conseguido allegar un 50% de términos genuinamente vascos, ya que ostatu y horma son dos latinismos, procedente el uno de "hospes", "hospitalia", etc.; el otro, de "forma", cmo la horma del zapatero].

Diálogo entre aragoneses: –Por cierto, ¿habla usted lapapyp?. –No, yo hablo lapao.
No me digan, lectores, que no saben de qué estamos hablando. La primera es la Lengua Aragonesa Propia de las Áreas Pirenaica y Prepirenaica, y la segunda, la Lengua Aragonesa Propia del Área Oriental. ¿A que vamos mejorando?
>>Tomás Onaindía comenta: "Está bien que eso de hacer el ridículo no mate, pero al menos podría doler un poco."
>>Pedro Provencio: "La estupidez humana no tiene fin, creo que decía Einstein."
>>J. M. Abad: "Ayer me reí un buen rato a cuenta de los 'nuevos' idiomas. Hay que ser burro: con lo fácil que es llamar a uno aragonés y al otro, simplemente, catalán. Ahora, que hasta a cuenta de un idioma tan modesto como el aragonés, con 20.000 hablantes tirando por lo alto, surgen disputas y rencillas: por lo visto, hay dos propuestas ortográficas enfrentadas. Me imagino a los baturros pegándose a garrotazos, como en el cuadro de su paisano Goya.
Este asunto recuerda a otros ridículos de las comunidades con catalanohablantes gobernadas por el PP: no sólo hablan de la existencia del 'valenciano', sino del 'mallorquín, menorquín, ibicenco y ¡formenterense!'. Creo que se han dejado al caprino porque en La Cabrera no deben de vivir más que cabras. Va a ser que lo único que compartimos los españoles es el acceso al Corte Inglés, la tortilla de patatas y la facilidad para enfrascarse en disputas de paletos.
 

7 de mayo de 2013: ¿Qué diríamos de una reliquia de la antigüedad, expuesta en la vitrina de un museo arqueológico como uno de los más antiguos vestigios del trabajo del hombre primitivo, si supiéramos que un 55% del hacha de sílex, la vasija de barro o la pintura rupestre está hecho de plástico, plastilina o pintado con rotulador? Algo así ocurre con la lengua vasca, llamada euskera, o con mayor propiedad, batua, refiriéndose este último vocablo a la lengua unificada que los jerarcas encargados de la política lingüística tuvieron a bien en el siglo XX... ¿componer, modernizar, fabricar, falsificar?
Tomemos por ejemplo un “Vocabulario básico vasco” publicado en internet, lista que viene precedida por una breve introducción en la que se lee: “El vasco es una lengua no indoeuropea, de origen desconocido, una joya lingüística que merece la pena conservar y conocer.” La “joya” que los autores exponen en esta vitrina virtual se compone de 55% de palabras de origen alienígena (en vasco, erdara) y de un 45% de léxico aparentemente indígena.

¿Quieren algunos ejemplos?  :
Aire: aire.
Arbola: árbol
Familia: familia.
Fruta: fruta.
Karakol: caracol.
Momentu: momento.
Mundu: mundo.
Musika: música.
Pakete: paquete.
Paper: papel.
Pareta: pared.
Pilota: pelota.
Pilotari: pelotari.
Taberna: taberna.
Zapata: zapato.

Voluntariamente hemos prescindido de palabras que, por corresponder a inventos modernos, decubrimientos científicos o conceptos abstractos, no entraban sin duda en el universo mental de aquel apacible campesino o pescador que poblaba la comarca. Pero, aún así, la pregunta que nos atenaza es: ¿realmente, no había en todo el país vasco aire, árboles, familias, frutas, caracoles, etc., etc.; o, lo que aún parece más grave, los habitantes de aquella comarca ¿no fueron nunca, y a través de tantos siglos, capaces de nombrarlos? En ese caso, la “joya” puede pretender, sin miedo a la competencia, al récord Guinness del idioma más pobre de la Tierra. Quizás la explicación más plausible sea que los mencionados jerarcas, tan ineptos e incompetentes como  perezosos, se hayan reunido para acabar cuanto antes con la tarea y bajarse pronto al bar a echar un mus y unos pacharanes. Claro que la culpa no es del rupestre sino del arqueólogo, pero ¡vamos, qué falsificación!

El fraude es tanto más indignante cuanto que basta con asomarse a cualesquier foro o ágora auténticamente filológicos para encontrar, como no podía ser de otra manera, un frondosísimo bosque secular de palabras que designan 'árbol', por ejemplo, donde los pillos redomados disfrazados de euskoacadémicos podrían haber recogido mil variedades que trasplantar a su nuevo diccionario constituyente. ¡Pero no! En vez de esforzarse por llegar a satisfactorios resultados, optaron por tirar por la calle del medio y, tras talar y desforestar el idioma que otros habían puesto a su cuidado, sembrar semillas foráneas. ¡Y para eso había allí gente como Mitxelena y otros ínclitos!  

3 de mayo de 2013: Ahí tienen al filólogo Fray Malaquías departiendo amigablemente, en los jardines de la granadina Fundación Francisco Ayala, nada menos que con el filólogo máximo, el director de la Real Academia española, don José Manuel Blecua.



1 de mayo de 2013: ¡Aviso a los filólogos!

¿Por qué no quiero, Gala, hacerte mi esposa?
Eres filóloga, 
y mi minga a menudo comete barbarismos.

(Marcial, Epigramas, 11. 19. Traducción de Pedro Conde Parredo)

28 / 4 / 13: Siguiendo con lo dicho sobre el imperfecto en una entrada anterior, rico y complejo es el tema y difíciles de analizar sus uso y sentido. Como dice el filólogo Manuel Ariza Viguera en su estudio El indicativo, la alternancia aparentemente injustificada entre imperfecto y pretérito indefinido es usual desde el Mío Cid hasta los artículos de la prensa actuales, con algunos picos en Berceo, tal vez en Valle-Inclán o Sánchez Ferlosio. Si se nos ocurre alguna observación aclaradora, volveremos sobre el asunto.
No es muy esclarecedor, pero sí que intuye uno como que hay algún parentesco de intención entre el imperfecto infantil del juego y expresiones también desiderativas como ¡aquí me echaba yo una siesta...!

19 / 4 / 13: Habrá quien encuentre que los jóvenes de hoy para todo dicen "guay" Y ¿qué otra cosa hacían en tiempos de Flaubert, cuando TODO era "crâne"? "C'est égal, il est sorti de là de crânes bougres, et de crânes choses." Es todo lo que se le ocurre decir al gran Gustave, transido de admiración ante la Acrópolis de Atenas: 'Da lo mismo, de ahí han salido tíos guay y cosas guay'.

15 de abril de 2013: La ele “llaminada”, o geminada, es decir el puntico (punt volat o alçat) que los catalanes ponen entre ele y ele (paral.lel, por ejemplo) para que se sepa que no se pronuncia como la elle española es una seña de identidad, un signo distintivo puesto para subrayar el famoso hecho diferencial. Porque no es necesaria tanta alharaca ni tanta barretina para pronunciar lo que latinos, franceses e italianos, por lo menos, pronuncian igual que ellos escribiéndolo con dos eles junticas sin más. Como tantos otros caprichos, es invento reciente, del siglo XX, debido al restaurador don Pompeyo Fabra. Estas minucias ortográficas, como todo lo que atañe al idioma patrio, suele ser objeto de culto e idolatría –de fetichismo, si se prefiere. No otro es el tratamiento que se da a este lado del Ebro a la tilde de la eñe, timbre de gloria y blasón de las Españas, tan seña de identidad como el toro de Osborne, por la que muchos ciudadanos estarían dispuestos a derramar su sangre.
Si ya es curioso que contemos nuestros sueños en imperfecto:

 Anoche cuando dormía
soñé ¡bendita ilusión!
que una fontana fluía
dentro de mi corazón,

aún lo es más que los niños jueguen a lo que no son y les gustaría ser en ese mismo tiempo verbal: "Vamos a jugar a que éramos piratas". ¿Cómo se pasa de ese futuro inmediato a ese pasado que está aún por venir, por jugar? ¿Serán los imperfectos tiempos de lo irreal?
Citábamos, allá por el año 2008, a Javier Cercas cuando dice:La filología es el mejor remedio que conozco contra la tristeza.” Pero no se confunda eso con la lengua, ya que, como dice Carlos Piera: "La lengua misma, en cambio, consuela bien poco: nos trata con indiferencia olímpica", y apoya lo dicho con la autoridad de Sánchez Ferlosio: "La lengua es de las cosas humanas, justamente la más impersonal".

9 / 3 / 13:
Donde de veras disfruta el filólogo es entre libros. El verdadero filólogo, el amante de las palabras, de las letras y de los libros, sale de su encierro, se lanza a viajar y conocer mundo, pero donde de veras la goza, no es ante paisajes sublimes ni monumentos venerables, sino de conversación con otros eruditos. Esa debió de ser la decepción de Fausto, que el cielo que le prometía el infierno no estaba hecho sino de tabernas, amor de doncellitas y otras fruslerías así, cuando a lo que aspiraba sin duda era a comprender de una vez todo lo que había leído. Por eso, el joven Flaubert, que se ahoga en su encierro provinciano y lluvioso de Croisset y por fin ve realizado su sueño de viajar a Oriente, queda un poco descepcionado por el desierto, admira bastante pirámides y esfinges, pero donde mejor se lo pasa es la tarde que, libre de compañía y con su agenda en blanco, se dirige a un monasterio donde reside un sabio archimandrita copto rodeado por sus discípulos doctores y pasa la tarde entera con ellos en sacra conversación, hablando de misterios teológicos y arcanos múltiples, nutrido como está él de la indigestión bibliográfica que lleva en el caletre desde que viene documentándose sobre todo tipo de sutilezas religiosas con miras a su Tentación de San Antonio.
Donc je reviens a l’évêque. Il m’a reçu avec moult politesses; on a apporté le café et bientôt je me suis mis à lui pousser des questions touchant la Trinité, la Vierge, les Evangiles, l’Eucharistie; toute ma vieille érudition de Saint Antoine est remontée a flot. Cétait superbe, le ciel bleu sur nos têtes, les arbres, les bouquins étalés, le vieux bonhomme ruminant dans sa barbe pour me répondre, moi à côté de lui, les jambes croisées, gesticulant avec mon crayon et prenant des notes, tandis qu’Hassan se tenait debout, immobile, a traduire de vive voix et que les trois autres docteurs, assis sur les tabourets, opinaient de la tête et interprétaient de temps a autre quelqlues mots. Je jouissais profondément. Cétait bien là ce vieil Orient, pays des religions et des vastes costumes.”
(Carta a su madre, 5 / 1 /1850).


3 / 3 / 13: Árbol del paraíso 2. ¿Cómo es posible que, tras la irrefutable demostración hecha por este monje filólogo de que el árbol del Edén era una higuera, otro monje, injustamente alabado como poeta, y huésped para mayor vergüenza de aquel mismo monasterio de San Millán de la Cogolla ­–que, como se recordará, albergaba la prueba fehaciente de lo que aquí se afirma–, pretenda con el mayor desparpajo y sólo movido por la atracción de la rima que el fruto prohibido no era ni un higo ni una manzana, sino... ¡¡¡una peraaaa!!!?? Pues tal es el ripio, el disparate teológico y la impudencia de Gonzalo de Berceo cuando entona su tontaina cantinela:


                “En essa misma forma, cosa es verdadera,
                acometió a Eva, de Adam compañera,
                cuando mordieron ambos la devedada pera”  

                        (Vida de Santo Domingo de Silos, 330, abc)

Vamos, que si llego yo a ser el abad, lo exclaustro y lo excomulgo.


3 / 3 / 13: Permítaseme que, como filólogo que soy, aventure esta etimología:
Si ya URDIR significaba ‘maquinar y disponer cautelosamente’, ‘tender lazos o añagazas’, su derivado URDANGAR debió de formarse mediante combinación con el pop. MANGAR, ‘hurtar, hacerse con lo ajeno’. De ahí procede URDANGARÍN, como danzarín, bailarín , saltarín, “el que lo tiene por oficio”, precisa el DRAE. Urdangarín viene a ser quien tiene por oficio urdir para mangar. Sorprende que, como cuenta la prensa, busque trabajo si ya tiene este tan provechoso.
Por su parte, el alevín de filólogo Julio Provencio manda desde Bolonia (Italia) este provechoso apunte: "¿Cuándo se escribe cuándo, cómo, qué, etc., con tilde? Muy sencillo: cuando después puedes emplear la palabra "cojones". Ej.: "¿Qué cojones pintas tú aquí?", que, debidamente depurado, puedes dejar en "¿Qué pintas tú aquí?" Hay algunas excepciones, pero la regla cumple.


2 de marzo de 2013:

El PARACAÍDAS en la literatura y el arte : Sépase que las acampanadas haldas que hacen volar a las mujeres no es ocurrencia reciente, obra, por ejemplo, de Salvador Dalí, quien tanto prodiga esta metáfora visual. Ya Cervantes, en su Persiles, cultiva este mismo ejercicio: “Alzaron todos la vista, y vieron bajar por el aire una figura, que antes que distinguiesen lo que era, ya estaba en el suelo junto casi a los pies de Periandro. La cual figura era de una mujer hermosísima, que habiendo sido arrojada desde lo alto de la torre, sirviéndole de campana y de alas sus mismos vestidos, la puso de pies en el suelo sin daño alguno.” (Libro III, cap. 14). En nota a pie de página de tal evento, el sabio don Juan Bautista Avalle-Arce apostilla: “Este episodio ha provocado una fantasía de E. F. Granell, “La mujer voladora”, Revista Hipánica Moderna, XXXI (1965), 192-206. Discúlpeme el sabio Bautista si hallo menguada y roma su nota, cuando lo que aquí procedía era señalar que tal aventura y todas las que a ésta sucedieron tienen su palmario y preclaro precedente en la enigmática, sutil y refinada Fábula de Amor y Psique, hija del ingenio norteafricano de don Marco Aurelio Apuleyo, inserta en su inmortal novela El Asno de oro. Narra el latino, vertido al romance por don Lisardo Rubio Fernández: “el dulce aliento del céfiro que la acariciaba agitando en ondulaciones alternas el ruedo de sus faldas, acaba hinchando todo el vuelo de sus vestiduras; Psique se eleva gradualmente y se ve transportada por los aires en suave descenso a lo largo de la roca, hasta un profundo valle que había al final.” Tanto más probable es que este pasaje latino sea modelo del castellano cuanto que el texto cervantino reivindica su linaje bizantino. Entre uno y otro texto, hállase un tercero del siglo XII, el Tristán del franconormando Béroul, en el que el autor compone la siguiente escena:

Tristran i saut mot se legier
Li vens le fiert entre les dras,
Qu’il defent qu’il ne chie a tas.

(Allí salta Tristán con gran agilidad / el viento se le cuela so la capa, / y le impide que se estrelle. Traducción de Fray Malaquías de Leffe)
Viniendo a época más reciente, chileno tenía que ser Hernán Rivera Letelier para poder escribir: “El circo se fue elevando y perdiéndose como un paracaídas cayendo hacia arriba” (La reina Isabel cantaba rancheras). ¿A quién otro que a un compatriota de Huidobro se le podía haber ocurrido tan descabellada imagen? Recordemos aquí que no sólo el poeta chileno es el autor de Altazor, o el viaie en paracaídas (1919), sino que su más conspicuo exégeta, el otrora filólogo y hogaño monje amanuense exiliado en Granada desde su Santa Abadía de Leffe, estriba su bien ganada fama en haber descubierto la levitación del paracaídas, revolución copernicana que da al traste con las teorías de Newton y deja la relatividad de Einstein a la altura de los dobladillos. (cf. Carlos Janín: “Altazor, o el paracaídas en levitación”, Cahiers d’Etudes Romanes, n° 14, Université de Provence, Aix- Marseille, 1989).
Anoto aquí la agudeza y perspicacia del maestro Calasso al decir de un dibujo de Ingres, el de la señorita Bárbara Bansi sentada, a la mina de plomo, “que puede fecharse en 1797 ya que sobre el fondo se entrevé el primer paracaídas, experimento de André-Jacques Garnerin de octubre de ese año” (La Folie Baudelaire, p.138)

25 / feb / 13: El meteorológico artificio con el que los artistas renacentistas y barrocos, así pintores piadosos como grabadores de ilustraciones para la imprenta, traducían a la imagen la forma impersonal del verbo mediante un brazo que, saliendo de una nubecilla de entre bastidores, viene a regar una planta, encender una vela, blandir una espada o la palma del martirio, a efectuar en suma cualquier cometido alegórico en el centro de la escena, –práctica frecuente en el dibujo de empresas, lemas, divisas y otros motivos heráldicos–, bien se ve que es posterior al uso idiomático del “se”: 'riégase una planta,  se enciende una vela con otra vela', 'se corona al héroe', etc. Pero ¿no asistimos actualmente a una inversión, con la práctica tan extendida, de arañar el vacío con dedos índices y corazones a la altura más o menos de las sienes o los cuernos, para significar que la palabra pronunciada debe entenderse como puesta entre comillas? Paréceme que, dado que lo primero fue la palabra oral y mucho más tardía la escrita como partitura que trataba de fijar aproximadamente las mil y una modulaciones y matices de la prosodia, este amago de bailar la jota aragonesa al modo de las focas en los circos no demuestra sino incapacidad para expresar mediante la voz, riquísima en posibilidades expresivas, lo que las pobres comillas escritas tan pobremente traducen.
 


24 / feb / 13: Disquisiciones en torno a un árbol


El árbol del Paraíso, también llamado del Saber, o del Bien y del Mal, a cuyo tronco se enroscaba la serpiente que tentó a Eva con su manzana, debía ser un manzano, ¿no? Pues no: era una higuera, árbol por cierto muy bíblico y evangélico. Bien claro lo pone en la página manuscrita del Beato Albeldense (manuscrito conservado en la Real Academia de la Historia de Madrid, procedente del monasterio de San Millán de la Cogolla), donde, por encima de la efigie de nuestros primeros padres, que, sin aún empezar a pecar, ya están cubriéndose las vergüenzas con amplias hojas de higuera, y por encima de la copa del árbol, que ya se ve que es una higuera por su mera apariencia, está escrito en claras mayúsculas: “LIGNVM FICI”, ‘tronco de higo', ‘árbol de higo’; y lo que la serpiente ofrece a la pecadora en ciernes no es una manzana, sino… —¡lo han adivinado mis perspicaces lectores!— ¡un higo! ¿Procederá de ahí la expresión de  "tonto del higo", por lo que de tonto tiene perder todo un paraíso por un mordisco a una fruta menguada? Por si aún quedara alguna duda sobre la identidad de este árbol, tan fundamental para nuestro posterior destino como especie teológicamente condenada, la orla caligráfica que rodea la escena pecaminosa precisa también, en su lado izquierdo, que “FOLIA FICI TONSVERVNT SIBI”, o sea que se cubrieron con hoja de higuera, y no de parra, como algunos pretenden. Lo que muestra que no hay mal que por bien no venga, y que el árbol que te pierde con su fruta es también el que te viste con su hoja. Supondrán los lectores que si el lignum es fici y la folia también fici, el fruto al que tiende la mano aquella nuestra pecadoraza madre (“EVA MANVM PORRE”) para tomarlo de las fauces de la sierpe será un ficum, ¿verdad? Pues no: es un “POMVM”; mas no les lleve ello a error y vayan a creer que la higuera primordial daba manzanas, no, sino que, gracias a la filología, sabemos que pomum también significa ‘higo’.

Por si quedara aún alguna duda al respective, lean lo que dice aquel maestro mercedario y autor de comedias, Fray Tirso de Molina:


 En la opinión  
que afirman fueron los higos 
el manjar que le vedaron, 
causa de tanto castigo. 

(El colmenero divino)
                           
Bien le viene el higo a Fray Téllez –me dirán ustedes– para rimar con castigo, pero no es ese el principal motivo, ya que igual le hubiera venido cualquier otra fruta:


En la opinión

que afirman fue la ciruela

la fruta que le vedaron

causa de tanta secuela.



(Tarso de Bolina, El colillero adivino)


*****

21 / feb / 13: Bueno, pues acabar de regocijarnos los sabios todos reunidos en nuestro filológico Olimpo de lo mansa que está la mar océana castellana, cuando acude desde la mezquina tierra un mensajero –Pedro Provencio– para advertirnos que los humanos, siempre aquejados de esa su persistente húbris (ὕϐρις), ya se alzan blandiendo la antorcha de la discordia.
Habla el mensajero: "Charlando con dos amigos poetas argentinos -muy recomendables, reconocidos en el gremio de allí y de aquí-, me ha sorprendido que sean tan celosos de la lengua que hablan y que aseguren impertérritos que lo suyo no es el español propiamente dicho, sino algo recreado en aquella orilla y emancipado de la lengua de España. Se apoyan, por un lado, en que allí se emplean términos jamás oídos aquí, y por otro, en que su "tonada" difiere de la nuestra. Y todo eso lo adornan con ejemplos pintorescos que al parecer consolidan sus convicciones. Cuando me harté de que se aplaudieran mutuamente, de que criticaran a los traductores españoles porque al parecer vierten los diálogos "al cheli madrileño" y de que defendieran la necesidad de traducir "para cada país" -¡sic!-, intervine preguntándoles por la sintaxis. "¡Ya estás con tus manías de maestrillo, Pedro!". Uno es un maestro de segunda, sí, pero aprendió que el léxico local, regional y hasta nacional no pasa de ser un montoncito de ladrillos de coloración o composición particular que sólo puede emplearse en un edificio cuyos planos, estructura, distribución y hasta ladrillos funcionales son idénticos en Veracruz, en Jaén o en Antofagasta. Da igual decir "autobús", "guagua" o "colectivo" -y da vergüenza tener que recordárselo a alguien-, porque el lugar que ocupan minucias así en una frase bien trabada no varía para España peninsular, Canarias o Argentina. Y en cuanto a los particularismos morfológicos o los acentos del habla, hasta en Bachillerato intentamos enseñar que son fenómenos normales, más consolidadores que disgregantes. Cualquier lengua -pensemos en el inglés- ha desarrollado variantes que se mantienen vigentes hasta en la época de los medios de comunicación unificadores (véase la nota de AVIZOR donde el sabio granadino don Gregorio Salvador habla de ese fenómeno). Pero para mis amigos -él, del Noroeste casi andino; ella, porteña- si hablás así, che, no estás hablando en español, sino en argentino. ¿No se reúnen las Academias desde hace decenios para confirmar y proclamar la cohesión segura sin miedo a la diversidad? ¿No se han asomado nunca mis amigos ¡escritores! a un modesto comentarista de Chomsky o a un manual de sociolingüística? Mi intervención debió de parecerse a una clase mal dada, porque me gané el calificativo de "hinchapelotas", familiar para cualquier hablante de nuestra lengua aunque no lo haya empleado nunca. Claro: no sólo había pretendido yo discrepar, sino que les estropeaba el banquete de reconocimiento patrio y reafirmación nacional. Y así vemos cómo se pasa de la lingüística básica al monstruo nacionalista, que es omnívoro y también devora a buenos poetas."
Reunidos los inmortales en las cimas vaporosas de nuestra filológica mansión, vacilamos entre enviar un rayo contra esos engreídos narcisistas, o recomendarles la lectura de algún maestro de la psicología, por ejemplo, el viejo Alfred Adler, y más en concreto su obra El carácter neurótico (1912). Porque nos decimos: ¡A saber qué complejos de inferioridad no arrastrarán esos pobres para pasarse todo el tiempo preguntándose ante el espejo si no son las más bellas!

18 / 2 / 13: Recuerdo que, en charlas, clases, conferencias, me atrevía yo en pasados tiempos docentes a atribuir al factor televisión, y en especial a sus culebrones, un efecto benéfico de unificación de la lengua castellana, que contribuía a alejar la amenaza de una nueva fragmentación lingüística, como la habida en la Romania, que los filólogos de ambas orillas vieron cernerse a comienzos del siglo XX. Topo ahora por casualidad, leyendo a Francisco Ayala, con la más autorizada confirmación de aquella intuición mía, al citar el anciano escritor granadino un estudio de Gregorio Salvador, “quien, bajo el título de Un vehículo para la cohesión lingüística: el español hablado en los culebrones [1994], muestra cómo ese género de entretenimiento [consolida] nuestra unidad lingüística en una tan dilatada extensión geográfica.” (“Vitalidad actual de la lengua española”, En qué mundo vivimos, 1996). Otro estudio que corrobora este su papel benéfico es el de Jorge Ignacio Covarrubias, secretario de la Academia Norteamericana de la Lengua Española: “Las telenovelas ejemplares: Thalía, Betty la Fea y el idoma de Cervantes”, V Congreso internacional de la lengua española, Valparaíso, 2010.
 
16 / 2 / 13: Du temps de Flaubert, "on" ne voulait pas encore dire 'nous', mais 'eux': "Après le mariage, on fera un voyage en ltalie et l'hiver prochain on habitera Paris." Se trata de su amigo Le Poittevin, recién casado con la Srta. Maupassant. Compárese con el "On les aura!" de los poilus de la guerra del 14, sólo 70 años más tarde.



15 / feb / 13: Nuestra activa y ejemplar Fundación F. Ayala granadina, con sus inmejorables Rafa y Manolo al frente, está organizando un ciclo sobre traducción que debe interesar sobremanera a cuantos son del ramo. La primera sesión, que me perdí, y que debió de ser apasionante, versó sobre La montaña mágica de Th Mann (*). La de ayer iba de sonetos de Shakespeare, que, no sé si os habéis dado cuenta, lectores, están saliendo de los hornos como bollos calenticos, a un libro por semana. Algo así como lo que ocurrió, ocurría y tal vez aún ocurra con las manoseadísimas y ya ajadas Flores del mal del amigo Baude al aire.
La cuestión candente sobre la que giró el debate fue la de la rima y el metro. Este traductor (Pedro Pérez Prieto**) es defensor de aplicarlos, como en verdad los aplica, con harto virtuosismo, en la traducción que nos presentó (ed. Nivola). La defensa que hizo de la fidelidad en la forma fue de lo más convincente, aduciendo mil autoridades y ejemplos, acerca de la importancia de la musicalidad y del maravilloso invento humano que es el concentrado de parecido de sentido y sonido que se encierra y estalla en la rima (lo que llegó a comparar, y me pareció acertadísimo con le hasard objectif de los surrealistas). El término que utilizó fue el de "holístico" en su sentido de exigencia integradora y globalizante que no permite excluir ningún elemento de un conjunto, en este caso, el soneto. Se leyeron innúmeros sonetos, se comentaron y elogiaron y aplaudieron... pero, a la hora de la verdad, y ya en el ruedo y lejos de las teorías, había cosillas raras que chirriaban de vez en cuando, como algún verso cojo –uno o dos le señalé yo al paso de la lectura a mi vecina de pupitre–, un uso indebido de la sinalefa, o palabras tan impropias como llamar a un pecho femenino "pardo", en vez de moreno, tostado, atezado (nigra sum sed formosa), porque seguro que le hacía falta una palabra llana de dos sílabas. Se me hace que nuestro bondadoso y machadiano poeta Rafa Juárez, tan discreto él que apenas si dijo algo, no comulgaba en absoluto con esta práctica.
La próxima sesión a la que invito a los lectores con fervor es francesa y trata nada menos que de la traducción, por imposible que parezca, de Rabelais(***). Su autor, como todos los que intervienen en este ciclo, mereció el mismo premio nacional Esther Benítez.
–––––––––––––––
*Isabel García Adánez es profesora titular del Departamento de Filología Alemana de la Universidad Complutense de Madrid y Secretaria General de ACE Traductores. Entre sus traducciones literarias se cuentan numerosas obras de autores alemanes (Heinrich Heine, Theodor Fontane, Joseph Roth, Ingeborg Bachmann y Herta Müller entre otros), y su versión de La montaña mágica de Thomas Mann recibió el Premio Esther Benítez a la mejor traducción de 2006.
**Pedro Pérez Prieto (Navaescurial, Ávila, 1953), licenciado en Filología Moderna por la Universidad de Salamanca y en Filología Española por la UNED, ejerce la docencia como catedrático de inglés en el IES Gregorio Marañón de Madrid y es socio de ACE Traductores. Traduce poesía de forma continuada desde el año 2003. Además de los Sonetos de William Shakespeare, ha traducido los sonetos y odas de John Keats, y algunos poemas de cierta extensión como “The Raven”, “The Rhyme of the Ancient Mariner” y “The Lady of Shalott”. En la actualidad está pendiente de publicarse su antología de poesía en lengua inglesa en edición bilingüe.
***Gabriel Hormaechea Arenaza (Bilbao, 1945) es profesor del IDEC de la Universidad Pompeu Fabra, donde imparte docencia en el Máster en Traducción Literaria y Audiovisual, así como en el Posgrado de Traducción Literaria. Entre otros autores, ha traducido a Elisabeth Van Gogh, Fernande Olivier, Vincent Van Gogh, Paul Gauguin, François Olivier Rousseau, Ciril Collard, Mireille Calmel, Jean Paul Sartre, Anatole France, Colette, Flora Tristán, Anne Gédéon Lafitte, Édith Piaf, François Rabelais y Patrick Modiano.

13 / 1 / 13: Volviendo sobre El pudor de la palabra de que hablábamos allá por septiembre del año 12, vean cómo Théophile Gautier –el hipócrita de él, que lleva páginas regodeándose con cada velo que se quita la interfecta – no se atreve a describir el último acto del striptease de la esposa del rey Candaules: "Mais la pruderie moderne ne nous permet pas de pareilles descriptions, car on ne pardonnerait pas à la plume ce qu’on permet au ciseau, et d’ailleurs il est des choses qui ne peuvent s’écrire qu’en marbre." (Le roi Candaule, 1845).

10 / 1 / 13: Entre Filología y Cerveza y su pizca de Historia, la ciudad bohemia de Budweis, sede de la ilustre cerveceía Budweiser, eternamente en conflicto con el usurpador yanqui, fue duramente disputada entre católicos imperiales y príncipes protestantes durante la primera parte de la Guerra de los Treinta años. En 1619, gracias a la pericia del mariscal imperial, el flamenco español y luego checo conde de Bucquoy, y tras la derrota que éste inflige a los enemigos de nuestra santa religión, queda la ciudad ya para siempre amarrada sólidamente al Sacro Imperio y a la casa de Austria.
Lo filológico viene ahora: el anónimo cronista de La guerra del Palatinado –Francisco de Ybarra para unos (Morel-Fatio), Virgilio Malvezzi para otros (Donald Shaw)– llama a esta ciudad, con el desparpajo que reinaba entre los escritores de antaño, «Budunais», y a su duque defensor «Buque», como si fuera una nave. Ya veremos por quién se decanta nuestro legañoso erudito Fray Malaquías, que aún está muy dudoso sobre la cuestión de la autoría. Quienes optan por el italiano aducen ciertos italianismos en su prosa. Y ¿qué decir entonces de flagrantes galicismos como «rivera», utilizado sistemáticamente para nombrar todos los ríos de la región palatina, "chemineas" (p. 433), o el aún más grave de «nombre» con sentido de ‘número’ ?: «Cuyo nombre, como hemos dicho, era de 3000 infantes ingleses y 2000 cavallos de Olanda». También utiliza "maraço", sin embaraço alguno, por decir 'pantano'?, lo que procede del francés marais, marécage, y que figura en el magno diccionario de Elena Varela Merino, Los galicismos en el siglo XVI y XVII, (C.S.I.C., Madrid, 2009).

Aquellas transcripciones tan defectuosas reflejan un ambiente de absoluta oralidad, el cogerlo todo de oído y no haber visto ni de lejos un nombre escrito. Así sale todo al buen tun tun y a ojo de buen cubero; pero no tanto, que no se oiga algo de verdad en la pronunciación de la época. Así, para los ojos del atento filólogo, resulta por demás significativo que el escriba haya percibido y transcrito Bucquoy como « Buqué » [el acento se lo pongo yo, porque el original no lleva uno solo], y no como Bucuá, o Bucá. Eso muestra que lo que oía nuestro anónimo era //Bucué//, que es como se pronunciaba en francés de la época, al igual que //le Rué// (le Roy), //nuer// (noir), etc. ¿Por qué dice en otro lugar « Juan File » para Jean Ville ? Porque con un no tan mal oído, nuestro fonetista militar ha percibido la uve francesa en toda su fricación labiodental. Veamos un último ejemplo por no aburrir demasiado a nuestro auditorio. Leemos « Roxfort » por Rochefort, y es muy buena pronunciación. En vez de decir //Rochefor//, como diría cualquier entendido en cine actual, el cronista se ha tragado muy correctamnete la e muda. En resumidas cuentas,
a)    Como mejor se aprende a pronunciar es de oídas.
b)   ¡Qué buen magnetofón es una crónica para quien sabe oírla!

8 / 1 / 13: En Público de hoy: "Amy Winehouse, una de las artistas con más talento del Reino Unido con numerosos galardones, fue encontrada muerta en su piso del barrio londinense de Camden tras una larga batalla contra el alcohol y las drogas." ¿Por qué "contra"? Habría que decir "a favor", ¿no?, si los mismos médicos que la trataban dicen que nunca les hizo el menor caso.

21 / 12 / 12: Con fecha de 4 de junio del corriente y casi extinto año 12, escribía este monje Malaquías en la Bitácora de la Fundación Francisco Ayala de Granada lo siguiente: "No tiene en principio nada que ver con don Francisco, pero volviendo sobre aquel famoso “abrazo” entre los hermanastros Pedro el Cruel y Enrique de Trastámara que también describió Ayala en su relato, no me resisto a señalar aquí una curiosidad históricoliteraria, y es que, debido a aquella guerra tan civil como internacional, Geoffrey Chaucer, el ilustre autor de los Cuentos de Canterbury, sin duda con una misión diplomática de su monarca británico, estuvo por aquellas fechas en Castilla, exactamente en 1366. Lo que sí es seguro es que, en la frontera franconavarra, se le expidió un salvoconducto por tres meses, desde febrero hasta mayo (para “Geoffroy Chausserre, escuier englois”), que seguramente aprovechó para cumplir con su cometido de apoyo al rey don Pedro al mismo tiempo que para peregrinar hasta Santiago.
De esta excursión por tierras españolas parece poder deducirse ciertas influencias literarias hispanas en su obra, como la del Arcipreste de Hita, don Juan Manuel y alguna otra.
Si otras guerras civiles españolas convocaron más tarde tal plétora de escritores extranjeros, ya como corresponsales de guerra, ya como voluntarios combatientes, aquella primera nos ofrece así un primer ejemplo, que añade otro rasgo de similitud a los muchos que ya destacó Ayala."
Ahora, varios meses más tarde, doy con el texto completo del salvoconducto que le fue expedido en Olite –¡en francés, claro está!– el 22 de febrero de 1366:
"Charles etc. A touz ceulx qui ces presentes lettres verront salut. Savoir faisons que nous avons donne et donnons bon loyal sauf seur conduit et sauve garde jusques a la feste de Penthecoste prouchain venant a Geffroy de Chauserre escuier englois en sa compaignie trois compaignons avec leurs varlez chevaux et bens quelconques troussez ou a trousser en males ou dehors pour aler venir demorer se remuer conversser et retorner par tout ou il lui playra par touz noz vliles forteresses pors passages et destroiz tant de jour que de nuit. Si donon en mandament a touz nos subgez requerons touz autres que le dit Gefroy acompaignie come dit est en alent venant detnorierant se remuant conversant et retornant par nos diz lieux ne destourbent ou enpenchent [sic] ne seffrent destorber ou enpecher en corps ne en bens le dit temps durant en aucune maniere. Donne a Olit le xxiie jour de Fevrier lan de grace mil CCClXº et cinq. Par le roy." (P. Godeile, Cartulario del Rey don Carlos Segundo, p. 269, Archivos de la Cámara de Comptos, Pamplona). 

18 de dic. del 12: Aquí está otra vez el dómine refunfuñón con su zurriago corrector. La prensa de varios países ya había desenterrado a la diosa de la venganza Némesis para servirla adobada a todas las salsas. Veo ahora que en la francesa –no sé si también en otras–, se desentierra ahora a la ninfa Egeria, consejera que fue del rey Numa Pompilio. Lo que servía hasta hace poco para significar 'consejera, inspiradora, musa todo lo más' se aplica ahora, no se sabe muy bien por qué, a las guapetonas que lucen palmito envueltas en trapitos de moda. Pero hoy, la prensa del vecino país declara que Romeo Bekham, niño dientón de 10 años e hijo de su padre, se ha convertido en "égérie pour Burberry". Tal vez signifique para ellos 'niño con muchísimos dientes"?

2 de dic. del 12: Un poco de filología gastronómica histórica. Los anglosajones ya usaban en 1841 su salsa llamada "ketchup", como demuestra el ventero de una novela de Dickens que lo encarga para sus clientes: «Un poco de pescado, dijo John à la cocinera, y unas costillas de cordero rebozadas, con mucho ketchup." Ya por entonces demostraban también aquellos insulares su poco gusto culinario. Más curioso es constatar que un traductor francés de 1911 considera la palabra tan insólita para su público lector, que tiene que traducirla o explicarla en nota a pie de página: "Ou catshup, liqueur extraite de champignons, de tomates, et qui sert de sauce." (Barnabé Rudgetrad. de P. Bonnomet, Hachette, París).

14 de nov.: Escribe el poeta Provencio: "Esta mini huelga general, ya que no proporciona grandes emociones revolucionarias, ofrece al menos un detalle filológico chocante: esta mañana, en la radio (la SER, un desfiladero de información entre montañas de publicidad), empleaban la palabra "piquete" tomando la parte por el todo: "En las cocheras de la EMT, la policía se enfrentó a unos doscientos piquetes". ¡Qué más quisiéramos, porque doscientos multiplicados por los que fueran, llegarían a algo! Sería un piquete de, más o menos, doscientos huelguistas, uno de los pocos que se desplazan de un lado a otro de Madrid, desde la madrugada, para que parezca que hay muchos (tengo un amigo que participa siempre y me lo ha explicado: se reúnen en la Puerta del Sol la noche previa, y de allí parten en cuanto dan las doce, divididos en piquetes, para ocupar lugares estratégicos).
Algo parecido ocurre con las "dotaciones" de bomberos, con sus "medios aéreos", y por supuesto con "tropas", que han dejado de ser los colectivos anónimos y acéfalos de siempre para quedarse en soldaditos solos, con cartas de mamá y fotos de la novia."

9 / nov / 12: Si mal podía parecer que los españoles llamaran "Fúcar" a los banqueros alemanes Fugger, ¿qué decir de los franceses, peores de oídos, pues Montaigne los llamaba "Foulcres" y Rabelais, "Fourques"?

2 / nov / 12: ¡Importantísmo descubrimiento filológico! A ver si ahora resulta que tenían razón todos aquellos españoles que, queriendo decir "cazo" en italiano creyeron errar bochornosamente pidiendo al ferretero, al camarero, o a la dependiente de los grandes almacenes un cazzo, o sea una polla, una picha o un pijo –y es cuento tan extendido, que ya lo he oído en varias ocasiones y hasta puesto por escrito en Historias de Roma (2010) de Enric González, quien lo atribuye, para mayor ludibrio, a un curita. Se me ha encendido la bombilla leyendo al maestro Montaigne y sus Ensayos ("Des coustumes anciennes", I, XLIX), donde relata la ya muy curiosa y refinadísima costumbre antigua, concretamnte entre los romanos, de limpiársela tras orinar con un pañito de lana perfumado. Algo que recuerda aquello de "tan fino que se la cogía con papel de fumar". Aduce el maestro bordelés como testimonio de ello un verso de Marcial (Epigramas, XI, LVIII, 2): "At tibi nihil faciam, sed lota mentula lana" ('No te haré otra cosa, pero te limpiaré la polla con lana'. El traductor José Guillén propone esta otra versión: "A ti no te haré nada, sino que mi picha, después de limpiarse en el colchón..."). Por si fuera poco curioso el hecho, aún llama más la atención del filólogo el que Montaigne use para traducir mentula, en vez de la palabra francesa vit, corriente por aquellos siglos, la soprendente "catze". ¡¿"Catze"?! ¿No parece una versión francesa del italiano cazzo, tan ubicuo hoy día en la península? Acude uno entonces presuroso a un diccionario etimológico italiano y se encuentra con la morrocotuda sorpresa de que el étimo más aceptable, dentro de lo espinoso de la cuestión, sería "un termine dialettale significante 'mestolo', derivato dal latino cattia 'mestolo'". Y ¿qué significa "mestolo"? Pues ¡¡cazo!! Quod erat demonstrandum.
(Sea este pinito latinista homenaje póstumo al maestro Agustín García Calvo, recién muerto en Zamora).
¡Qué suerte contar con tan eximios colaboradores! No bien cuelgo esta curiosidad, cuando, desde Madrid, me envía Pedro Provencio todo este aparato de notas:
"No ha sido necesario escarbar mucho. Aquí está la excelente Poesía erótica del siglo de Oro, de P. Alzieu, R. Jammes e I. Lissorgues (Crítica, 2000), de la que tanto aprendí y me serví para mi antología de poesía erótica (Antología de la poesía erótica española e hispanoamericana, Edaf, 2003), donde viene atestiguado tu "cazo" en varios versos de dos poemas. En el Vocabulario final tiene entrada propia que dice: "Cazo (mentula), págs. etc." No se vuelve a hacer referencia al término latino, pero en la letrilla Mi marido es cucharetero, / diomele Dios y así le quiero, donde "cuchara" es claramente sexo masculino, se lee:

"También cazos sabe hacer,
y, viéndose antes de ayer
sin embarazo,
a Pascuala hizo un cazo
 espumadero.
 Mi marido es cucharetero (...)

Viendo el cazo de Pascuala,
no hay mujer buena ni mala
que no mande
hacer otro, aunque tan grande,
más ligero.
Mi marido es cucharetero (...)"

En nota al pie, añaden los autores: "Cazo. Correas: "El italiano 'kazo', i el francés 'mazo'. Palavras son allá de parte desonesta". Citando este refrán, confiesa C. J. Cela que no conoce la palabra francesa a que se refiere Correas (Diccionario secreto, II, p. 229). Nosotros tampoco [neanche noi]. Quede consignado que, según el mismo Cela, mazo en español significa lo mismo que cazo. Téngase en cuenta que el autor juega aquí con los dos sentido de cazo: el que le viene del italiano, y el que tiene metafóricamente en esta poesía, por ser una vasija de mango largo perteneciente al mismo tipo de instrumento que la cuchara."
Más adelante, en el soneto "La humilde sor Quiteria, ya profesa" (núm. 81 de mi antología), en el verso 7, exclama la Abadesa contra la pobre Quiteria, que ha roto "el brocal": "¡Oh cazo te atraviese diamantino!" En la nota correspondiente, los profesores franceses repiten la referencia a Correas, y siguen: "En un sabroso diálogo del Doctor Carlino lo empleó Góngora, en forma de interjección, tal como se solía oír corrientemente por aquel entonces:

Casilda: ¿Cento scuti?
Doctor:                         Di oro in oro. 
   
Casilda: ¡Cáncaro!
Doctor:                   ¡Cazzo, madonna!

Brantôme, buen conocedor de esos asuntos, cita un proverbio italiano: "Et à tels hardis, comme dit l'Italien, il faut dire: A bravo cazzo mai non manca favor." (Vies des dames galantes, II, p. 78)". [Hasta aquí, Pedro]

Por último (y por ahora), permítaseme añadir que Louis de Landes en su Glossaire érotique de la langue française depuis son origine jusqu’à nos jours contenant l’explication de tous les mots consacrés à l’amour, Bruselas, 1861, define en la entrada “Catze”: “Mot purement italien (cazzo) signifiant le membre viril." Lo que ilustra con la siguiente cita:

À ton catze prends la carrière,
Pour s’enfoncer en la barrière
De mon chose.
(Théophile de Viau, Le Parnasse satyrique,1622)

Otro célebre latinista, Ramón Irigoyen, escribe a esta redacción:
"Querido Carlos:
Te ha disparado tres dardos tu maestro Lázaro Carreter por dedicarte a investigar, aunque sea tan brillantemente, asuntos sexuales a los que nunca debe asomarse un filólogo de Pro (apócope de Promplana,  Navarra).
Muchas gracias y un fuerte abrazo".
 
10 / oct / 12: Todos sabemos lo que es una "gloria" en sus distintas acepciones; pero ¿quién es el filólogo que sabe qué es un gloria? Pues, en las novelas de Flaubert, Maupassant, o Zola, ¡un carajillo! (Pronúnciese gloguiá, claro). Hablando del último de ellos, y aunque el tema sea menos exactamente filológico, ¡cuán baudeleriana, por cierto, la heroína de Thérèse Raquin, toda pasión, lujuria y maldad, y encima como la amante canónica de don Charles, mestiza, o mulata, de madre africana.

28 / sep / 12: Entre las variaciones del chauvinismo lingüístico está la alegría española por ver que su idioma se expande de nuevo a través de las tierras otrora conquistadas y luego perdidas por culpa del yanqui. Ahí tienen, por ejemplo, al alcalde de San Antonio (Texas, más de un millón de habitantes), que se llama Julián Castro. La pena es que, según confiesa, no habla una palabra de español. Al igual que su hermano gemelo Joaquín, nunca lo ha hablado en casa, donde sus padres, como tantos emigrantes en el mundo entero, se esforzaron siempre por hacérselo olvidar y fomentar así y a toda costa la integración de los hijos en su nueva patria.  Quien lo habla, en cambio, es su adjunta, la abogada de Laredo Robbie Greenblum. Moraleja consoladora: por cada latino que lo pierde hay un wasp que lo aprende.

25 sep 12: En repetidas ocasiones se ha observado desde esta torre vigía el empeño que los periodistas ponen en encontrar sinónimos al verbo" decir". Parece ser que, por no fatigar al cliente con repeticiones consideradas malsonantes, se les ha enseñado que recurran a cualquier otro verbo, aunque no tenga el mínimo parentesco semántico. Así, la periodista pamplonesa Paula de las Heras –según nos informa nuestro corresponsal y hermano Ignacio en aquella ciudad– exhibe en el Diario de Navarra este inesperado hallazgo: “Y si después de recorrer un camino de consenso dentro de la Constitución llegamos a la conclusión de que hay que modificarla –elaboró– no nos negamos”.
Por cierto, que en todas partes cuecen habas. ¿Me quieren decir por qué toda la prensa italiana se empeña en llamar "spread" lo que en buen toscano sería premio di rischio, "bund" al buono, "spending review" a revisioni di spesa,  y  "austerity" a la castiza austerità??? Creo que se llevan la palma del anglicismo a ultranza: "Considerando che lo spread tra i titoli decennali iberici e i Bund tedeschi viaggia ben al di sopra dei 400 punti base..." (La Stampa).

2 / sep / 12: El pudor de la palabra. ¡Curiosa hipocresía!

Siempre el decir pareció peor que el hacer, y así, quien te puede aplastar, atropellar o pisarte un callo sin disculparse, se ofenderá si lo tratas de lo que se merece.
Ya decía Diderot : «Foutez comme des ânes débatés, mais permettez moi de dire foutre. Je vous passe l'action, passez moi le mot.» Y lo mismo expresba en verso don Francisco de Maynard, en el siglo XVII :

L’humeur de ces gens me ravit:
Ils veulent défendre à ma plume
Ce qu’ils ont permis à leur vit.

(lo que me permito traducir con cierta libertad por guardar la rima:

Me encanta su desparpajo:
quieren vedarle a mi pluma
lo admitido a su carajo.)

Véase también en El País del 11 / 5 / 06 lo referente a una mediática prostituta brasileña: “Sin embargo, a pesar de su voluntad de romper tabúes, Raquel Pacheco no es inmune a la influencia del pudor. En su libro, en lugar de utilizar las palabras que normalmente se usan para describir los actos sexuales, sólo escribe las primeras letras, con puntos suspensivos que indican lo que todo el mundo ya sabe.” 
Hablando de prostitutas, cuenta Roberto Calasso que, visitando Baudelaire el Louvre con Louise Villedieu, “una de a cinco francos”, se ruborizaba la pobre ante los desnudos “y no dejaba de preguntarse “cómo se podían enseñar al público semejantes indecencias””. (La Folie…, p. 85).
 El latín, que no era idioma tan pudoroso –como propio de paganos precristianos–, describía las cosas crudamente y sin rodeos. Por eso, Edward Gibbon, el gran historiador de su decadencia, escribe en el siglo XVIII: 
"The ancient historians have expatiated on these abandoned scenes of prostitution, which scorned every restraint of nature or modesty; but it would not be easy to translate their too faithful descriptions into the decency of modern language." Lo que el traductor francés, François Guizot, resume en el siglo XIX por: "La décence de nos langues modernes ne nous permet pas d’exposer des peintures si fidèles."
Por esa misma y curiosa razón, los libertinos franceses todos, con Sade a la cabeza, recurren al latín cuando, en medio de la descripcioón de sus espeluznantes escenas, creen haber tropezado con el techo de la indecencia por escrito, mucho más bajo, por lo que se ve, que el de la acción directa.
20 / 7 / 12:  ¿Quién llama "vascos" a los navarros, "francos" a los catalanes y "gallegos" a los castellano-leoneses? Los cronistas musulmanes peninsulares de tiempos del Cid. No extrañe pues que el “tirano de los gallegos” no sea otro que Alfonso VI de Castilla, y el Cid, “un perro gallego”. ¿Quiénes son “los hijos de Ramiro”? Todos los reyes de Aragón, según la misma fuente.
Claro que, todavía a finales del siglo XVIII, los turcos llamaban a todos los europeos "francos".

18 / 6 / 12: ¿Recuerdan, lectores que, entre las cosas que nos enseña esta ciencia, les contaba el caso de la muy moderna pronunciación gutural de la erre francesa? Pues viene hoy a apoyarme el novelista francolibanés y flamante académico Amin Maalouf  en su discurso de recipiendiario a la Academia francesa: « (…) dans cette solennité, en faisant résonner mon accent. Après les roulements de tambours, les roulements de langue ! Cet accent, vous ne l’entendez pas souvent dans cette enceinte. Ou, pour être précis, vous ne l’entendez plus. Car, vous le savez, ce léger roulement qui, dans la France d’aujourd’hui, tend à disparaître a longtemps été la norme. N’est-ce pas ainsi que s’exprimaient La Bruyère, Racine et Richelieu, Louis XIII et Louis XIV, Mazarin bien sûr, et avant eux, avant l’Académie, Rabelais, Ronsard et Rutebeuf ? Ce roulement ne vous vient donc pas du Liban, il vous en revient. Mes ancêtres ne l’ont pas inventé, ils l’ont seulement conservé, pour l’avoir entendu de la bouche de vos ancêtres, et quelquefois aussi sur la langue de vos prédécesseurs….»  Lo de la conservación de rasgos lingüísticos lejos de la metrópoli tiene su equivalente en el seseo hispanoamericano.
 
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Cómo se escribe y se debería escribir
 
Ejercicio para casa sobre un artículo de Joaquín Estefanía 
publicado hoy, 17 / 6 / 12, en El País



La fatiga europea

Un problema que percuten en Europa es que el ciudadano no visualiza el proyecto de futuro (Un problema que afecta a Europa es que el ciudadano no ve…)


Uno de los problemas de fondo que percuten (que afecta) en (a) la Europa actual es que el ciudadano no visualiza (ve) el proyecto de futuro. Lo que se hace es, en el mejor de los casos, intentar conservar lo obtenido. La UE se ha desarrollado durante más de medio siglo con tres narrativas (objetivos, metas) complementarias. La inicial, la de la reconciliación: evitar que el territorio del viejo continente fuese testigo, una vez más, de las conflagraciones mundiales. La segunda, la de las libertades: Europa sería democrática y no sería (o no sería?). La tercera es la del modelo social y el Estado de bienestar.
Afortunadamente, los dos primeros relatos (objetivos, metas) se han quedado viejos por la marcha de la historia y apenas dicen algo a las generaciones más jóvenes (que deberían conocer los costes de esta utopía factible). Es la defensa del welfare (el Estado de bienestar ) la que convoca a la gente de modo masivo. Cualquier Eurobarómetro de los últimos años lo muestra y mide cómo los europeos prefieren incluso sacrificar un poco de crecimiento a la defensa de su modelo social.
La cuestión es que la actual crisis económica está poniendo en cuestión (en tela de juicio) tal modelo de protección. Los recortes y la austeridad a ultranza golpean de modo recurrente este relato (no dejan de deteriorar este modelo) Además, como las dificultades se extienden ya durante casi un lustro y no se ven perspectivas de un cambio de coyuntura, se asiste a una fatiga ciudadana, a la defensiva, que se traslada (se extiende), en última instancia, a la propia idea de Europa. Cada vez aparecen menos europeístas de forma voluntaria.
Se recortan las pensiones públicas mientras los sistemas privados de jubilación pierden rentabilidad.
Si a las dificultades de la coyuntura se añaden los cambios estructurales, como la modificación demográfica (de una sociedad joven en la posguerra mundial a la sociedad envejecida de hoy) y poblacional (millones de inmigrantes aportando recursos y, al tiempo, compitiendo por el welfare (el Estado de bienestar)), se obtiene una mejor explicación del malestar europeo.
Cuando ya hace unas décadas se empezaron a detectar las debilidades objetivas del modelo, las instituciones de la zona y las organizaciones multilaterales (sobre todo la OCDE) recomendaron a los ciudadanos que ganasen seguridad contratando complementos privados al Estado de bienestar en materia de pensiones, salud, educación... Así nació una nueva industria, muchas veces vinculada al sistema financiero.
Pero la Gran Recesión también pone en riesgo (amenaza a, pone en peligro) las prestaciones complementarias y su rentabilidad. En un reciente estudio, la OCDE sentencia: “Los trabajadores de hoy y del futuro tendrán que trabajar más antes de la jubilación y tendrán pensiones públicas más pequeñas”. Así, las distintas reformas de los últimos años, motivadas por la pirámide demográfica y la esperanza de vida de los europeos, han recortado los fondos públicos de pensiones entre un 25% y un 30%, y los privados han dejado de ser rentables: entre 2007 y 2011, los ahorros de los españoles en planes de pensiones privados se han reducido un 4%.


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LA VACA GARCÍA LORCA NO DEJA DE DAR LECHE
Por Perico el Alhameño

Los lectores de Babelia han podido leer el sábado 2 de junio (página 10) la reseña de Los amores oscuros, de Manuel Francisco Reina, episodio culminante del culebrón que El País nos ofreció, hace diez o quince días, acerca del ¡último amor de García Lorca! ¡Cielos! ¿cómo hemos podido vivir, leer al poeta o atrevernos a hablar de su obra sin saber el nombre y sin contemplar el palmito de aquella persona agraciada con el premio gordo del cotilleo poético-periodístico? Resulta que debemos sustituir a Rodríguez Rapún por un tal Ramírez de Lucas, héroe de la novela recién editada.
El hallazgo fue dosificado por el periódico más serio y probo de cuantos tapizan los quioscos, que nos ofreció un día la foto y un poemita, al día siguiente una carta, después algún dibujo, etc., todo a bombo y platillo. El poema descubierto es una bobada de las que a cualquiera se le ocurren para llenar una tarjeta postal: disculpable, en todo caso; pero ni aun así habremos evitado que el mismo Lorca se haya sonrojado en su tumba ignota al verlo editado con este comienzo patético: “Aquel rubio de Albacete...”. La sesuda investigación llega a aventurar que el tal Ramírez, fallecido no hace mucho con noventa y tantos años, fue el “verdadero” dedicatario de los sonetos llamados “del amor oscuro”, con lo cual se le hace el triste favor de considerarlo musa de algunos de los poemas menos memorables del poeta granadino.
¿Hasta cuándo va a explotarse el anecdotario sentimental de una figura respetable por su obra –que, dicho sea de paso, queda a años luz de la poesía escrita hoy en español– y no por sus hazañas eróticas? ¿Tanta necesidad tienen los albaceas, biógrafos y publicistas de seguir ordeñando la vaca García Lorca?
Quizás es simplemente una prueba más de que la cultura, de la que tanto se alardea en el docto periódico, es ya definitivamente esclava del oportunismo consumista y de las emociones rentables.
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3 / 6 / 12: Hablábamos, allá por el 28 de enero en esta
misma página, de la manía de usar "narrativa" sin ton ni 
son. He aquí otro buen ejemplo de tan mal uso que publica
El País de hoy: 
: " un economista del MIT, acaba de publicar en el prestigioso Journal 
of Economic Literature una reseña de los 21 libros que más resonancia 
han tenido en los debates sobre la crisis: “De este amplio y contradictorio 
conjunto de interpretaciones no emerge una  narrativa única; la gran 
variedad de conclusiones… enfatiza la desesperada necesidad que tienen 
los economistas profesionales de ponerse de acuerdo sobre una base de 
datos común de la cual puedan construir inferencias y narrativas más 
precisas”. (¡Tampoco son mancas las "inferencias"!).

Anglopalabros utilizados a diario por los de siempre:
Palabro usado
por
Ejemplo
Casual
informal
Abrieron una tienda de ropa casual
Corte
tribunal
El asunto se vió en una corte de primera instancia
Secuela
continuación
La nueva película es una secuela de West Side Story
Severo
grave
Se le ha diagnosticado un edema severo
Tiara
diadema
“No es un collar, es una tiara” (‘Los caballeros las prefieren rubias’)
 
 
Como sé que esta página filológica tiene al menos un atento lector italiano, Daniele, 
me digo que... 
 
...tampoco sería magro empeño ponerse a colgar los nombres con los que la famosa selección
de los pares de Francia pasó a Italia, país donde tan grandes éxitos obtuvo de la mano de Boiardo, 
Ariosto y algún otro afamado poeta hasta desembocar en los Pupi, las caballerescas marionetas 
sicilianas.
Aunque no sean pares de Francia, vaya aquí como curiosidad una lista de paladines españoles
que asistieron al infinito convite del emperador Carlos en su París de Francia. Aparecen en la
octava 10 del primer Canto del Orlando innamorato de Matteo Boiardo: 

Per questo era di Spagna molta gente
Venuta quivi con soi baron magni:
Il re Grandonio, faccia di serpente,
E Feraguto da gli occhi griffagni;
Re Balugante, di Carlo parente,
Isolier, Serpentin, che fôr compagni.
Altri vi fôrno assai di grande afare,
Come alla giostra poi ve avrò a contare.
 
(Ferragús, o Ferragut, que suele ser descomunal gigante turco en otros muchos poemas, es aquí caballero español, y por lo tanto, moro sarraceno).


De Harry Potter al Quijote: la lectura en la escuela secundaria, de Julián Moreiro (Ed. Cenlit, colección “Entre letras”, Pamplona, 2012).

He aquí un libro altamente recomendable para quien tenga curiosidad por asomarse al mundo de la Enseñanza Secundaria y en concreto al problema de la iniciación a la lectura. Ahora que la enseñanza pública está amenazada de demolición, considerada presa fácil por el voraz depredador Sr. Wert –y otros y otras de poder casi igual y no menor rapacidad-, no viene mal apreciar la calidad de los trabajos que han llevado a cabo muchos profesores de esa etapa educativa pagada por todos y dirigida a todos.
Julián Moreiro –que ya contaba con varios libros, numerosos artículos y conferencias relacionados con el tema- nos ofrece una cuidada investigación sobre ese aspecto crucial de la enseñanza en general, no sólo de su asignatura. Siendo como es un catedrático de Lengua y Literatura Española con treinta y tantos años de experiencia docente, prefiere últimamente enseñar a los más pequeños, los alumnos de 1º y 2º de ESO (de 12 a 14 años), no sólo por los retos estimulantes que plantean los alumnos de esta etapa, sino también por el entusiasmo que muchos de ellos experimentan ante un relato bien escrito. A partir de encuestas y consultas, y apoyado en su dilatada experiencia, Moreiro expone los datos del “problema” y las variadas formas de abordarlo. No tiene soluciones, pero no le faltan recursos de peso y estrategias realistas para desenvolverse en clase. He aquí un párrafo suyo que puede resumir bastante bien el libro entero:
“Nunca ha habido tantos lectores, aunque acapare titulares el extravagante empeño en negar la evidencia. Pero hay demasiados lectores en precario y quizás nunca la lectura haya tenido tan poderosa competencia como hoy. Nunca la escuela se ha preocupado tanto por la lectura, aunque la mitificación del pasado lleve a creer lo contrario. Pero la escuela vive un desconcierto desasosegante y tal vez nuca haya tenido tantas dudas sobre su función y su eficacia como hoy. Nunca ha habido profesores tan conscientes de su tarea, por mucho que el tópico se empeñe en olvidar que los viejos maestros eran solo la excepción en un erial educativo. Pero los profesores están enfermos de individualismo y tal vez nunca han sentido tanto la dificultad de entender a sus alumnos como hoy” (pág. 99).
Un capítulo que sorprenderá al lector es el de la censura y la autocensura que padecen los autores de libros destinados a estos alumnos: las editoriales –y no sólo las gestionadas por religiosos- aplican la “corrección moral” a rajatabla: no permiten hablar de “amantes”, tachan los tacos en los diálogos, rechazan una excelente novela porque es triste o suprimen una cerveza en manos de un personaje adolescente para colocarle una Coca-Cola.
El libro tiene interés también para quienes, fuera de la escuela, observan o ven cómo les llega el fenómeno de la literatura infantil y juvenil: padres, gestores culturales, periodistas, etc. El autor, a pesar del “gancho” del título,se limita a hablar de libros autóctonos (sólo de paso menciona traducciones), y no es la menor de sus enseñanzas dar cuenta de la calidad literario-didáctica de bastantes libros orientados por escritores españoles a la edad pre-adolescente. Hay vida y literatura más allá y más acá de los niños ñoños con pijamas del revés. (Pedro Provencio).


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Escribe con fecha de 23/5/12 mi hermano pamplonés Ignacio: "Desde que a nuestra sobrina Marta Vera (que suena exactamente igual que si se llamase Mar Tabera) la nombraron consejera de Salud, empecé a referirme a ella, ante nuestros hijos, como la prima-vera.
Pero es que hoy viene en la prensa un titular, que, al primer vistazo, lo he leído como “Veraniega saturación en los Centros de Atención a la Mujer”, cosa que podía ser muy lógica, si no fuese porque no estamos en verano sino en prima-vera. Después, ya he visto que era todo lo contrario, ya que decía que “Vera niega saturación en los Centros de Atención a la Mujer”.

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23 / 4 / 12: ¿Quién será el borrico que endilga tal disparate al sapientísimo filólogo, aunque bronco como baturro, don Julio Cejador y Frauca: "Estudioso de las lenguas clásicas, ingresó en la Compañía de Jesús y formó parte de su clero seglar? La Gran Enciclopedia Aragonesa. Más le valdría ser menos grande y un poco más correcta. Ni es "seglar" porque debería ser secular, ni es tampoco "secular" porque, al ser jesuita y no cura párroco de un pueblo, pertenece al clero regular.


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Otro, periodista éste de Público, dice todo esto en un mismo artículo: "Numerosos expertos israelíes afirman que un ataque israelí acelerará la carrera nuclear de Irán", incidió. (…) Como el que en 1995 sesgó la vida del primer ministro Isaac Rabin."

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  21 / 4 / 12: Pasatiempos de y para desocupados:


 
PARES de Francia: No se suelen poner de acuerdo los autores de quiénes eran y cómo se llamaban estos doce paladines de la corte del emperador Carlomagno.
“Dans la tradition épique, il y avait douze pairs parce que chacun était censé servir l'empereur un mois par an avec ses troupes. Leur liste varie selon les textes. Ils se regroupent presque tous, dans la Chanson de Roland, par couples de compagnons, à l'exception d'Engelier et Girart de Roussillon ; ce sont Roland et Olivier, Gérin et Gérier, Bérenger et Oton, Samson et Anseïs, et enfin Ivoire et Ivon.”
Veamos lo que dice para desanimarnos el señor Léon GAUTIER, en su edición crítica del Poema, (Alfred Mame et fils, París, 1872, tomo II, notas y variantes):
“Nous donnons ici une QUINZAINE (¡!) de listes des « douze Pairs », d’après les sources les plus variées : I. Chanson de Roland : 1. Roland. 2. Olivier. 3. Gerin. 4. Gerer. 5. Berenger. 6. Otton. 7. Samson. 8. Engelier. 9. Yvon. 10. Yvoire. 11. Anseïs. 12. Girart II. Roncevaux. (Textes de Paris, de Venise VII, etc.) 1. Roland. 2. Olivier. 3. Turpin. 4. Estoult. 5. Haton. 6. Gerin. 7. Gelier. 8. Samson. 9. Girart. 10. Anseïs. 11. Berenger. 12. Hue. III. L’Entrée en Espagne. 1. Roland. 2. Olivier. 3. Hestous. 4. Hostes. 5. Ogier. 6. Berenger. 7. Anseïs. 8. Turpin. 9. Girart. 10. Samson de Bourgogne (remplacé à la fin de la Chanson par le jeune Samsonnet, fils du roi de Persie). 11. Naimes. 12. Salomon de Bretagne (ou Richard de Normandie ? ). IV. Renaus de Montauban. 1. Roland. 2. Olivier. 3. Richard de Normandie. 4. Naimes. 5. Ullage l’Anglois. 6. Berenger le Gallois 7. Ydelon de Bavière. 8. Ogier. 9. Turpin. 10. Salomon de Bretagne 11. Geoffroi d’Angers. 12. Estoult. V. Gui de Bourgogne. 1. Roland. 2. Olivier. 3. Naimes. 4. Ogier. 5. Richard de Normandie. 6. Renier 7. Yvon. 8. Yvoire. 9. Haton. 10. Tierri. 11. Oede. 12. Samson. VI. Voyage à Jérusalem et à Constantinople. 1. Roland. 2. Olivier 3. Guillaume d’Orange. 4. Naimes. 5. Ogier. 6. Gerin. 7. Beranger. 8. Hernaut. 9. Aïmer. 10. Turpin. 11. Bernard de Brebant. 12. Bertrand. (V. nos Épopées françaises, II, 272.) On voit que cette énumération et le poëme lui-même sont dus à un cyclique de la geste de Guillaume ; car il met au nombre des douze Pairs cinq membres de cette Geste : Guillaume, Hernaut, Aïmer, Bernard de Brebant et Bertrand. VII. Karlamagnus Saga. Ces mêmes que dans la Chanson de Roland, « sauf que Turpin et Gautier remplacent Anseïs et Girard. » G. Paris, l. I, 507.) VIII. Otinel. 1. Roland. 2. Olivier. 3. Turpin. 4. Gerin. 5. Naime. 6. Otton. 7. Ogier. 8. Engelier. 9. Estoult. 10. Bertoloi. 11. Anseïs. 12. Girart. — IX. Fierabras. 1. Roland. 2. Olivier. 3. Thierry. 4. Geoffroi. 5. Naimes. 6. Ogier. 7. Richard. 8. Berard. 9. Gillimer. 10. Aubri. 11. Basin. 12. Gui de Bourgogne. X. « La Chronique de Weihenstephan (Hist. poét. de Charlemagne, p. 501) supprime de la liste de la Chanson de Roland Gerin et Gerer, Otton, Ivoire et Girart, qu’elle remplace par Turpin, Thierri, Guillaume, Geoffroi et Hatton. » XI. Dans Simon de Pouille, les douze « Compagnons » (mais sont-ce bien les douze Pairs ?) sont : 1. Bernard de Brebant, fils d’Aimeri de Narbonne. 2. Thierry d’Ardenne. 3. Geoffroi de Danemark. 4. Bernard de Clermont. 5. Hue de Maante. 6. Geoffroi Marteau, d’Angers. 7. Drues de Poitiers. 8. Raimbaut le Frison. 9. Simon de Pouille. 10. Richard de Normandie. 11. Gautier de Lombardie. 12. Hugues de Dijon. XII. Ogier nous offre : 1. Naimes. 2. Gilimer. 3. Salomon. 4. Le roi Othon. 5. Thierry d’Ardane. 6. Geoffroi. 7. Doon de Nanteuil. 8. Aimes de Dordone. 9. Girart de Roussillon... (?) XIII-XVI. Dans Galien (Ms. 226 de l’ArsenaI), Garin de Montglane figure au nombre des douze Pairs. Dans Huon de Bordeaux, le héros du poëme entre dans ce corps sacré. Jacques d’Acqui y place le géant païen Ottonnel, après sa conversion. Malceris n’y est pas admis. (Prise de Pampelune, v. 465-561) Nous donnons ici, à titre de curiosité, la liste des douze Pairs, telle qu’elle se trouve dans les Conquestes du grant Charlemagne, de la Bibliothèque bleue. C’est cette liste qui circule aujourd’hui dans nos campagnes : « Chacun des principaux de l’empereur Charles, appelés communément les douze ou treize Pairs de France, qui étaient capitaines de l’Exercice, étaient forts et vaillants. Il y en avait plus de treize, selon ce que je trouve. Premièrement étoient Roland, comte de Cenonta, fils de Milan (sic) et de dame Berthe, sœur du roi Charlemagne ; Olivier, fils de Regnier, comte de Gênes, qui étoit au lit à l’exercice de Charlemagne (sic) ; Richard, duc de Normandie ; Guérin, duc de Lorraine ; Geoffroy, seigneur bourdelois ; Hoël, comte de Nantes ; Oger le Danois, d’Asie ; Lambert, prince de Bruxelles ; Thierry d’Ardenne ; Basin le Gènevois ; Gui de Bourgogne ; Geoffroi de Frise ; le traître Ganelon, qui fit la trahison de Roncevaux ; Solomon, duc de Bourgogne ; Riol du Mans ; Alory et Guillaume d’Estoc (sic) ; Naimes de Bavière, et plusieurs autres qui étaient sujets à Charlemagne. » (V., sur les douze Pairs, les Épopées françaises, II, 123-l76.)”
Como la cosa estaba tan clara y transparente, llegan los españoles y lo complican aún un poquito más.
El anónimo autor del Poema de Fernán González (siglo XIII), cita a los siguientes, que son doce:

Carlos e Valdovinos, Rroldan e don Ojero,
Terryn e Gualdabuey, Arnald e Oliuero,
Torpyn e don Rrynaldos e el gascon Angelero.
Estol e Salomon, el otrro compannero”.
(copla 352)

(1.Valdovinos, que tanto éxito va a tener en España es Baudouin (Balduino), hermano de Roldán, que no figura en el primitivo cantar francés. 2.Ojero corresponde a Ogier le Danois, héroe épico francés pero tampoco par de Roncesvalles. 3.Terryn traduce a Thierry l’Ardenois, que sí figura en la Chanson, pero no como par. 4.Gualdabuey corresponde a un latino Gandelbodus, rex Frisiae, presente en la falsa Crónica de Turpín, per tampoco en el cantar. 5.Arnald, Arnaldus de Bellanda, según la misma crónica, ausente en la Chanson, al igual que 11. Estol, y 12. Salomón. (Es posible que Estol, si no fue par, fuera tonto –stultus–, pues el Turpín cronista dice de Salomon: “socius Estulti”). Salomón puede ser caprichosamente, un cambio del Samson, Sansón, ahora más sabio y menos bruto. 6.El famoso Olivero(s), también muy popular en España, Olivier, es casi cuñado de Roldán, ya que su hermana Aude (¡ilustre doña Alda!) es la novia del protagonista. 7.Torpyn, Turpín, famosísimo arzobispo y apócrifo cronista, juega papel importante en el poema francés, pero no como par. 8. Renaud de Montauban, héroe épico de otros cantares, da nombre a Rrynaldos (Reinaldos, más adelante). 9.Angelero corrresponde al Engelerus, dux Aquitaniae de la falsa crónica, y sí que figura en nómina palaciega con el nombre de Engelier. En el enrevesado lenguaje de la Chanson aparece como “Engeliers, li Guascuinz de Burdele”, o sea ‘el gascón de Burdeos’. Con Roldán suman doce apóstoles.)

La Crónica General complica el asunto del modo siguiente: “Don Roldan que era adelantado de Bretaña e el conde don Ançelino e don Reynalte de Montaluan e don Giralte e el conde don Terria d Ardeña e el conde don Jarluyn e el gascon Argelero e el Arçobispo Torpin e don Oger delas marchas e Salamano de Bretaña”.
(Podemos reconocer entre los diez citados a 1.“don Ançelino” como el Anseïs, auténtico par de la primera hornada, que no sale en el poema castellano; a 2."don Reynalte" por Rinaldos o Reinaldo; a 3."Giralte" por Girart, también auténtico par, pero ausente del FG; 4. "Terria d Ardeña" es el Terryn anterior, o Thierry d’Ardenne(s). No caigo en quién pueda ser ese 5."Jarluyn". Al 6."Argelero", gascón bordelés, ya lo conocemos con el nombre de Angelero. Tampoco necesitan explicación 7."Torpin", 8."Oger" ni 9."Salamano", antiguo Salomón.

El Romance de la muy cantada batalla de Roncesvalles meciona a éstos:

Allí dijo Baldovinos,
Oiréis bien lo que hablaba:
–¡Ay, compadre don Beltrán,
………………………………
Roguemos al don Roldán
………………………………
mas rogadlo a don Reinaldos

(Ya se ha colado aquí ese don Beltrán, también muy popular en adelante, que no figuraba hasta ahora. ¿Tiene que ver con el Bérenger primigenio?)

El De la muerte de Durandarte, sólo a Durandarte (¿?) y a Montesinos.
(La famosa espada del héroe se ha convertido en un personaje). Montesinos, que dará nombre a la cueva quijotesca, ¿de dónde procede?

El Romance del cautiverio de Guarinos a “Guarinos / almirante de los mares”, heredero del Gerin inicial francés, luego convertido en Francia en Guérin.

El trágico Romance del Moro Calaínos propone esta alineación, bastante incompleta, ya que sólo me salen diez u once (depende de si Gastón y Claros son uno o dos):

                                                El emperador aquel día            
                                                había salido a cazar:                   
                                                con él iba Oliveros,                     
                                                con él iba don Roldán,                   
                                                con él iba el esforzado                          
                                                Reinaldos de Montalván;                   
                                                también el Dardín Dardeña;                       
                                                y el buen viejo don Beltrán,                     
                                                y ese Gastón y Claros                    
                                                con el romano Final:                     
                                                también iba Valdovinos,                   
                                                y Urgel en fuerzas sin par,                      
                                                y también iba Guarinos 
 
(Véase la curiosa evolución de aquel Thierry d’Ardenne, convertido por arte de magia y gracejo
fónico en Dardín. ¡Olé!). A ver quién me aclara quiénes son Gastón y Claros y Final y Urgel.
 
Curiosidad suplementaria supone el que aquel don Ançelino de la Crónica General, 
que corresponde al Anseïs del Cantar francés, llegó a ser en otro cantar francés más tardío
nada menos que rey de España y de Cartago, Anseïs de Carthage (finales del siglo XII).
¡Qué fulgurante ascenso! ¿Cómo se consigue semejante ascensión? Pues de la forma más 
sencilla, presentándose como voluntario ante el emperador Carlomagno, que había convocado
un concurso ad hoc
Para mayor confusión, el Ancelino este se mezcla en la mente del autor ("cuando el juglar
francés peregrinaba hacia Compostela", Menéndez Pidal) con el rey don Rodrigo visigodo,
y como tal, viola a una especie de Cava Florinda mora, es víctima de la traición del padre 
y pierde España frente al sarraceno invasor. 
 
 
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15 de abril del 12: ¡Gloria a los periodistas! Comenta uno, granadino del Ideal de hoy, que en el pueblo oscense de Zaidín, homónimo del populoso barrio de nuestra capital andaluza, se habla el chapurreau :
"En Zaidín, en La Franja, el linde oriental de Aragón con Catalunya, se habla un dialecto que tiene tanto de ensaladilla rusa de aragonés, catalán, español, francés y vasco que los mismos vecinos le llaman con gracia ‘el chapurreao’."
Como sabrán casi todos ustedes, lo que en aquella zona se habla es la variedad noroccidental del catalán. 
Otros periodistas, éstos de la radio, hablan de una antigua civilización india del Perú: 
"–¿Sería precolombina?"–pregunta el uno. Contesta el otro: –No, muchísimo más antigua. (¿De antes de Cristo? No, muy anterior).

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14 de abril del 12: Sepan cuantos navarros leyeren este apartado filológico de la atalaya para curiosos llamada "Avizor", que tanta fue la pesadumbre que se apoderó de sus antepasados en tal año como hoy, 1512, cuando Navarra pasó a manos de Castilla, que, a semejanza e imitación de aquel bellísimo romance que llora la pérdida de España por los pecados de su rey don Rodrigo, apodado el Último Godo, y que comienza por

Los vientos eran contrarios,
la luna estaba crecida…

compúsose otro que llevó por título "Del rey don Juan que perdió a Navarra", y que comienza así:

Los aires andan contrarios,
el sol eclipse hacía,
la luna perdió su lumbre,
el norte no parecía,
cuando el triste rey don Juan
en la su cama yacía
cercado de pensamientos,
que valer no se podía.


Por cierto que, aprovechando la calva ocasión, podría abrir un larguísimo cuanto ameno capítulo dedicado a los errores fecundos. Sería uno de los más entretenidos aquél que los copistas cometieron en tardomedievales siglos leyendo "visco" ('vivió') por "Viseo" (localidad portuguesa), de donde nació toda la leyenda de la penitencia del mentado y postrimer rey Rodrigo, encerrado en vida en un sepulcro en compañía de una o varias culebras que le comían "por do más pecado había". Del sepulcro que supuestamente contenía sus restos se pasó a haber vivido en él, lo que rápidamente indujo a Pedro del Corral a inventarse a mediados del siglo XV la encerrona penitente.

Con fecha de 27 de abril, recibo esta merecida corrección de mi sobrino pmplonés:
 
"Mi muy estimado Fray Malaquías,

Lejos de mi intención enmendaros, mas, que yo sepa, la conquista de este reyno nuestro de Navarra se inició el 21 de julio de 1512 y la incorporación del dicho reyno a la Corona de Castilla no tuvo lugar hasta el 7 de julio de 1515 (por cierto, en las Cortes de Burgos).
 

Siempre vuestro,

Pablo Janín


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Martes 3 de abril, muere Mingote, académico de la lengua y artista muy sensato. Véase esta observación filológica suya, tan acertada:




1 de abril: por ser poisson d'avril o april's fool day, les obsequio con un chiste filológico: _Y usted ¿a qué aspira? _A espíritu fuerte.
Con el mismo espíritu, se podría iniciar una reforma (que yo me encargaría de proponer a la Real Academia) para reemplazar "diptongo" por diptuengo, "aféresis" por féresis, "apócope" por apocop, y "etimología popular" por estimología idem. Dígase megapinrel en vez de pie métrico, y coito o fornicio en vez de conjunción copulativa.


Me pregunto: ¿Hubo que esperar a que Víctor Hugo nombrara al cochino por su nombre?

"Je nommai le cochon par son nom ; pourquoi pas ?"
( Les Contemplations, Livre I « Aurore », VII, 1856.)

Dante ¿no había dicho ya a comienzos del siglo XIV 

                                                                                             ... il tristo sacco
                                                               che merda fa di quel che si trangugia. 
                                                         (Divina Comedia, Inferno, XXVIII, 26 - 27) ?


Con la ayuda del pintor muralista y capicúa Ernest Pignon Ernest, tengo el gusto de ofrecerles reunidas las efigies de los dos poetas citados, los números 26 y 28. El mural se halla en la ciudad francesa de Belfort y data de los años 80.



30 / 3 / 12: "El Ejecutivo del PP traslada que no hay margen de recortes porque el riesgo es enorme." Otra rareza. ¿Por qué no "comunica" o "declara"?

29/3/12: Adviérteme mi hermano pamplonés Ignacio que, en la novela de José Luis Olaizola, Juan Sebastián Elcano, que ha caído en sus manos, se dice: ‘Primus circuncedisti me’, y se pregunta: ¿me circuncidaste el primero?.
Dice un periódico:  "confirma la prolongación de la dinámica contractiva del producto interior bruto". Ejercicio machadiano de traducción al habla de la calle: ¡que va de culo!

Apostilla maese Pedro el 27 del mismo mes:  
"Me parece muy loable la intención del poeta Mahmud Darwish -¡enarbolar la bandera de la lengua!- y queda muy bien la escena de los lectores occidentales aplaudiéndole, pero ¿alguien piensa realmente que los poetas puedan hacer algo por su lengua hoy en día? Quizás sí entre los pobres palestinos, que no tendrán cuatrocientos medios de "comunicación", con sus periodistas y sus publicistas, ni cuatro mil grupos de música marrullera con letra rimada en consonante y éxito de taquilla, pero dudo mucho que en cualquier país de Occidente ningún poeta pueda influir en nada para que la lengua, la que sea, no se empobrezca o para mantener su capacidad metafórica. Entre nosotros, las metáforas de más éxito no son las que los poetas fabrican (suponiendo que los poetas occidentales sigan trabajando con metáforas, que es mucho suponer), y las lenguas se están modificando constantemente a base de impurezas aleatorias, abreviaturas para todo, anglicismos rentables y manías colectivas. Además, los poetas saben que no tienen audiencia suficiente como para influir. Influye quien ejerce el poder (cultural, simbólico, metafórico si se quiere), no los poetas. ¿Recordáis aquello tan tonto de que "a los pueblos los mueven los poetas"? Lejos de mí poner semejante majadería en la mente de Darwish, que me merece mucho respeto, pero sólo quería hacer una llamada de atención: el idealismo romántico queda muy lejos de los poetas actuales.
Con perdón.
P."

23 / 3 / 12: "¿Qué puede hacer el poeta ante la apisonadora de la historia salvo preservar los árboles de los viejos senderos y los manantiales visibles e invisibles? Y cuidar la lengua para que no se empobrezca ni merme la capacidad metafórica que la distingue, para que no prescinda de las voces de las víctimas que piden ser parte de los recuerdos futuros, en una tierra en la que la lucha prosigue más allá de la fuerza de las armas: en la fuerza de las palabras." (Mahmud DARWISH, En presencia de la ausencia). 
No sé por qué, me hace pensar en la lucha de Victor Klemperer contra la Lingua Tertii Imperii de los nazis y en el batua vascongado de los amigos de E.T.A.

21 / 3 / 12: ¿Creerán algunos lectores que el café marsellés Au brûleur des loups, en el que se refugiaron hacia 1940 los surrealistas que venían huyendo del París ocupado por los nazis, significa ‘El quemador de lobos’? Errarían de plano sin la linterna y bastoncillo de la siempre solícita Filología, que aquí acude para orientar a los descarriados y guiarlos hasta su verdadero significado: ‘El asador de lubinas’.

20 / 3 / 12: Se entiende que el cronista de Indias don Francisco López de Gómara, sabiendo cómo eran de fieles los españoles en el arte de transcribir lo que oían, y para evitar mayores desaguisados, quisiera dar aviso a los “trasladadores” o “traducidores”, de que se anduviesen con muchos miramientos a la hora de copiar los nombres de los indios que él iba a poner en su crónica: “que no quiten ni añadan ni muden letra a los nombres de los indios; que desotra manera, es certísimo que se corromperán los apellidos de los linajes.” Y así, siguiendo sus buenos consejos de exquisita fidelidad, habrán de poner “Guatemuz” (en vez de Cuauthémoc) y “Huichilobos” (en vez de Huitzilopochtli), por ejemplo, que es como se dice en aquel mejunje indioespañol en el que hablaban los conquistadores y escribían todos los cronistas. 
El propio Gómara, con la misma fidelidad y el mismo rigor que exige de sus traductores a otros idiomas, llama “Abenruiz” a Averroes, como poco más tarde, Saavedra Fajardo llamará “Rochiliú” a Richelieu, etc. etc. Tampoco es que Averroes sea muy fiel, sabiendo que es transcripción aproximativa de Ahmad Ibn Rochd (o Rushd), como Avicena lo es de Abd ibn Sinâ.


8 / 3 / 12: El antropólogo forense William R. Maples tituló su libro de memorias Los muertos también hablan (1994, traduc. F. Borrajo, Alba, col. Alba oscura, Madrid, 2002). En él dice su autor: "No tenemos secretos para nuestros huesos. A estos silenciosos y obedientes siervos de nuestro tiempo les contamos sin rubor absolutamente todo. En los archivos de nuestros esqueletos están guardados los diarios íntimos de nuestras vidas." Pues si hablan los muertos y nuestros huesos, que son "silenciosos", ¿qué no dirán las lenguas, que están hechas para hablar? Por eso a nadie le extrañe que nuestras lenguas revelen machismo, racismo y toda clase de taras que han quedado sedimentadas, algunas fósiles y otras muchas, vivitas y coleando. Nosotros, los filólogos, somos los forenses de las lenguas. Aquel filólogo ucraniano, hijo de pobres campesinos, que se llamó Nikita Krushev, les dio una lección de lingüística aplicada a los periodistas yanquis que lo asediaban con sus tontas preguntas de por qué, siendo marxista ateo, invocaba siempre a Dios en sus discursos, diciéndoles que no era creyente, sino que hablaba en ruso. Así nosotros, hispanohablantes, no dejaremos tranquilo a Dios ni un momento, hasta para cagarnos en Él, trabajaremos como negros, engañaremos como a chinos, haremos el indio, haremos judiadas, trataremos de puta a muchas respetables madres ajenas al lenocinio, etc. etc., simplemente porque hablamos en español. ¿O es que, al decir "¡vaya coñazo que os estoy metiendo!", me refiero a alguna vulva de descomunales dimensiones?

(El siempre impertinente novicio Gerineldo informa muy satisfecho a fray Malaquías de que "malakía" en griego clásico significa 'molicie, flojedad, cobardía, falta de ánimo, blandura, complacencia, debilidad'.
No les extrañe, lectores, si algún día de éstos cometo con el chico este alguna barbaridad).

7 / 3 / 12:  Carta que, con fecha de ayer, envía Pedro a El País:
Señor Director:
Es sorprendente que se esté dedicando tanto espacio mediático y tantas energías al informe de la RAE publicado en su periódico acerca del género gramatical, tema planteado como supuesto conflicto hace ya decenas de años sin que su permanente -e inevitable- aplazamiento haya paralizado ninguna actividad ni haya provocado problema social o personal alguno. Mientras tanto, quienes tanto gesticulan contra la llamada "lengua sexista" no se manifiestan con la misma vehemencia acerca de las medidas que el actual gobierno está adoptando frontalmente contra la emancipación de la mujer: el desmantelamiento de los servicios públicos, quizás el único ámbito laboral donde el hombre y la mujer ganan igual sueldo y donde la competencia profesional de la mujer está sobradamente reconocida; la discriminación por sexos en los colegios e institutos, caballo de batalla de la enseñanza privada que, con falaces argumentos pedagógicos, encubre hipócritamente la ilusoria preservación moral de las alumnas; la vuelta a una ley restrictiva del aborto que considera la capacidad reproductora de la mujer patrimonio de la ideología dominante y no del individuo autónomo (¿regirá esa misma ley cuando "individua" se generalice sin connotaciones peyorativas?), o la prohibición fulminante de la píldora postcoital, que limita la libertad sexual de la mujer. La RAE no propone leyes, ni castiga, ni siquiera se manifiesta como si ejerciera poder alguno; el gobierno del PP, que está interpretando la mayoría absoluta como régimen absolutista, sí.
Pedro Provencio Chumillas

3 / 3 / 12: Tomás nos advierte y envía una "apuesta filológica" en estos términos: "Después de narrativa y relato, la próxima colección de palabras de moda será empoderarempoderamiento." Para lo que aduce el siguiente ejemplo: "Es lógico que una tecnología que empodera, vincula libremente y facilita el acceso al conocimiento despierte ilusiones de emancipación democrática." (Daniel Innerarity, El País, 2/3/12). El blog "La peña lingüística"  http://lapenalinguistica.blogspot.com/2006/08/empoderar.html , que también Tomás nos señala, trata del tema.

28 / 2 / 12:  Si mal está la "narrativa", tampoco es manco el uso del "tema". El abogado del duque palmero, o infante consorte Urdang-Aring, en un derroche de elocuencia digno de Forges, declara a la salida de los juzgados: "Ha quedado absolutamente claro una vez más que el tema de la infanta doña Cristina nada tenía que ver con el tema". (Público de hoy, que aún respira como espectro electrónico, aunque haya fenecido en el papel). 

21 / 2 / 12: Ya pronto no podremos decir "guirigay" porque todos entenderán un 'extranjero marica'.

28 / 1 / 12 : 
¿¡De dónde rayos y centellas nos viene esta última manía de llamar "narrativa" a cualquier cosa!?
Ejemplos: "El propósito del profesor Fontana ha sido el de equilibrar, contrarrestar o producir una narrativa que se oponga a las versiones dominantes, estándar, sobre el suceder de las últimas décadas." M. A. Bastenier, que es quien lo emplea en su artículo, en Babelia de hoy, disfruta tanto con el vocablo que lo endilga tres veces en su corta reseña. 
"Entonces la raíz de ese miedo era diferente. Pero la narrativa que ese temor instala en las sociedades es la misma." (Claudi Pérez, ibidem). 
Junto a la "narrativa", también se cultiva el "relato" con idéntica e igualmente impropia significación: "Pero aunque el relato conservador no se sostenga, la izquierda no levanta cabeza." (Félix Ovejero, El País, 7/3/12)

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Ciencia que sirve para entender a derechas las cosas escritas en el pasado. Engañosas son las palabras si no las ilumina esta exigente linterna, porque cuando Berceo, en su Vida de Santo Domingo de Silos, escribe “el andamio cobraron” (estrofa 605), no quiere significar que les pagaron el precio de un tablón, sino que recobraron la facultad de andar, que la tenían, antes de la intervención del santo, bastante jodida. ¿Qué historias de pistoleros nos cuenta este mismo monje en el siglo XIII, cuando dice: "Luego que ha la pistola dicha el pistolero" (Sacrificio de la Misa, 42). Lo que trata de hacernos entender es que 'después de que el diácono haya leído la epístola'... Cuando el rey Alfonso el Sabio escribe que el vicio “mengua el sexo”, no quiere decir que reduzca el tamaño del pene, ya que la función hace el órgano y no lo contrario, sino que reduce el caletre, achata las entendederas y escuchimiza… ¡el seso! Hablando de "penes", ¿querrán decir estos versos de un romance viejo "Rómpase la sepoltura / porque más penes contigo" que se maldice a alguien con explosión de tumba por exceso y saturación de pollas tiesas? No, lectores, no, sino que se le desea mayor pena y sufrimiento que si el sepulcro se mantuviera íntegro. Invocan los cristianos a su Dios en el Poema de Fernán González (siglo XIII), y al decir: "Tu que assy podiste a la yerbas toller" (111a), ¿lo estarán alabando por buen segador? No: ensalzan Su poder para hacer inofensivo el veneno. ¿Querrá decir "la mula tienen sellada", que la han marcado a fuego, o que le han cosido los belfos para que no relinche o rebuzne, o que le han puesto encima las pólizas y cuños necesarios para que circule en regla? No, lectores, sino que López de Ayala está diciendo que ya está lista y ensillada (Rimado de palacio, 446d). Y ¿qué significa, lectores, esa frase tan repetida para describir combates y topetazos en el Amadís de Gaula de que “no avía menester maestro”?: ¿Que llevaba muy bien aprendida la lección? No, ¡que estaba muerto!: que ya no necesitaba los cuidados de un galeno. Cuando en Boccaccio leemos que el socarrón de Bruno se fue a Florencia “ad un suo amico speziale” (VIII, 6), lo único de especial que tiene este amigo es que es herborista y vende especias. Bueno será saber que Fray Luis de León habla del “concepto del ayuntamiento”  (Job, p. 847), no para tratar de ‘la idea de municipio’, sino del ‘concebido por cópula’, el embrión nacido de hombre y mujer. Apostrofa Juan de Mena a Apolo (“inmortal Apolo / espira en mi boca”, Laberinto, 6) no para que muera en ella, víctima tal vez de letal halitosis, sino para que le inspire en su misión poética. Si Sebastián de Horozco nos habla de “conocer al Mexía”, no es que se refiera a su contemporáneo Pero Mexía, sino al Mesías. Parecería que “romancistas” son los que componen o recitan romances, sean ciegos o no; pues no es el caso, sino que son legos, contrapuestos a los doctos, porque sólo conocen, leen y escriben la lengua romance, el castellano, y no el latín (López de Gómara, Pero Mexía y muchos otros). Y ¿qué querrá decir el fénix Lope cuando dice:       


                                                   y aun las dueñas

                                                   con su poquito de llave

                                                   se meten a ser discretas


                                                             (Quien todo lo quiere, 1618-19)?


¿Será que se encierran bajo llave por mor de la prudencia y el recato? No por cierto, sino que hasta las mujeres silban en el teatro, haciéndose las entendidas. Y ¿en qué ve usted, Fray Malaquías, que silban? Pues en que las contemporáneas lo hacían usando el cañuto de la llave hueca como silbato.  
-->Lo de silbar con llave es achaque de época, que ya silbaba el malhadado Lázaro de Tormes durante su sueño, con la llave del arcón en la boca, y por creerlo culebra, su amo, el cura de Maqueda, le descargó mortal garrotazo (Lazarillo de Tormes, II). Otro enigma nos propone el de la Vega, cuando, en acotación a su Dama boba (1613), escribe: “(Saca una palmatoria)” . Si entendemos que el maestro Rufino nos va a iluminar con la vela de su candelero, errados estamos y, equiparados en nuestra necedad a la boba de Finea, recibiremos igual castigo que ella: un palmetazo o “palmeta” en la palma de la mano, propinado con ese cruel instrumento. Y clamaremos, doloridos con ella: “¡Ay, perro! ¿Aquesto es palmeta?”.

También puede llamar a engaño este título francés, Lucine affranchie des lois du concours, traducción de otro latino inglés, más explícito y esclarecedor que el primero para quien ducho sea en letras latinas. No significa ello que Lucina esté exenta del reglamento del concurso, o que no deba someterse a las normas de una oposición, sino que, como declara el original puesto por John Hill en 1750, se trata de Lucina sine concubitu, Lucina sin cópula o apareamiento, –o “ayuntamiento”, que diría Fray Luis–; es decir, capaz de generación solitaria sin el concurso del varón fecundador (pionera experiencia sobre la inseminación artificial). Cuando el marqués de Sade concede: “Malgré l'énormité de sa construction”, no está hablando del Escorial, sino de un hombrón, de quien predica: ‘Pese a lo fornido de su constitución’. También podría parecernos gigantesco aquel canciller don Pero López de Ayala, al que un portero real espeta: "Yo nuca vi tal ome e tan descomunal"; pero, para su desgracia, lo está tratando de impertinente e importuno. (Rimado de palacio, 423c)

El capítulo de la toponimia daría materia a toda una biblioteca, pues hay que saber que si Luis Correa menciona en el siglo XVI “Larrisueña”, está queriendo nombrar la localidad navarra de Larrasoaña. Y si Saavedra Fajardo habla en el XVII de “Mónaco” quiere referirse a Múnich de Baviera, y si de “Zaragoza de Sicilia”, a Siracusa, etc. etc.

¿Qué más nos enseña esta ciencia? Que lo que hoy nos parecen arraigadísimos fenómenos lingüísticos, firmes bases de la pronunciación de las lenguas, no fueron en su día sino modas que podrían haber sido efímeras. ¿Pronunciar la ce y la zeta como se pronuncian en España? Un toque de afectación, una coquetería de damas, el idiolecto de una corte que, frente al habla de la península toda, cultiva este signo de distinción, como los chicos de Serrano sus dengues postineros : “el hablar suave, con un poco de ceceo, con que guarnece de oro cuanto dice, como si no bastara de las perlas de los dientes” (Lope, La Dorotea, VI, 1632). ¿La guturalización de las erres francesas? Un defecto, en la segunda mitad del siglo XVIII, como tartamudear o hablar gangoso, que Casanova afea en una actriz francesa y que trata por todos los medios de corregir (Memorias, VII, 12, pp. 322 y ss.). Para colmo, esta pronunciación, que hoy se considera como parisina y extendida desde la capital a las provincias, delata por entonces a una joven como marsellesa (t. V, p. 108). Al igual que el mentado ceceo no caracterizaba al andaluz sino al habitante de la Corte. En este mismo autor, nos sorprenderá el que sólo una vez emplee la palabra “orgasmo” (t. IV, p. 268), quien tantas veces lo debió de experimentar; pero es que, en aquel siglo XVIII, “orgasme” significaba tan sólo ‘accès de colère’ y hasta 1837 no vino a ser la ‘cima del placer’. Igual ocurre con la chatouille (id., 272), que alguien transporta junto a un baúl y otros bolsos. Claro que no se trata de una ‘cosquilla’ sino de un maletín.

Así que no es de extrañar que Javier Cercas opine que “la filología es el mejor remedio que conozco contra la tristeza.” (El País, 27 / 1 / 08). Mucho antes que él, Marciano Capella, en el siglo V, supo colocarla donde se merecía. Compuso el libro De nuptiis Philologiae et Mercurii (410 - 427), texto al que se atribuye haber introducido definitivamente el concepto de las siete artes liberales en la Edad Media, es decir, las disciplinas propias de los "hombres libres". El autor describe cómo Mercurio elige a Filología por esposa, y para hacerla digna de estar entre los dioses la lleva en un viaje de ascenso a través de las esferas celestes. Una vez en el empíreo, el dios le ofrece como regalo de bodas a siete doncellas, personificación cada una de ellas una de las artes liberales: gramática, dialéctica, retórica, geometría, aritmética, astronomía y música (armonía).”


Dibujo de no sé quién , conservado en la Università degli studi di Pavia (Lombardía)
¡Qué modestica y qué pudorosa se muestra nuestra Filología, mientras los angelotes bailan la purrusalda,
cuando no duermen atroz cogorza!





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ASPIRACIÓN GRIEGA  :  Supongo que si hoy día los toscanos aspiran el sonido K y dicen hasa por casa, etc., debe de ser por la moda pedante que les entró a los romanos en tiempos de Catulo (perdón: Hatulo!) de aspirar al modo griego las oclusivas iniciales. ¡Qué duraderos efectos! ¡Y qué destino el de las K! Guturalizadas en latín en tiempos de Claudio (perdón: Glaudio!), palatalizadas en francés, apiradas, utilizadas por anglohablantes para pronunciar la jota española (un “hico”, en vez de un hijo)… sin hablar del joual, el dialecto quebequés, que es la pronunciación de cheval, luego de kavallum!
Por cierto, hablando de aspiraciones, ¡qué precioso testimonio de la vacilación en que se encontraba a principios del XVII o finales del XVI la aspiración de la "h" inicial en castellano el de la escena del acto I de Los mal casados de Valencia, de Guillén de Castro! Juegan los personajes al juego de sociedad "de las letras", y se arma entre ellos toda una trifulca en torno a si "hígado" vale o no vale como palabra que empieza por "I": "–Ya erraste", dice uno. "–¿En qué?", replica el otro. "–Por hache". Al final, se resuelve todo en que "sirve de aspiración" y se deja pasar por buena. Mejor que mediante una grabación, sabemos que la hache aún se aspiraba  entre 1595 y 1604.



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Mucho se criticó a la ministra del ramo, Bibiana Aído, por haber pronunciado aquella su fórmula de "miembros y miembras". Consiéntasenos traer aquí un lejano antecedente de este feminismo morfológico, el de las monjas benitas del monasterio de San Plácido de Madrid, cuando allá por 1630, en pleno delirio colectivo de histeria mística y posesión diabólica, pretendieron llevar a cabo una "Segunda Redención" y para ello constituir un grupo de "doce apóstolas" (sic).
(Pregunta el novicio Gerineldo a fray Malaquías si es propio llamar "ramera" a la ministra del ramo, y si los ministros con cartera son todos "carteristas"; otrosí, si los hijos de los miembros se han de llamar "membrillos" y "membrillas". ¡No saben, lectores, los coscorrones que le llevo dados!).



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Vocabulario que se usaba en mi época juvenil en Pamplona,
y aun más en el seno de nuestra familia,
puesto aquí como curiosidad para lingüistas
y para mejor entendimiento del habla del autor


ababol : (n. masc.) : amapola.
aborrecer (n. masc.) : hartazgo o desespero que se manifiesta contra algo a alguien en frases más bien exclamativas : ¡qué aborrecer de hombre! ¡es un aborrecer! (: ¡es desesperante! ¡no hay quien lo aguante!)
aguachirri (n. masc. y adj.) : aguachirle, pero con una terminación que le da un aire vascongado.
alcorce, alcorzar : atajo, atajar, tomar por un atajo.
arbolario : no es nombre de jardín botánico o colección de plantas, sino adjetivo que significa desordenado, atolondrado, algo adefesio también. Vocablo que encuentro en un estudio de Joaquín Galán sobre el habla del Cerrato palentino, con el sentido siguiente : “de opinión demasiado variable”. En el excelente vocabulario El habla de la Ribera navarra, de Luis María Marín Royo (Gobierno de Navarra, 2006), aparece definido de este modo: “ARBOLARIO (A). Se emplea como insulto y con un significado un tanto diferente al que indica el DRAE de persona botarate, un tanto alocada y de poco juicio. Aquí arbolario se le dice a la persona que gesticula ostensiblemente, hace muchos aspavientos, habla mucho, incluso chillando, arma follones: «No te puedes fiar de ésa porque es muy arbolaria y arma muchos líos». (Tudela, Ablitas, Arguedas, Cabanillas.) Se emplea también para definir a una persona, que hace cosas extrañas, un tanto maniática y difícil de trato. (Ribera.)”.
biarra  (n. fem., imagino que procedente del vascuence): necesidad, en el sentido de aquella que agudiza el ingenio, no la ananké griega u otras acepciones. Se usa pedagógicamente, y de adulto a menor, como incentivo para que el párvulo atribulado salga de su estado y tomando el destino entre sus manos, se las ingenie para salir airoso de un mal paso.
calva, hacer : novillos.
carricadanza, ir en: todos juntos y en patulea procesionaria, lo que incluye matiz de reprensión. “No vamos a ir todos en carricadanza…”
canucido (adj.) : enmohecido.
canucirse : cubrirse de moho
cardelina (n. fem., v. el it. gardelino) : pajarillo canoro, jilguero.
carnuz (n. masc.) : porción de carne de ínfima calidad, o en medianas condiciones de conservación, algo así como una piltrafa, que corresponde a lo que los aragoneses llaman “carnuza” (n. fem.), y que con tal nombre jugó importante papel en la mitología íntima del incipiente cineasta turolense Luis Buñuel.
chandrío (n. masc.) : otro nombre para los ‘huesos de San Expedito’, dulce, o pasta, o fruta de sartén que se come en febrero por fechas de la Candelaria o de San Blas bendito, “ven y ayuda a este animalito” (que es provechosa jaculatoria, también materna, para alivio de toses, carrasperas u otros males de la garganta. No confundir a este San Blas laminero con el Blas de “Lo dijo Blas, punto redondo”, que la misma madre utilizaba para definir el carácter entero y seguro de su opinión de ciertas personas, como mi tía Jacinta, su cuñada.) // estropicio o salchucho.
chinchurri, írsele a uno por el : atragantarse; lo que los franceses llaman ‘le trou du dimanche”. Es deformación familiar del vocablo vascuence zintzur, 'garganta'.  
chipi chapa, hacer:  lo que los castellanos llaman "cabrillas" y que es, como define don Julio, "juego de muchachos, que consiste en tirar piedras planas sobre la superficie del agua de manera que corran dando saltos".
chirriar : empapar, calar, mojar.
chirrinta : gana, deseo, apetito o tentación: “me da, me entra una chirrinta…!”
chufa (n. fem.) : cacahuete.
chufa de leche : chufa. No serían muy de leche las así llamadas, sin duda por venir de tan remotas regiones como el Levante español, si había que ablandarlas en agua, que  así es como los mercaderes que con ellas traficaban las exponían a la gula de los párvulos en sus expendios ambulantes.
cos(z)cor,  tener mucho (n. masc. voz vascuence?): redaños, bríos.
curriño (n. masc.): marioneta o títere como los que en teatrillo instalado durante las fiestas de San Fermín en la plazuela de San José, sita a espaldas de la catedral, nos embelesaban con las trepidantes aventuras de Gorgorito. Se iba “a los curriños”, al igual que a los fuegos o a los toros. En aquel tablado, los indios entonaban sus cánticos guerreros de: “Gori, gori panza, los indios avanzan” y también aquello otro de “Dale Patricio, que la puerta se sale de quicio; Patricio, dale, que la puerta de quicio se sale”.
(adj.): estrecho, apretado, ceñido en exceso; se aplica a las prendas de vestir que, debido al crecimiento propio de la edad, quedan en ese estado e imponen su paso al guardarropa del hermano inmediatamente menor. De no pasar al más pequeño, hay que abrirle las sisas.
cuscada, hacer una  (n. fem.) : menos que una siesta pero más que una cabezada.
cuto: cerdo. Se le denomina “divino” en referencia a los rifados por santas instituciones, y muy en especial al inmortalizado por la copla que dice:

En la ilustre ciudad de Tafalla (¡Mecagüenlá! o “Tilín, talán”) (ter)
rifaron un cuto p’al Santo Hospital.
Se vendieron treinta mil reales (¡Mecagüenlá! o “Tilín, talán”)  (ter)
y el cuto divino cayó al hospital.
Y si el año que viene lo rifan (¡Mecagüenlá! o “Tilín, talán”)   (ter)
¡cogeran numeros San Pedro y San Juan!

(Mucho cuidado con la acentuación: cogéran numéros)

enanzo : disposición para el trabajo, aplicación, laboriosidad, empuje. La voz del griego clásico "meteleia", o la andaluza "ardil" traducirían acertadamente el concepto navarro. 
espolina, espolinar : brocha, cepillo o morrión de la guardia real inglesa en piel de oso que, enjaretado en lo alto de una pértiga, usaban las extremadoras* como  rapapolvos quitatelarañas. (A esta faena casera llámala don Juan Valera “deshollinar”, que no me parece más propio; aunque Casares, consultado, parece darle razón por ext.
extremar, extremadora (pronúnciese estre—): hacer la limpieza de la casa; mujer de la limpieza, interina.
falso, ser : cobarde; estar : pachucho, atemorizado, inseguro ; el tiempo : amenazante, indeciso.
fardel (n. masc.): mal trajeado, desaliñado. Estar, ir hecho un fardel.
farrás, entrarle a uno el : darle a uno un repente o súbita inspiración por llevar a cabo alguna acción.
fatraque, fatracar: acción reprensible de intercambiar alimentos, estando a la mesa, mediante cucharada o probatina de plato ajeno. El alimento en el que se ha introducido cubierto ajeno queda irremisiblemente “fatracado”, es decir contaminado de ese mal proceder.
fildirí (adj., del fr. fil tiré): ligero, liviano, frágil y de poca consistencia y abrigo. Aplícase a tejidos.
laminero : goloso.
laminuría (n. fem.) : golosina.
limaco: (n. masc.) dolor de ijada que aqueja a quien, habiendo comido a la trágala*, corre echando los bofes por llegar a tiempo a su meta, y es propio de escolares atolondrados e imprevisores. Dice José María Iribarren en su Vocabulario navarro  que “tener limaco” por ‘dolor en el hipocondrio izquierdo’ es dicho de muchachos de la regata del Bidasoa. ¿Por qué línea genealógica llegaría hasta mi casa de Pamplona tan atlántico dicho? // Babosa.
liz : bramante. Lo que los argentinos llaman piolín  y los chilenos pita.
maizopil : aun significando seguramente en mestizo hispanovascuence ‘pastel de maíz’ (como “piperropil” debió de significar ‘pastel de pimientos’ o ‘de pimienta’, aunque los nuestros contemporáneos fueran dulces), su acepción materna dotaba al vocablo de un sentido de ‘gordinflón’ combinado con el de ‘alelado’, que convenía a ciertas personas un tanto pasmarotes o estafermos, con estolidez inseparable de su obesidad.
mandarra: delantal, mandil.
maseta: (n. fem.) cola obtenida con harina y agua que dotaba a los recortables pegados con ella de irregular relieve y que, olvidada en su recipiente, taza desportillada las más veces, se cubría pronto de una nata seca, cuando no de negruzco y velloso moho. 
mozorro: penitente o nazareno de la Santa Hermandad de la Pasión del Señor que, vestido de morado y negro, el día de Viernes Santo recita el credo, embadurna el pavimento de cera y reparte caramelos entre los niños asistentes a la procesión.
musido: tacaño.
nacedero: manantial
par de: "de par de mañana" : muy temprano
provecho: eructo, regüeldo.
rebucha, echar a: los que los castellanos llaman ‘a la rebatiña’, o ‘al voleo’, esparciendo a puñados por el aire la dádiva generosa que se da a los niños, y no sólo en bautizos. En nuestros colegios frailunos, solían esparcir el maná caramelero los superiores en el día de su fiesta o cumpleaños.
salsero (adj.): entrometido, metomentodo, peregil de todas las salsas.
sentor (n. masc., del fr. senteur): mal olor no muy pronunciado que anuncia el mal estado de conservación o lo rancio de algún alimento.
tardado, estar: inquieto o impaciente por la tardanza.
                    tardeada (n. fem.): atardecer. (comp."a la bisperada", Arcipreste de Hita).
tarín (n. masc.):  pajarillo canoro, que creo corresponde al jilguero o cardelina*.
tirabeque: (que en buen castellano significa ‘guisante mollar” y corresponde al francés ‘pois gourmand’ ) servía para designar el tirachinas o tirador, la horquilla de palo o pequeña catapulta para matar pájaros o romper faroles.
trágala, comer a la: con riesgo de atragantarse o incurrir en aerofagia o hipo, cuando no de ulterior dolor de ijada o limaco*.
vulcar, para: dícese del trago de vino u otra bebida alcohólica que el adeano de Egüés (o sus herederos urbanitas) se echa al coleto tras haber ingerido un alimento, para ayudar a éste en su bajada por el tobogán del esófago y posterior digestión. Es decir, para lo que decía Anita, beata de la parroquia de San Miguel: “ayuda a cocer”
zartaco (n. masc., voz vascuence?): cachete, zurra o coscorrón con que se amenaza al díscolo.
zopolo  (adj., voz vascuence?): regordete.



Añado como lingüistica curiosidad palabras que, habiéndolas creído acérrimos navarrismos ,
eran términos castellanos limpios de sangre,
garantizados por la Academia u otras autoridades:

adán (ir hecho un)
baldar
cazcarria
dalle
fiestas (hacer) (por acariciar)
madrilla
magras (por jamón) Cf. Duque de Rivas: “De una sartén apurando / magras con tomate y huevos”, Romance de Don Álvaro de Luna.
salchucho
zaborra
zacuto
zarrapastroso








6 comentarios:

Pedro dijo...

Una plaga está diezmando el lenguaje hablado periodístico, al que sin embargo tanto tenemos que agradecer por otros conceptos. La línea melódica de nuestra lengua, que no es patrimonio de nadie y sí de todos, sufre cortocircuitos como los siguientes: "...es posible que N reciba el alta donde no hay dudas es en la alineación". El enunciado referido a N acababa en "alta", pero al no pronunciar el punto (¿pronunciar el punto? ¡Pues claro que sí!), la inercia perceptiva cree que ese "donde" nos va a indicar dónde iban los médicos a darte la buena noticia al enfermo N., e inmediatamente, según la lógica del enunciado siguiente, quien escucha tiene que poner el punto donde no lo ha colocado quien habla. En sentido inverso, otro licenciado en ciencias de la desinformación ha afirmado que a alguien "le han dado el premio al mejor programa. Infantil y juvenil". Ha pronunciado un punto donde no estaba escrito, y aquella sufrida percepción ya pensaba que el programa era uno cualquiera cuando ha tenido que corregirse y añadir los adjetivos que especificaban lo que el punto inexistente ha mutilado. Aunque también podría ser que el punto estuviera escrito, lo cual ya nos llevaría las manos a la cabeza y este comentario al ámbito de la lengua escrita, que trataremos en otro momento.

Pedro dijo...

En el artículo titulado "Por qué Rajoy besa a la rana", de Irene Lozano, publicado el 7 de mayo pasado por "El País", la autora cita casi bien a Rubén Darío (le falta una coma) pero muy mal a Miguel Hernández. Donde ella escribe (última columna) "Tanto penar para morir seguro" debería leerse "¡Cuánto penar para morirse uno!", último verso del soneto 13 (que empieza: "Umbrío por la pena, casi bruno") de "El silbo vulnerado" (1934). Como diría el maestro Sánchez Ferlosio (citanto por cierto al autor de un manual para tocar las castañuelas): no hay ninguna necesidad de citar, pero, ya que se cita, es mejor citar bien que citar mal.

Perico dijo...

En el artículo de Juan Goytisolo sobre "Noli me tangere" de José Rizal, publicado en El País de 3-V-2012, se quejaba el novelista español de que el filipino sea "un perfecto desconocido" en España, país de ignorantes, claro, y que haya de ser leído en una edición venezolana. Como suele hacer este buen hombre, tan dado a "sacarse en procesión a sí mismo", derribaba puertas abiertas, y así se lo reconocía irónicamente uno de los editores españoles de Rizal en una carta al director del mismo diario publicada el 5 de mayo. Para rematar la faena, el día 8 ofrecía el mismo periódico una carta de José Manuel Pérez Carrera, "profesor de Instituto" según reza modestamente en su firma, pero, además, catedrático "de pata negra" -dicho sea sin ánimo de discriminar a los otros-, experto en narrativa moderna y con numerosas publicaciones críticas en su haber, que daba una lección magistral al inquisidor Goytisolo señalando con pelos y señales ediciones, estudios y congresos dedicados recientemente en nuestro país al escritor filipino. Y además lo hacía en un tono mesurado y paciente, sin responder a los malos modos del cejijunto censor, como si hablara a un alumno altanero y pedante pero aprovechable, al fin y al cabo. A ver si aprende.

Maestrillo dijo...

A propósito de las correcciones al artículo de J. Estefanía, permítaseme un comentario mínimamente discrepante desde este apartado, último por la cola, que no sé si alguien tiene en cuenta puesto que nada remite a él en el texto comentado. Estoy de acuerdo con el colega que ha señalado las correcciones, y con las alternativas que propone, salvo con una. En la primera frase, Estefanía pone en plural "percuten" y creo que acierta: el relativo "que" no se refiere a "Uno", sino a "los problemas", uno de los cuales "es que el ciudadano...". Al iniciarse con "de" el complemento explicativo de ese impreciso "Uno" se abre una secuencia que queda coherente con el verbo en plural -"los problemas de fondo que percuten en la E. actual"-, mientras que si lo pasamos a singular haríamos que lo que percute fuera ese "Uno" y no el conjunto de problemas, entre los que el autor quiere entresacar y comentar precisamente ése, que "es...". En un ejemplo más sencillo: "Uno de los defectos que lo afean es que se cree guapo". "Afean", plural, gobernado por "defectos", y "es", singular, conectado con "Uno". No sé si convenzo a alguien. Si mi colega tiene argumentos en contra que defiendan su versión y rebatan la mía, serán muy bien venidos y estudiados.

Maestrillo dijo...

Añado: como habrá advertido el curioso lector, he dejado aparte la sustitución de "percutir" por "afectar", que me parece muy adecuada. Mi objeción se refiere sólo al empleo del verbo en singular o en plural. Repito: "Uno" es el núcleo del largo sujeto que lleva "es".

Pedro Pérez dijo...

A propósito de mi traducción de los Sonetos de Shakespeare, me gustaría aclarar dos cosas.
A) Cuando te refieres a esa palabra “pardo” como impropia para designar un pecho femenino, creo que no tienes en cuenta lo que dice el original. Shakespeare utiliza “dun”, que no era moreno, tostado, atezado, bronceado., . “Dun” es ‘pardo’. No seré yo quien diga que William utiliza “dun” porque necesita algo que rime con “sun”. Sería fácil hacer esa crítica porque está ahí y rima. Pero repito: “dun” es ‘pardo’ .

B) En cuanto al uso indebido de la sinalefa, supongo que te refieres a ciertos casos en que
hago la sinalefa a pesar de que la palabra comience por una “a” tónica. Soy consciente de ello y la hago cuando, a pesar de la teoría, me suena mejor. Si encuentro contradicción entre práctica y teoría, me decanto por la práctica.

Un saludo

Pedro Pérez